Cuando la Junta le concedió su Medalla de Andalucía al Grupo Abades, además de destacarse la trayectoria como empresario de Francisco Martín, se hizo especial hincapié en la transmisión a sus hijos de valores éticos en el modelo de gestión, perfecto resumen de noventa años ... de vida entregada al negocio y a la familia.
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Efectivamente, Francisco Martín López, nacido en Loja en 1932 y fallecido hoy, fue un modelo a seguir por sus hijos, que han continuado su senda para consolidar al Grupo Abades como uno de los referentes del sector turístico y hostelero andaluz, que cuenta actualmente con 63 establecimientos que dan empleo a 1.500 personas.
Francisco nació y se crió en la localidad granadina de Loja, a la que ha permanecido siempre vinculado, tanto personal como empresarialmente. Su visión comercial destacó desde muy joven, convirtiéndose en experto en ventas de diferentes productos, incluyendo los célebres roscos de Loja. Fue camarero y anduvo de feria en feria hasta que montó su primer negocio, el Bar Paco, que también fue el primero de Loja.
Apenas vio cómo mejoraban las comunicaciones y se incrementaba el número de viajeros que, entre Málaga y Granada, pasaban por el centro de Loja, puso la primera piedra del que años después sería todo un imperio: El Mirador. Junto a su esposa, Dolores Arjona, ya fallecida, le dio impulso a un establecimiento muy pequeño en origen, de apenas 100 metros cuadrados, allá por 1962, pero que hizo crecer y crecer hasta convertirlo en un emporio de 11.000 metros cuadrados, treinta años después.
Para Francisco Martín, El Mirador fue la niña de sus ojos, no en vano consiguió que fuera el primer hostal con cuartos de baño individuales. Además, tenía una de las barras más grandes de España e incluía secadero de jamones, heladería, bingo, discoteca, obrador de confitería y un largo etcétera de dotaciones y prestaciones.
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A partir de ahí, Francisco Martín fue expandiendo su negocio con la apertura de restaurantes en la capital de Granada, como Paco Martín, junto a la basílica de la Virgen de las Angustias, o la cafetería Las Angustias. Y en otra muestra de su talento visionario, a comienzos de la década de los 90 del pasado siglo, cuando la recién terminada A-92 empezó a vislumbrarse como el eje que vertebraría Andalucía, Martín puso en marcha la primera área de servicios de los Abades al borde de la carretera, con una inversión de más de mil millones de pesetas —de las de entonces— para erigir la que fue saludada como «la mejor área de servicios de Europa».
Una apuesta arriesgada, dado que el caudal de coches era todavía poco numeroso por aquellos entonces, pero que se demostró claramente exitosa, concebida como una terminal de aeropuerto en carretera con identidad propia, replicada al borde de las autovías de toda Andalucía y que terminó de convertir a Martín en referente y espejo en el que mirarse para los empresarios del sector.
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Dos de las claves empresariales por las que se guió siempre Francisco Martín, convertidas en máximas que han seguido sus hijos, fueron reinvertir los beneficios en el propio negocio y no salirse de las lindes de la hostelería. Especializado en el negocio de hoteles, áreas de servicio y restaurantes, Grupo Abades no ha dejado de innovar y diversificarse, pero siempre dentro de un sector que, para su fundador, no tenía secretos. De ahí que, a pesar de llevar varios años retirado, sus hijos no dejaran de preguntarle y recabar sus consejos y opiniones, que siempre eran muy tenidos en cuenta.
Francisco Martín también fue pionero en otro sector de la hostelería, el catering, cuando todavía daba sus primeros pasos. Para él no había reto imposible. Así, a finales de 1996, en Granada, sirvió una cena para 4.500 comensales que participan en un congreso en la ciudad, un récord para la época. Fue necesario contar con 200 camareros y 50 cocineros, además del personal de apoyo y encargados.
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En los últimos años, Grupo Abades ha continuado su expansión, apostando por la calidad, la exclusividad y la cocina de autor gracias a restaurantes y hoteles selectos en emplazamientos singulares, como María de la O en Granada, Abades Triana y Muelle 21 en Sevilla y Abades Ronda, en la provincia malacitana.
Quienes le conocieron describen a Francisco Martín como una persona servicial, humana, respetuosa y bondadosa. Alguien que imprimía carácter y que servía de inspiración a los demás, no en vano, muchos de sus trabajadores aprendieron e interiorizaron su ética de trabajo y se convirtieron ellos mismos en empresarios. Generoso y abierto, siempre enseñaba lo que sabía a quienes le rodeaban.
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La huella de Francisco Martín sigue viva en Loja. El célebre y emblemático hotel El Mirador ha reabierto sus puertas recientemente, tras una reconstrucción total. Se ha convertido en un nuevo hotel de 4 estrellas completamente domotizado, con una extraordinaria oferta de servicios, exquisitas propuestas gastronómicas y prodigiosas vistas a la ciudad que vio nacer a uno de sus vecinos más ilustres.
Descansa en paz uno de los empresarios imprescindibles de Granada, un visionario que forjó un imperio hostelero de sólidas bases que, extendido por toda Andalucía, es un referente en España.
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