Sus palabras no fueron sólo de agradecimiento, sino que también sirvieron de alegato y hasta de reivindicación de Granada, de su tejido empresarial, de nuestra Universidad y del Consejo Social que estos últimos años ha presidido. Gregorio Jiménez recibió ayer un homenaje al que ... se sumaron muchos sectores de la sociedad. Abrumado –y emocionado en varios momentos– compartió los halagos con sus distintos equipos –«una persona sola no hace nada»–, con los que había querido «poner en valor el trabajo del Consejo», darle más sentido y actividad y «poner el centro del discurso en la Universidad». Repasó algunos de los proyectos impulsado durante su presidencia, como el Líderes, Mentor o la estrecha colaboración con el Madoc. Repasó la inversión que se realiza en distintos países del mundo en materia de investigación, mostrando cómo salimos perdiendo al compararla con la nuestra. Por eso, reivindicó un mayor esfuerzo y que a Granada se le dé el sitio que le corresponde porque «seguimos siendo periferia para la administración andaluza» –en referencia a un artículo dónde sólo se hablaba de innovación referida a Sevilla y Málaga–, dejando claro que «nadie vendrá a resolver nuestros problemas».
Recogió el testigo la rectora Pilar Aranda afirmando que esa es «una vieja historia», como pedir la financiación que Granada se merece porque «hay que mirar los resultados». «Me preocupa el desconocimiento de lo que representa la Universidad de Granada», un trabajo no siempre fácil en el que «has estado siempre, aún en los momentos más duros», refiriéndose a Gregorio Jiménez, al que calificó de «alumni excepcional», después de entregarle la medalla de la institución.
El acto se celebró en el salón de rectores y dos de los que han ostentado el cargo, Lorenzo Morillas y Francisco González Lodeiro, no faltaron al igual que la subdelegada del Gobierno de España, Inmaculada López; el teniente general jefe del Madoc, Jerónimo de Gregorio; y también vicerrectores como Víctor Medina, Pedro Mercado, Juan Manuel Martín o Dorothy Anne Kelly; la gerente, Mª del Mar Holgado; el Defensor Universitario, Antonio Ruiz, o el director de Innovación y Transferencia, Jesús Banqueri, por nombrar algunos miembros del equipo.
Intervino la nueva presidenta del Consejo, María Teresa Pagés, que, felicitando el trabajo de su antecesor, afirmó que iba a «continuar con la hoja de ruta», en la misma «actitud de colaboración y compromiso». También intervino la catedrática María José Faus, que recordó que «el futuro pasa por ir de la mano del conocimiento y la tecnología».
Acudieron miembros del Consejo Social, caso de su secretario, Antonio Romero; Rafael Cano, Luis González, Mercedes Moll, María José López, Eduardo Peralta, María Francés o Javier de Teresa, encargado de comenzar el acto con unas bellas palabras a Gregorio, que estuvo acompañado por su mujer y por su hija, ambas de nombre Piti. De Teresa destacó «una mirada que lo dice todo» –me lo he apropiado– y su gran capacidad para oír y escuchar, lo que se hace evidente en su tertulia, también representada y en los muchos amigos que quisieron acompañarle: José Antonio Lorente, Pablo Luque, José Parejo, Jesús Espigares, Pepe Álvarez, Juan Ramón Olmos, Virtudes Molina –durante muchos años secretaria del Consejo–, Mª Ángeles Orantes, Rafael Estrella y otros nombres vinculados a la Universidad como José Luis Guirao y José Antonio Pérez Tapias. Y muchos más porque como se dijo «eres para nosotros un impulso». Felicidades.
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