El ministro Garzón mediará con Endesa para acabar con los cortes de luz en Norte de Granada

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se comprometió ayer con los vecinos de la zona Norte de Granada a tomar la iniciativa para solucionar definitivamente el problema de los continuos cortes en el suministro eléctrico que sufren desde hace ya muchos años.

En un encuentro que tuvo lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de la Paz, que contó con la presencia de la subdelegada, el Defensor de la Ciudadanía y de representantes del movimiento vecinal del barrio, el ministro avanzó que a partir del lunes iniciará una ronda de contactos con los agentes implicados en este asunto. Principalmente, le interesa pulsar a Endesa, la empresa suministradora, a la que hace principal responsable este problema que, a su juicio, «exige una intervención más notable por parte de las administraciones que las que se han hecho hasta ahora», expuso el representante gubernamental.

Para él, es claro que la mayoría de vecinos están al corriente de pago y que, por tanto, la compañía eléctrica «tiene que cumplir con los contratos establecidos». Garzón está convencido de que es una cuestión de voluntad y que si Endesa quisiera podría conseguir que ninguna persona que paga su luz se quedara sin ella en esta zona de la capital. Yes por eso que instará a la compañía a poner soluciones efectivas sobre la mesa. Pero además contactará con la Comisión del Mercado de la Competencia, por si tiene algo que decir en este caso, y con el resto de administraciones implicadas, entre ellas la Junta.

El objetivo es proteger a los más vulnerables. «Iniciaremos diálogos, pero al mismo tiempo también pondremos en marcha todas las actividades legislativas que desde el ministerio podamos llevar a cabo para encontrar una solución a los vecinos y vecinas que se encuentran en muchas dificultades para desarrollar una vida digna», dijo Garzón, que criticó además que encima estas personas tengan que vivir «estigmatizadas».

Lo que propuso es poner en marcha ciertos resortes que permite una reciente legislación del ministerio que dirige para, precisamente, defender los derechos del «consumidor vulnerable», dijo Garzón, que tampoco concretó mucho más al respecto. Solo que la norma entró en vigor hace tan solo unos meses y que permitirá no dejar «abandonados» a estos vecinos en un contexto además de «mayor preocupación energética por el incremento del precio de la energía», dijo. Respecto a los enganches ilegales, Garzón opina que la prioridad es acabar con los cortes de luz y que el resto de cuestiones también deberá abordarse, pero siempre desde una perspectiva social.

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La reunión se prolongó por espacio de una hora. En ella los vecinos compartieron sus inquietudes y se sintieron escuchados, tal y como confirmó a este periódico la presidenta de la asociación de vecinos de Nueva Cartuja, Rosario García. «Nos ha escuchado y se ha comprometido a actuar y a que todo lo que vayan haciendo se nos haga llegar por escrito. Y nos parece bien, porque estamos hartos de que vengan a hacerse la foto y no hagan nada o de estudios que no valen para nada», explicó esta vecina, que le dijo al ministro que los cortes de luz eran «el efecto secundario de la enfermedad» que padecen en el barrio desde hace décadas.

Por su parte, el Defensor de la Ciudadanía, Manuel Martín, le hizo entrega al ministro de un dossier completo sobre la situación actual que vive la zona Norte y le pidió, entre otras cosas, convertir este problema en un «asunto de Estado», dijo a IDEAL. Además, en la reunión instó Garzón a que exija a Endesa que ejecute un plan de inversiones real y efectivo para paliar las deficiencias que hay actualmente en la red eléctrica del barrio.

Garzón se llevó todos estos deberes para Madrid. Tras atender a los medios, se dio un breve paseo por la Paz.

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«¿Ministro de Consumo? ¿Perode consumo de qué...?

Alberto Garzón vestía una camisa azul celeste y unos zapatos negros ayer por la mañana. Se dio un paseo junto a algunos granadinos por unas cuantas calles de la barriada de la Paz. Hacía calor y era la hora del aperitivo, por lo que la cosa no se alargó más de la cuenta.

Solo lo que quisieron los vecinos de una zona nada acostumbrada a las visitas ilustres. En la calle Yecla, por mitad de la calzada, andó la comitiva para girar por Pedro de Mena. Cantaban gallos, mientras el ministro pasaba por delante de paredes de ladrillo visto y negocios como la droguería María, de apellido 'growshop'.

Algunos vecinos se atrevían a saludar a Garzón personalmente; otros no tenían muy claro quién era, pero tampoco iban muy desencaminados:«¿Este es el que nos va a poner  a dieta?», dijo un hombre con buena vista. Enseguida a Garzón lo agarró un señor por el brazo y lo metió en su negocio: la cafetería Suliky, de la que no pudo escapar hasta que quiso su captor . Enfrente, el centro comercial Súper Rafa. Famoso por sus anuncios y ofertones.

Tiene a la venta abanicos para «mujer pobre poligonera».Allí también entró el ministro, que de cerca parece un chaval. De ahí las dudas en la calle.«¿Ministro de Consumo? ¿Pero de consumo de qué...?», se preguntó en alto un vecino, que decidió irse con la moto a toda leche tras la mirada que le echó un señor fuerte con gafas negras que seguía muy serio a Garzón.