Somos amigos desde los años setenta, hemos visto mucho y escrito también. Conocemos al personal, a la ciudad y sus gentes, y utilizamos unas claves para el análisis que no están al alcance de todos
TITO ORTIZ
GRANADA
Lunes, 18 de febrero 2019, 20:41
Antes, cuando era director de este periódico, tenía una agenda más apretada que las tuercas de un submarino, de manera que era difícil tener cinco minutos con él para charlar aunque fuera del tiempo, y cuando coincidíamos por la calle, cada treinta segundos alguien nos ... interrumpía para saludarle en plena vía pública y ,sin el menor pudor, intentaban exponer cualquier tipo de idea, sugerencia o injerencia, sin considerar que nos habían cortado –sin educación– en una conversación de dos amigos, dos colegas, que siempre nos hemos admirado y profesado lealtad y amistad. Afortunadamente esa Granada que antes se agolpaba en su derredor, con la jubilación del veterano periodista, le permite pasear en el más puro anonimato, asunto éste que ambos aprovechamos para charlar en la calle sin que nadie nos interrumpa. Al parecer nos hemos convertido en transparentes. Los que antes nos abordaban sin el menor recato pasan ahora por nuestro lado rozándonos el hombro, sin advertir que somos los mismos solo que sin cargo y disfrutando de poder darnos un abrazo y charlar de lo divino y lo humano, sin que nadie aproveche para hacer saltar por los aires el clímax de una conversación para protagonizar la inoportunidad de la suya propia. Pero ni Juan ni Juanillo. Nada estorba a la charla que quien pasa al lado salude cortés y siga su camino. En cualquier caso, asumido que nadie nos ve, a la intemperie, aunque estamos en mitad de Recogidas a la altura del Palacio de los Patos, cada mañana a eso de la hora del Ángelus, cuando él sube la calle paseando, tranquilo, con las manos atrás, mirando a todo y todos, yo bajo ya de haberle tomado el pulso a la ciudad camino a la estación del metro y es ahí donde se produce el encuentro. Como si estuviéramos leyendo el periódico de nuestros amores, este que el lector sostiene sobre sus manos, la mesa o el mostrador, tras preguntarnos por la salud, nuestros médicos y próximas citas en los hospitales para revisiones oportunas, vamos abriendo la conversación por la primera página del IDEAL y sección a sección desgranamos nuestra opinión ante los acontecimientos de toda índole, hasta llegar a la contraportada con el artículo del maestro Alcántara, al que ambos profesamos sincera admiración. Somos amigos desde los años setenta, hemos visto mucho y escrito también. Conocemos al personal, a la ciudad y sus gentes, y utilizamos unas claves para el análisis que no están al alcance de todos. Melchor Saiz-Pardo, con quién hablo después de seguir mi trayectoria durante mucho tiempo en Patria y La Hoja del Lunes, el año del golpe de Estado «tejeriano» me invitó a escribir en la sección de opinión del periódico y desde entonces nuestra amistad y admiración mutuas fueron creciendo. Menos en deportes, he escrito en todas las secciones de este periódico de nuestras entretelas y al que queremos como a alguien de la familia. Bueno, en mi caso confieso que por IDEAL siento más que por algún miembro de mi familia. Que nadie se rasgue las vestiduras, pero lo que es… es. Sirva esta reflexión para agradecer a todos los que antes nos interrumpían sin piedad en mitad de nuestra íntima conversación sobre la acera que ahora agachen la cabeza al vernos y sigan su camino permitiendo que dos viejos periodistas granadinos, que además son amigos de toda la vida, charlen sin sobresaltos de su vida y obra en mitad de Recogidas. Eso es calidad de vida y lo demás son tonterías. Tras el abrazo postrero, Melchor sigue despacio subiendo la calle mientras yo la bajo con el deseo de tropezármelo a la mañana siguiente.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.