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Antigua imagen de la romería de San Miguel Torres Molina/Archivo de IDEAL

Una historia sobre las fiestas de San Miguel y la ermita del Aceituno

Granada celebra sus tradicionales fiestas de San Miguel con una romería a su ermita en lo más alto del barrio del Albaicín

Domingo, 29 de septiembre 2019, 02:33

Como es tradición en esta tierra cuando empieza el otoño, los granadinos acompañan a la imagen de San Miguel hasta su ermita en lo más alto del Albaicín que se alza junto a las viejas murallas de Granada.

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Es este lugar, uno de los ... más privilegiados de la ciudad, dice la historia que hubo una torre árabe a la que todos llamaban 'del Aceituno'. Gómez Moreno cuenta que era un refugio de maleantes y que el arzobispo de la época, un tal Escolano, pensó que mejor que albergue de mala gente, sería utilizarla como cimientos de una nueva iglesia. Corría el año 1671, y el entonces cura de las iglesias de San Luis y San Gregorio, Luis de Luque, que fue fundador de la Hermandad de San Miguel, derribó la moruna torre y en su lugar construyó el pequeño templo que se dedicó al Arcángel. Un artículo publicado en la 'Gacetilla Curiosa' en 1765, dice que la imagen titular era una obra de Bernardo Franco de Mora, discípulo de Cano, que recibió de la hermandad 1.200 reales de vellón. Aún así, el culto en esta ermita comenzó antes de que el autor la concluyera y, el29 de septiembre de 1673, día en que se ofició aquí la primera misa, un cuadro del santo ocupaba un lugar especial en el altar. Así fue hasta 1675 cuando el Arcángel ocupó su lugar.

Los primeros mayordomos de la Hermandad fueron Nicolás Ruiz Escalante y Basilio del Corral. Y entre los benefactores figuran el abad del Sacromonte Baltasar Collado, que costeó la placeta que está ante la fachada, unas gradas de cantería y las puertas de la ermita y, el marqués de Casablanca, que donó en 1743 1.500 ducados para ampliar la ermita.

La invasión napoleónica

Durante la guerra de la Independencia, la capilla, construida para dar más amplitud al templo, fue destruida por las tropas napoleónicas para hacer un fuerte, como cuenta Gómez Moreno en su 'Guía de Granada'. No les dio tiempo a concluirlo y lo volaron con pólvora en su precipitada marcha. Se salvó la imagen del Arcángel y en unos años comenzó la reconstrucción de la iglesia, fiel a la traza diseñada por Diego Sánchez. En 1828 se concluyó la actual ermita.

Aquel artículo de 'La Gacetilla' cuenta otra anécdota. En 1750, una gran sequía arruinó las cosechas. Se decidió entonces bajar a San Miguel en rogativa rodeado por los cofrades de su Hermandad y, al llegar a Plaza Nueva, una salva de artillería y el repique de la campana de la Torre de la Vela acompañó el paso de la procesión. Cuentan que se obró el milagro y, ese mismo día, llovió. Una lluvia que ha acompañado en algunas ocasiones a la romería y no era raro ver a membrillos, acerolas y tenderetes bajar raudos, empujados por la fuerza del agua, por las cuestas del Albaicín.

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