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Niñico, niñico, toma un caramelo

Niñico, niñico, toma un caramelo

Verano IDEAL | Granada en el alma ·

Tardará en nacer, si es que nace, un político de su categoría humana

Tito Ortiz

Jueves, 1 de agosto 2019, 00:33

Gafas oscuras y voz 'afillá', como los cantaores buenos, con semblante de buena persona y mejores hechuras, Juan Tapia, paseaba su figura por la Granada de la Transición, con el talante de un hombre 'machadiano', en todos los sentidos… bueno. A los periodistas nos tenía ... surtidos de caramelos pictolines, de buen mentol, con los que él combatía su afición por el tabaco y la carraspera crónica. Con la sonrisa franca y el abrazo sincero, Juan Tapia nos tenía ganados para la charla sabia y el razonamiento lógico. Socialista desde la cuna, sorprendía por sus razonamientos mesurados, respeto por los adversarios políticos y su fe ciega en el triunfo del diálogo, ante cualquier contraste de pareceres. Con él, no había nada que no se pudiera solucionar, sentándose en una mesa, sin guardarse cartas en la manga, a pecho descubierto y buscando siempre lo mejor para la sociedad. La vocación de servicio al ciudadano era su única razón de ser y estar.

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