Muere a los 82 años el dibujante granadino Francisco Puga

Francisco Puga Cifuentes (Busquístar, 1941) decía que el día que muriese quería irse sin hacer ruido, sin molestar. Más que un deseo, fue un presagio. Falleció el pasado viernes, 8 de marzo, de un infarto. Quince minutos antes le había dado tiempo a dibujar una viñeta, como hacía cada mañana. Mandó el dibujo a sus contactos de WhatsApp y así, plasmando su arte, dejó este mundo. Sin hacer ruido, sin molestar.

Francisco, más conocido como Paco, se dedicó siempre al sector de la construcción, con una promotora que le dio de comer hasta la jubilación. Sin embargo, alimentaba el alma con su faceta de dibujante, que siempre se tomó como una afición, pese a que su talento era indiscutible. Lo comentaban los grandes del dibujo de este país, como Forges, Antonio Mingote o Guillermo Soria, que le dedicaron trabajos y frecuentaron su casa en los años 70 y 80.

Paco dibujó bajó el seudónimo Frapuci en el periódico Patria o la revista El Batracio Amarillo, entre otros. Comenzó a la misma vez que Francisco Martín Morales, con el que mantuvo una estrecha amistad. Solía dibujar sobre todo caricaturas con lápiz y carboncillo. Decenas de personas tuvieron la suerte de ser vistas a través de sus ojos. «Con una línea te sacaba el alma. Una corona de flores en el tanatorio decía: 'gracias por haber dibujado nuestra infancia'», cuenta uno de sus cinco hijos, Miguel, más conocido como MagoMigue. Muchas mañanas, tras leer el periódico -IDEAL nunca faltaba en casa-, alguna noticia le inspiraba y dibujaba una viñeta a partir de esa idea.

Su hijo Miguel lo define como alguien alegre, positivo, gran conversador, metódico y, aunque suene a tópico, amigo de sus amigos. Paco se separó de su primera mujer, María del Carmen (con la que tuvo cuatro hijos), y desde hace más de tres décadas compartía su vida con Nieves, con la que había creado un nido de cariño, conexión y admiración. Ella lo ha cuidado estos últimos años, cuando su estado de salud empeoró a raíz de dos infartos anteriores. Le será difícil continuar sin él, pero estará, seguro, muy bien arropada por los suyos. Descanse en paz, Paco.

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