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Mariajo y Gonzalo ordenan vinilos con los guantes puestos. Ramón L. Pérez

«En la nueva normalidad no hay músicos ni fans ni ambiente en la tienda de discos»

Mi nueva normalidad ·

Discos Bora Bora, en la plaza de Derecho, son Mariajo y Gonzalo, puro nervio del Rock & Roll, siempre en crisis y siempre en evolución. Luchan porque su tienda de vinilos siga abierta

Sábado, 16 de mayo 2020, 11:25

Mariajo de la Cruz y Gonzalo Tafalla son Discos Bora Bora, una tienda de música que es un lugar en el mundo, su mundo, para muchas personas. Aquí se ha conocido gente que ha terminado como amigos. Algunos incluso ligaron. Otros quedaron para ir a un concierto. Incluso fue bueno. Otros más formaron una banda de Rock & Roll. Incluso tuvo éxito.

La última hora de granada

Bora Bora es una tienda de discos que atrapa, que tiene dos alturas, que ofrece conciertos en directo. Aquí ha tocado 'Dios'. O, al menos, uno de ellos. Paul Weller, el legendario líder de la banda británica The Jam. El tipo con el peinado más molón de la historia del Rock and Roll. 'Mod Father' le llaman (Padre de los Mods). Y de esto hace ya casi medio siglo.

El local va camino, vinilo va, vinilo viene, de convertirse en un pequeño museo. Piezas, tiene. Desde el único cartel original que se sepa que queda de Lagartija Nick con Enrique Morente para el mítico 'Omega' hasta un póster de los Rolling Stones de un concierto en 1965 en Londres. Muchos estábamos naciendo.

Bora Bora fue parida algo más tarde. «Abrimos en 2012, en plena crisis, como ahora. Cuánta lucha. Pero mientras te queden ganas...», comentan Mariajo y Gonzalo. «Éramos pareja, vivíamos juntos, estábamos en paro y nos la jugamos. Pensamos que si montábamos algún negocio tenía que gustarnos. Flipar con ello. Salió entonces la oportunidad de comprar un lote de discos de una radio en quiebra, lo compramos y empezamos». Solo faltaba un buen local.

«Al local ya le tenía echado el ojo Gonzalo», cuenta Mariajo. «Antes era una tienda de ropa que cerró. Nos parecía gigante y ahora nos falta espacio. Nos falta también escaparate. Eso sí, el local nos ha dado juego para hacer conciertos de formatos de veinte minutos. Son gratis, con un formato informal». Es parte del éxito de Bora Bora, seguro.

También son coleccionistas de discos. «Siempre hemos estado buscando vinilos. Por toda Europa». La tercera pata de su éxito seguro que tiene que ver con que Mariajo y Gonzalo son encantadores. Y con el material. Los vinilos, los discos, los plásticos, los elepés, los singles, los álbumes que, lejos de desaparecer, han resucitado como oscuro, suelen ser negros, objeto de deseo.

«Es la única forma de vender música física. Todos los grupos sacan vinilos y por el precio va el vinilo y la descarga de la web. Y así vendes y compras un objeto», explica el movimiento que ha permitido que los vinilos, a diferencia de otros artefactos del siglo XX, sigan vivitos y coleando en el siglo XXI.

Mariajo y Gonzalo se autodesinfectan. Además de música, en Bora Bora se vende toda la parafernalia que acompaña al Rock & Roll. Ramón L. Pérez

Viernes 13

El viernes 13 de marzo abrieron por la mañana y cerraron por la tarde. También decidieron no hacer envíos (mucha gente les compra on line o por teléfono). «Teníamos puesta la radio. También habíamos organizado la 'pre-escucha' del disco de 'Triángulo de Amor Bizarro'. Pero cerramos la tienda. Utilizamos Instagram para que la peña escuchara el disco vía 'stories', porque el disco iba a salir igualmente, y para no dejarlo en el olvido».

Cerraron la persiana y se abrió la caja de las preguntas. «En principio pensamos que duraría un par de semanas. Luego nos fuimos asustando cuando vimos que se iba alargando. Decidimos ponernos las pilas y como no teníamos inventario porque nunca teníamos tiempo, pues lo hemos hecho, por fin». Y cuestiones más prosaicas, «como picar una pared que estaba llena de humedad y pintarla de nuevo». También llegaron las sorpresas:«Durante este tiempo la gente nos seguía haciendo encargos para cuando terminara la cuarentena».

«De hecho, muchos clientes nos han hecho pedidos sin saber cuándo les va a llegar. Y otros nos han llamado y nos han dicho:'Te ingreso 120 euros y cuando abras me llevo los vinilos'. Nos están avanzando dinero para poder hacer frente a los gastos fijos». «Es bonito. Algo estaremos haciendo bien para que la gente nos tenga cariño y no quiera que nos vayamos al carajo».

Hay muchas más anécdotas. «Otros nos llaman o escriben y nos mandan cien 'pavos' con mensajes como el que sigue:'Oyes, te los ingreso y me mandas los discos que quieras'. Es la diferencia entre la Fnac y Bora Bora. Nosotros conocemos sus gustos. Les conocemos». Y, es más, aventuran: «Creemos que con la pandemia nos hemos concienciado con el pequeño comercio de barrio, que le da la vida a tu barrio».

«Tenemos que adaptarnos. Pero es que no queremos vivir de la venta on line, por eso montamos la tienda»

Con el desconfinamiento que ha comenzado esta semana, han vuelto a abrir la persiana, con cita previa y toneladas de desinfectante. «Lo que más funciona es que nos llaman, lo encargan, y se lo damos en la puerta con guantes y 'flu-flú' desinfectante». Pero... «con la nueva normalidad el ambiente en la tienda ha desaparecido, que es uno de los temas importantes. Ya no hay músicos, ya no hay fans, ya no hay coleccionistas». No queda sino adaptarse. «De la cita física no vamos a poder vivir. Tenemos que adaptarnos con la venta on line. Pero es que nosotros no queremos vivir de la venta on line, por eso hemos montado la tienda».

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