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El barrio del Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad por ser una suerte de museo al aire libre con monumentos, historia y belleza por todas ... las esquinas, apenas ha logrado verse libre de la amenaza de los grafitis para que una nueva mutación se haya adueñado de sus paredes. Las campañas de concienciación y denuncia sumadas a las de limpieza, junto a la instalación de cámaras de videovigilancia, apenas han logrado controlar la proliferación de los dichosos grafitis cuando a partir de este verano, según denuncian los vecinos del barrio, una nueva plaga se ha acomodado en las paredes del barrio. Se trata de una suerte de «vandalismo poético», como lo han bautizado, que tiene en sí el mismo efecto perjudicial que los propios grafitis; minipintadas, esto es, frases escritas con rotuladores, que si a los autores en principio no les deba parecer que están cometido un delito contra el patrimonio, cuando se juntan cientos de ellas en una pared, se convierten en todo un despropósito.
De alguna forma, comenta Juan Antonio, arquitecto y miembro de la asociación de vecinos del Albaicín, «se ha puesto de moda este año y a partir del verano es una plaga. Hay muros enteros con centenares de ellas agrupadas, lo que forman una mancha que vuelve a afear completamente el barrio y a nosotros los vecinos nos queda la sensación de que todo el mundo aquí en el Albaicín hace lo que le da la gana y no se respeta nada».
En el barrio todos entienden que es una moda, pero están hartos. Ponen como ejemplo la de poner candados como acto de amor en los forjados de los puentes. O, también, recuerdan la vieja costumbre de pintorrear las puertas de los WCs. Porque en las paredes del Albaicín hay de todo. Desde declaraciones de amor a poesías conocidas, poemas cursis y recurrentes a frases más o menos graciosas. Por supuesto, las frases de los jóvenes músicos granaínos como Dellafuente están por doquier.
Como protesta, antídoto y medicina, la plataforma Albayzín Habitable ha lanzado este pasado fin de semana, que incluía el viernes el Día Mundial del Turismo Sostenible, una campaña para concienciar a todos los visitantes del Albaicín.
Se trata de colocar en los muros donde proliferan estas minipintadas folios en los que se lee en español e inglés el siguiente texto: «Este barrio no es un parque de atracciones. Y esta pared no es un libro de visitas. Si quieres escribir frasecitas, escríbelas en tu casa. Estas calles son Patrimonio de la Humanidad. Estad a la altura». Zas. No se puede decir más.
Mientras las minipintadas que componen esta sinfonía de «vandalismo poético» crecen, los visitantes se sacan fotos en ellas. En Carvajales, las paredes de las escaleras están llenas de frases. Muchas, firmadas con nombres y fechas. Apenas han nacido este pasado verano. Más abajo, a la derecha, la plaza de Santa Inés Alta también ha cambiado de nombre por el de la 'plaza de los Besos'. «Hay más de mil labios rojos y nombres».
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