Paco junto a Vanesa y Lydia Pepe Marín

«Fue un milagro»: el reencuentro de Paco con las médicas que le salvaron la vida frente a la Virgen de las Angustias

El anciano sufrió un infarto en la ofrenda floral a la Patrona, pero sobrevivió gracias a la atención en plena calle de Lydia y Vanesa

Sábado, 28 de septiembre 2024, 00:43

Vanesa y Lydia entran en la habitación en la que Paco termina de recuperarse y lo reconocen al instante. El hombre se incorpora levemente sobre su cama y las abraza como puede. «Me faltará tiempo para agradecer lo que hicisteis por mí», les dice. Hace solo catorce días la médica y su residente tuvieron la vida de Paco en sus manos. Sufrió un infarto junto a la Basílica de la Virgen de las Angustias cuando acudía a entregar la tradicional ofrenda floral. Las mujeres lo reanimaron en el lugar durante más de diez minutos y, desde entonces, él mismo reconoce que tiene a la Virgen en el cielo y a sus dos ángeles de la guarda en la tierra. Se desvaneció sin previo aviso junto a su mujer, que trató de frenar el golpe hasta el suelo. A partir de ahí, se sucedieron una serie de actuaciones en cadena que han hecho posible que el hombre de 77 años se recupere poco a poco en el hospital rodeado de su familia.

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Una sincronización perfecta llevó a Vanesa y Lydia a coincidir en tiempo y lugar en plena calle para salvar la vida de Paco. «Yo llegué a sus pies y ella, a su cabeza», cuenta la joven. Se acercó a la fachada de la Basílica por casualidad esa tarde antes de quedar con unos amigos cuando escuchó que un hombre estaba indispuesto y se ofreció a ayudar. Al otro lado de la carrera de la Virgen, Vanesa hacía cola para depositar un ramo con sus hijos y sus padres, cuando observó que la espera no avanzaba y decidió preguntar qué pasaba. Tras ser informada, vio la presencia de Lydia y no tardaron ni un segundo en actuar. «Lo único importante era que Paco saliera adelante», expresan.

Se sumaron al equipo de Protección Civil y Cruz Roja que lo habían atendido en un primer momento y lo reanimaron hasta que volvió a tener pulso. «Hicimos lo que teníamos que hacer en el momento preciso», añaden. Después, fue trasladado al Virgen de las Nieves por los miembros del 061. Allí fue operado de urgencia para desatorar la arteria que le generaba la falta de riego en el corazón.

Esta cadena de supervivencia se completó con un trabajo en equipo al que se sumaron todo un conjunto de profesionales de UCI y Cardiología compuesto por médicos, auxiliares y enfermeros que han seguido al cuidado de Paco durante los cinco días que ha estado en la Unidad de Cuidados Intensivos, hasta que fue trasladado a planta.

Al cuidado y cariño le han seguido las continuas visitas de Lydia y Vanesa para saber cómo se encontraba el paciente. Lo han acompañado día a día y han sido partícipes de su mejora. Ahora, Paco sonríe y no deja de hablar ni un segundo.

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Las protagonistas cuentan, con timidez, que es lo que están acostumbradas a hacer. El valor añadido en esta ocasión va de la mano de que Lydia acababa de salir de una guardia y que fue la primera vez que ejecutó la maniobra de reanimación en plena calle, mientras la mujer y el hijo de Paco estaban a su lado.

Reencuentro

A las visitas de Lydia y Vanesa a la habitación, le siguen las preguntas y las risas del hombre que reconoce ser un auténtico afortunado. Lo suyo fue sufrir un infarto en el momento indicado en el lugar indicado. «No hay nadie en este planeta con más suerte que yo», expresa.

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No es capaz de soltar ni un segundo las manos de quienes lo atendieron, las mismas que unos días atrás obraron el milagro que lo devolvió a la vida frente a los ojos de la Virgen. Tan solo se desprende de ellas durante un segundo para besar una imagen de la Patrona y vuelve rápidamente a agarrarlas.

Celebra con alegría y naturalidad su continuidad en este mundo y comparte con felicidad un testimonio al que le acompaña la primera persona de Lydia y Vanesa. Se emocionan y no se separan ni un segundo de él. Al hombre le sobra energía para relatar cómo vive cada año la ocasión de la ofrenda floral y la procesión de la Patrona por las calles de la ciudad. También la romería del Rocío, que no se pierde desde hace más de cuatro décadas.

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Agradecimiento

Su hijo Alfonso y su mujer Inés aún cuentan, nerviosos aunque también aliviados, la sucesión de los hechos. Paco les contagió esa misma tarde la felicidad que desprendía por acudir a la ofrenda floral de las Angustias de parte de la hermandad del Rocío. Explica que ni siquiera se sintió mal. De repente, se vio en el suelo. Al despertar, un equipo médico lo rodeaba.

Su mujer Inés tampoco se separa de Lydia y Vanesa. No solo son los ángeles de la guarda de Paco. Ahora, asume, son también los suyos. «La Virgen bajó ese día y me lo salvó», afirma. Este domingo no perderán la ocasión de ir a ver a su patrona, aunque la mujer ya acudió días atrás a la Basílica de las Angustias para agradecerle lo sucedido. Desde entonces,dice que cree en los milagros.

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