Aunque el término quimioterapia se utilice en general, engloba decenas de tipos diferentes. Los sanitarios eligen uno u otro en función de la patología, el estadío de la enfermedad, las características moleculares, etc. «No hay un tratamiento igual para todos», apostilla Beatriz González Astorga, oncóloga del Hospital Universitario Clínico San Cecilio.
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Para cronificar la enfermedad y aumentar al máximo el tiempo de supervivencia la base es la quimioterapia, aunque en algunas ocasiones pueden aplicarse técnicas ablativas locales como la cirugía, la radioterapia y la radiofecuencia, entre otras. Si surgen nuevos tratamientos se pueden aplicar a los pacientes -es la gran esperanza de los enfermos-, a los que también se les puede derivar a ensayos clínicos en un momento dado.
En estos años son varios los hitos logrados. Tal y como explica la oncóloga, la introducción en 2005 de los anticuerpos monoclonales aumentó la eficacia de la quimio e incrementó la supervivencia. Más recientemente comenzó a aplicarse la medicina de precisión, con tratamientos dirigidos frente a mutaciones moleculares específicas. El futuro de la oncología irá, sin duda, de la mano de esta última técnica.
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