La actualidad política de ferragosto depende de lo que se mueva el árbol. En el verano de 2006 fueron los olmos siberianos de la avenida de la Constitución, que motivaron el nacimiento de una plataforma en defensa de los 37 ejemplares talados y dejaron la ... foto de César Girón –ahora prócer de la Andalucía Oriental– cuando sostenía a pulso el trozo de uno de los troncos antes de que algunos descubrieran el crossfit. Esta semana ha sido el réquiem por el ficus de la iglesia de San Jacinto en Sevilla, cuya ejecución fue suspendida cautelarmente por un juzgado. Y los olmos del eje Arabial-Palencia en Granada, que ya fueron objeto de polémica otros veranos. En estas cuitas se ocupan los políticos de guardia, mientras los titulares sestean o agotan las últimas ferias de pueblo.
En líneas generales, el verano amortiza pronto noticias de impacto y se enreda con las cuestiones intrascendentes. Los estertores de julio dejaron la marcha de Macarena Olona y también un nuevo gobierno en la Junta, que el PSOE critica por estar engordado de altos cargos 'ma non troppo', porque aún andan los socialistas entre groguis y desaparecidos tras el 19J. Pedro Sánchez ha movido el árbol de Moncloa pero niega que pretenda hacer cambios en su Gobierno de 22 ministerios; por lo que solo falta saber el momento. Son fuentes socialistas –que no periodísticas– las que vaticinan y sostienen que el presidente debe reforzar su equipo para afrontar la recta final de legislatura. Las mismas que opinaban que tenía que mejorar la comunicación entre Moncloa y Ferraz y ya se han producido gestos. Por ejemplo, la recuperación del sevillano Francisco Salazar, fontanero de las primarias de Sánchez y artífice de la estrategia en el primer sanchismo –que fue también el más exitoso–. Persona próxima a Salazar es el diputado granadino José Antonio Rodríguez. Pasarán cosas.
QUINIELA DE DELEGADOS
Los primeros movimientos sucederán en el PP. Aún está pendiente la estructura provincial de la Junta, donde todavía se mantienen los delegados territoriales de Ciudadanos. Todos salvo Virginia Fernández, que dimitió tras las elecciones y volverá a la Universidad. En 2019 la estructura se redujo y se quedó en un delegado de Gobierno más seis territoriales –uno menos–. Pero después se amplió con tres miembros más y un cuarto nonato; porque en enero de 2021 se confirmó al exconcejal Fernando Egea como delegado de Cultura que nunca fue. Ha ido de ocho en las listas al Parlamento –el PP ha sacado seis– y será uno de los que encaje en algún lado. Por su perfil profesional, un posible destino puede estar en la consejería de Loles López, donde ha entrado como secretaria general Ana Vanessa García, que se quedó fuera de las listas.
Los tiempos que se manejaban a final de esta semana pasan por el 30 de agosto para empezar a definir las estructuras provinciales. Hablan de entorno a la decena de delegados. El PP tendrá que cubrir en Granada, como mínimo, los cinco puestos de Ciudadanos, porque –salvo directriz de Juanma Moreno– el partido no prevé repescar ahora mismo a ninguno de los dirigentes naranja. Quizás sea cuestión de tiempo, el mismo que necesita Juan Marín para resituarse. Porque hay miembros de Cs con los que la dirección popular tiene buena sintonía; uno de ellos, el delegado Gustavo Rodríguez.
Los delegados territoriales del PP que el partido entiende que han funcionado serán todos propuestos para la renovación. En definitiva, no se esperan cambios. Queda por resolver quién será el delegado del Gobierno, toda vez que –en origen– la función de Indalecio Sánchez Montesinos se planteó como una transición. Aquí sí que intervendrán directamente tanto Juanma Moreno como Antonio Sanz; sin obviar la influencia de la consejera granadina, Marifrán Carazo. Pablo García está en la misma situación que los delegados de otras provincias que dejaron el puesto porque era incompatible con formar parte de la candidatura. La opción de la vuelta se ha planteado. Pero el partido cuenta también con otras alternativas que conocen la estructura, tienen peso orgánico y están en la misma línea. La posibilidad más viable sería la de Antonio Granados. «Eso lo decidirá Juanma», dicen desde dentro.
Lo que descarta la dirección popular es desmontar otras estructuras –tanto en la Diputación como en el Ayuntamiento de la capital– para realizar un trasvase a la Junta o hacer nombramientos temporales para que después acaben en listas al Congreso o al Senado. El propio presidente provincial, Francisco Rodríguez, es un ejemplo, porque no se ha colocado todavía en ninguna de las candidaturas. Habrá alguna oferta al grupo municipal de la capital, pero puntual. El PP no quiere perder su referencia en la plaza del Carmen a meses de las municipales.
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