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CARLOS MORÁN
GRANADA.
Domingo, 2 de junio 2019, 02:04
Cecilia Carrión (Granada, 1985) es una cazadora de cazadores de niños, de los depredadores sexuales que acechan a los más pequeños emboscados en la espesura ... de Internet. Es un trabajo muy duro, una constante bajada a los infiernos de la depravación, pero afirma que la satisfacción de detener a un pedófilo y retirarlo de la circulación compensa. La inspectora Carrión desarrolla su labor en Madrid, en el Grupo III de Protección al Menor de la Policía Nacional: «Son los mejores, cada día aprendo de ellos», elogia a sus compañeros.
Si el presente de Cecilia llama la atención, su pasado no le va a la zaga. Aunque estudió publicidad en la universidad y vivió de la mercadotecnia durante un tiempo, acabó «desencantada» y siguió los pasos de su madre, que también es policía nacional en activo, una circunstancia poco común.
En esta entrevista alerta sobre la arriesgada práctica que ha prendido entre algunos adolescentes de mostrarse desnudos en las redes sociales para ganar seguidores y también habla del 'juego de la muerte', otro dislate que esta semana se ha convertido en noticia por dos episodios ocurridos en Granada y Madrid.
-¿Vuelve a Granada con regularidad?
-Hasta hace poco tiempo volvía al menos una vez al año para visitar a mi abuela materna. Y las prácticas para finalizar la formación como policía nacional, las realicé en Granada. Aprendí muchísimo y conocí a grandes policías.
-¿Por qué se hizo policía?
-Mi madre también es policía, por lo que para mí esta profesión siempre ha sido muy familiar y cercana.
Aunque la universidad y mis primeros trabajos fueron por otro camino completamente distinto, poco a poco me di cuenta de que no me llenaba y necesitaba algo más enriquecedor. Venía del mundo de la publicidad, donde todo es convencer y hacer creer a la sociedad en cosas que no necesita, por lo que terminé por desencantarme y decidí intentar trabajar en algo en lo que me sintiera más plena.
-¿Por qué se especializó en la protección de menores?
-Durante mi periodo de formación en la Escuela de Policía Nacional de Ávila, realicé algunos seminarios relacionados con las nuevas tecnologías. Y descubrí de la mano de los que ya eran profesionales en esta materia, la gran labor diaria de investigación e identificación de menores víctimas de abusos sexuales. Me enganchó desde el primer momento, al igual que me dejó marcada la maldad sin límites de pedófilos y pederastas, eso te mueve a atraparlos cueste el tiempo que cueste. Finalmente, he tenido la suerte de poder trabajar en un grupo especializado en este tipo de delitos donde están los mejores, aprendo cada día de ellos.
-De sus palabras se deduce que los depredadores sexuales son la mayor amenaza para los niños y adolescentes en Internet.
-Así es . La mayor amenaza que pueden encontrar son los pedófilos que intentan captar a los más pequeños a través de engaños en las redes sociales. Siempre intentan conseguir nuevo material para su uso y disfrute, y como es habitual entre ellos, para su posterior intercambio en los círculos de pedófilos existentes en la red por otro material que sea novedoso para ellos. Los menores no son conscientes de con quien están hablando y terminan por acceder al envió de videos y fotografías sexuales. Y una vez que han enviado la primera ya no tienen escapatoria. El pedófilo les exigirá más y más. Igualmente, cada vez es más habitual el intercambio de imágenes íntimas entre parejas de novios muy jóvenes. Cuando finaliza la relación, esas imágenes se convierten en moneda de cambio. Nunca es buena idea mandar fotografías íntimas.
-¿Es un buen negocio la pornografía infantil?
-No, y ese es el principal problema.
Lo hacen porque les gusta y no pueden parar de consumir vídeos y fotografías protagonizadas por niñas y niños. No obtienen un beneficio económico, es más, en muchas ocasiones les cuesta dinero conseguir este material, ya que muchos pagan a los niños por los vídeos. Lo que consiguen es simplemente satisfacción sexual, aunque nunca será suficiente para ellos y siempre tendrán la necesidad de consumir más.
-En ocasiones, a los menores también hay que protegerlos de sí mismos, ahí están los casos de los niños que se 'promocionan' en poses eróticas en las redes sociales, un fenómeno nuevo en España, ¿no?
-Sí, cada vez estamos viendo que los niños se desnudan frente a sus móviles y tablets para conseguir seguidores y 'likes', de esta manera creen que llegarán a ser famosos 'youtubers' o 'influencers'. Es lógico que ellos no tengan ni idea de lo peligroso que es exponerse desnudos o semidesnudos en las redes sociales. No son conscientes de que ese vídeo permanecerá en la red sin control y en poder de personas ajenas a ellos. Hay que trabajar fundamentalmente el concepto de la autoimagen, de lo importante que es y cómo hay que cuidarla. Ahora tal vez no, pero en unos años se arrepentirán de haber publicado determinado tipo de material en Internet.
-Supongo que hablarían con los chicos, ¿les explicaron por qué lo hacían?
-En la mayoría de los casos nos encontramos con niños y niñas que se aburren, que juegan a ser 'youtubers' con compañeros del colegio y amigos. Al final, terminan enseñando lo que no deben y ahí empieza el problema. Casi todos se cerraban en banda por la vergüenza que les daba y, tras mucho tiempo con ellos, conseguíamos que nos contasen de dónde había salido la idea.
-¿Qué les dijeron ustedes?
-Nosotros comenzamos con la labor de concienciación, les intentamos hacer entender la magnitud de Internet, de la existencia de personas malas que se encuentran escondidas en las redes sociales esperando a que ellos publiquen esos vídeos y de lo imposible que es borrarlo si ese material llega a malas manos. Pero es fundamental que las familias continúen en casa. No regañando y convirtiendo lo que ha pasado en algo vergonzoso, si no intentando hacer de ello una experiencia de la que aprender y conocer los riesgos de la red. Todos parece que salen después de hablar con nosotros bastante concienciados, pero no podemos llegar a hablar con todos los niños y niñas uno por uno.
-¿Por qué ocurre, a qué se debe este afán de notoriedad tan peligroso?
-Lo más importante hoy en día para ellos es tener muchos seguidores, ser la más guapa y el más popular de sus amigos. Las redes sociales se han convertido en el centro de sus vidas, todo lo hacen para publicarlo, si no, no ha pasado. Todos se creen que son más mayores de lo que realmente son e intentan imitar a los 'youtubers' de moda, que no son más que otros chavales que, por ejemplo, hablan de ropa o videojuegos, y que se convierten en sus ídolos. El mundo real deja de importar, solo la red es importante y hay que estar ahí para poder encajar.
-¿Cuántos casos han detectado?
-Alrededor de 140, pero cada semana encontramos nuevos, por lo que los trabajos de identificación de estos menores no terminan.
-¿Niñas y niños por igual?
-Sí, es indiferente el sexo. Afecta a todos.
-Esta semana ha sido noticia en Granada y también en Madrid la práctica de 'jugar' a estrangularse, otro 'espectáculo' descabellado...
-Responde a lo mismo que hablábamos antes. A ver quién es el más bruto, quién hace algo que nadie se atreve a hacer para grabarlo, difundirlo y tener más seguidores.
-¿Qué debe hacer un ciudadano que se encuentre con este tipo de imágenes o grabaciones?
-Si cualquier persona navegando por la red encuentra o recibe a través de alguna plataforma de comunicación, ya sea Telegram o Whatsapp, imágenes o vídeos de carácter sexual protagonizados por menores, es fundamental que en primer lugar no proceda a su reenvío aunque sea con la intención de alertar a conocidos o como un hecho sorprendente, ya que estaría cometiendo un delito. En segundo lugar, debe ponerse en contacto con Policía Nacional a través del correo electrónico que tenemos a disposición de los ciudadanos para la denuncia de estos hechos, denuncias.pornografía.infantil@policia.es, donde pueden exponer lo sucedido para que nosotros comencemos con la investigación del asunto. Trabajamos mucho con la colaboración de los ciudadanos, ellos denuncian páginas webs y foros en los que se encuentran este material. La gente está muy concienciada y nosotros no podemos llegar a controlar todas las páginas que existen.
-Los expertos siempre dicen que la mejor vacuna contra este tipo de prácticas es que los padres acompañen a los hijos en Internet, pero hay muchos que se quejan de que no tienen formación...
-Las redes sociales no son complejas, están hechas para que la navegación sea intuitiva y sencilla. Solo se necesitará interactuar con ellas unos minutos para conocer que pueden hacer las redes que más usan sus hijos y estar preparados. Lo ideal es pasar tiempo de calidad con los niños cuando navegan, conocer con qué personas hablan, qué contenido digital consumen y qué es lo que publican. Hay que normalizar su uso para que no se escondan en casa cuando las usan, que sientan la confianza para hablar acerca de cualquier situación extraña que se encuentren en la red y que no sientan que sus padres no entienden qué es lo que hacen con los móviles. Hay que salvar ese salto generacional poniendo de nuestra parte.
-¿Cuál es en su opinión la edad mínima para que un menor tenga un móvil con conexión a Internet?
-Actualmente es muy habitual que los más pequeños tengan teléfono por motivos de seguridad, para que sus padres sepan dónde están, etc. Pero eso no significa que tenga que ser un último modelo con la mejor cámara y conexión a Internet en la calle. Los accesos a Internet deberían estar regulados Tener Internet disponible las 24 horas hace que sea muy difícil conocer lo que hacen. A partir de los 13 años ya pueden tener acceso a algunas redes sociales, por lo que puede ser un buen momento para comenzar a navegar. Siempre habiendo trabajado previamente la conciencia y la responsabilidad.
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