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Agresiones en Granada
«Son niñatos con facilidad para comprar pistolas y las llevan como si fueran pipas»Cuando el cliente llega y le dicen que van a cachearlo o registrar su bolso, hay quienes se niegan. El equipo de seguridad no puede ... dejarles pasar, pero ellos insisten. Suben el tono, amenazan y, en ciertos casos, se produce un intento de agresión. Dos porteros de Granada que por seguridad prefieren mantenerse en el anonimato cuentan cómo es tratar con clientes, aseguran, cada vez más alterados.
Uno de ellos es Eric (nombre ficticio), que lleva 25 años en el mundo de la noche. Muchos de los altercados, asegura, vienen de la mano de personas que adquieren armas ilegales con dinero «procedente de la marihuana». «Son niñatos con facilidad para comprarlas y llevan pistolas en los bolsillos como si fueran pipas. En Nochevieja algunos pegan tiros al aire, dicen, para echar bien el año», cuenta.
Ha llegado a inmovilizar a un hombre que llevaba una pistola con seis balas y el seguro quitado. «Venía a darnos un susto», asegura, y advierte de que también encuentran de vez en cuando navajas de siete muelles. Próximamente adquirirán cámaras de pequeño tamaño para portar en el pecho y registrar episodios de riesgo. «Queremos curarnos en salud si la Policía nos pide vídeos de cómo ha sido la intervención y tenerlos si hay juicios», apostilla.
Hay otras situaciones sin armas de por medio, pero igualmente con tensión. Recientemente un cliente rompió vasos de un pub que no tenía porteros y Eric tuvo que acudir con sus compañeros a reducirlo. Hace pocos días otro cliente orinó en las escaleras de la discoteca y no entendía que le reprocharan que debía hacerlo en el baño.
En otra discoteca del Centro trabaja Manuel (nombre ficticio), con una experiencia en el sector de 18 años. Percibe que se portan más armas cuando se sale de fiesta, a su juicio, por la «impunidad» que sienten. «Saben que pegarle un navajazo a alguien puede darles cierto estatus social en su entorno y no le tienen miedo a la cárcel», asegura en referencia a los que protagonizan estos altercados. Asimismo, lo que más destaca en su local, cuyo público tiene entre 18 y 20 años, es que después de la pandemia «no saben socializar sin una pantalla».
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