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Curro Albayzín muestra dos fotografías de su madre, María la Cabrera, en su zambra del barrio del Sacromonte. alfredo aguilar

«Todas las mujeres del Sacromonte merecen una calle en Granada»

Nuevas calles ·

La elección sorprende a sus descendientes, que destacan el valor de toda una generación de madres, artistas, trabajadoras y educadoras

Javier F. Barrera

Granada

Jueves, 6 de enero 2022, 23:37

La Chana ha potenciado su lado flamenco. El barrio popular que tanto apuesta por el cante y el baile en sus fiestas de verano ve ahora cómo su nuevo espacio recién estrenado llevará el nombre de tres personas insignes. La gran plaza que aparece ahora entre la carretera antigua de Málaga y la Circunvalación de la Encina, el centro neurálgico de este barrio, ve cómo las calles nuevas que han surgido y las antiguas travesías sin nombre lucirán ahora con toda formalidad.

Estas calles de la Chana están dedicadas a María la Cabrera, Antonia Fernández Jiménez y Paquito Rodríguez, después de que justo antes de que acabara el año 2021 la corporación municipal granadina ratificara por unanimidad el cambio en el callejero de la ciudad. Ambas, además de Paquito Rodríguez, se incorporan a un callejero que cuenta con dos vías más dedicadas a especies vegetales: acacias y lavandas, que circundan el perímetro de este gran parque del barrio que cuenta con elementos biosaludables para que los vecinos puedan hacer gimnasia de mantenimiento. Además, hay un gran parque infantil y todo el interior está recién sembrado, con lo que dentro de unos años lucirá en su máximo esplendor.

Las dos mujeres del Sacromonte –María la Cabrera y Antonia Fernández Jiménez–, reciben el homenaje después que la comisión de honores y distinciones decidiera por unanimidad en 2018 concederle un lugar en el callejero. Se reconoce de esta manera a dos personalidades vinculadas a la ciudad y, especialmente en el caso de la Cabrera, con una profunda raigambre en uno de sus barrios más señeros, el Sacromonte.

«Es un homenaje a todas esas madres luchadoras de la posguerra que querían lo mejor para sus hijos y lo dieron todo»

Nacida en Íllora, Antonia Fernández Jiménez fue la matriarca de una familia que dio a las dos primeras gitanas universitarias de Granada. Moderna, inteligente y abierta, fue galardonada por el Ayuntamiento en el 2000, cuando se le concedió el Diploma al Mérito de la Ciudad.

Loli Fernández, la hija de Antonia ha recibido encantada esta noticia. «Es un orgullo Para la familia, pero también para los granadinos y los gitanos y las gitanas, porque han puesto a una calle de Granada el nombre de una mujer tan luchadora y tan trabajadora».

La hija de Antonia recuerda que aunque su madre sabía bailar y sabía cantar, «la distinción es más bien un recuerdo y un homenaje a todas esas madres luchadoras de la posguerra que querían lo mejor para sus hijos y lo dieron todo». Abunda Loli que, además, en el caso de su madre todo fue más complicado por el hecho de ser gitana.

Antonia era, según su hija, una mujer muy emprendedora, muy inteligente y muy bondadosa. «Era muy solidaria, siempre ayudaba mucho a la gente, así que era muy querida». «Y –añade Loli–, esos valores nos los inculcó a sus hijas, a todas nosotras».

Con Ava Gardner

Curro Albayzín está sentado al sol en su silla de anea de color azul cielo del Sacromonte, como luce en este momento, claro y rabiosamente vivo. María la Cabrera es su madre, y está impresionado con la noticia de que una calle de Granada vaya a llevar su nombre.

María la Cabrera es una de las sacromontanas más célebres. Dejó destellos de su voz prodigiosa en las cuevas y en películas clásicas como 'Pandora', en las que compartió pantalla con mitos como Ava Gardner, la Condesa Descalza, mito de la edad de oro de Hollywood. Su vida aparece reflejada en 'Mujeres del Sacromonte', editado hace algo más de un lustro por la asociación Romi.

«Estoy encantado con la noticia. Aunque también muy sorprendido». «¿Por qué han elegido a mi madre?» El propio Curro Albayzín se responde a su pregunta. «Estoy muy agradecido por este reconocimiento. Mi madre era muy buena. pero trabajó demasiado. Murió joven, a los 58 años. Llevaba la casa, bajaba al río a por agua, nos lavaba y nos llevaba al cole, al Ave María. También nos enseñaban y nos educaban. Hacían la compra, la comida y limpiaban. Yluego, cuando terminaban, hasta las seis de la mañana en las zambras».

Pero, añade Curro Albayzín, «no fue ella un caso único –coincide con Loli Fernández–. Fue una gran generación de mujeres trabajadoras, madres, educadoras y artistas». «Todas las mujeres del Sacromonte merecen una calle en Granada».

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