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El viernes 26 de julio, Jesús Aguirre, presidente del Parlamento de Andalucía, propuso subirle el sueldo a los diputados porque, dijo, «les cuesta trabajo llegar a fin de mes». «Aguirre tendría que sentarse en esta oficina y ver cómo llegan familias bastante normalizadas para las que el aceite de oliva, el dentista o la calefacción son un lujo al que no pueden llegar». Manolo Martín, defensor del ciudadano en Granada, sonríe incluso cuando está cabreado. «Es que hay familias –sigue– que tienen que elegir cada mes entre pagar el alquiler o la luz. ¡Y, ojo, que algunas no están en el paro!».
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Martín aborrece el término «nueva pobreza», pero no encuentra otro mejor para explicar la situación. «Este perfil de nuevas pobrezas ya no es únicamente la persona que duerme entre cartones, que también las hay, por desgracia. Ahora hay familias que han estudiado una carrera en la universidad, tienen trabajo, coche, están en un país en el que se dice que la economía crece... pero, sin embargo, no llegan a final de mes por distintas razones».
Antes de seguir hablando con Manolo Martín sobre esas razones, merece la pena detenerse en los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (2023). Casi tres de cada diez personas (el 28,5%) de Granada están por debajo del umbral de la pobreza, es decir, que los ingresos por persona en el hogar están por debajo del 60% de la mediana de ingresos. Esa mediana en Granada es de 16.818 euros (en España, 19.127), por lo que, redondeando, estas familias viven con menos de 10.000 euros al año.
Un apunte más. Según datos publicados en julio de este año por la Agencia Tributaria, en la estadística de la Renta de 2022, el 43,7% de los granadinos que realizaron la declaración del IRPF lo hizo con ingresos por debajo del salario mínimo interprofesional: 165.241 personas.
El 28,5% de los granadinos vive por debajo
del umbral de la pobreza, según el Instituto
Nacional de Estadística
Esta es una problemática que afecta sobre
todo a los niños. Cerca de cuatro de cada
diez menores de edad se encuentran en
esta situación en la provincia granadina
Por el lado contrario, quienes más esquivan
el umbral de la pobreza son los más mayores
Menores de 18
De 18 a 64
De 65 y más
38,8%
29,1%
16,9%
La mayor parte de quienes viven en riesgo
de pobreza en Granada, seis de cada diez
del conjunto, son de origen extranjero
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
JUANJO CERERO
El 28,5% de los granadinos vive por debajo
del umbral de la pobreza, según el Instituto
Nacional de Estadística
Esta es una problemática que afecta sobre
todo a los niños. Cerca de cuatro de cada
diez menores de edad se encuentran en
esta situación en la provincia granadina
Por el lado contrario, quienes más esquivan
el umbral de la pobreza son los más mayores
Menores de 18
De 18 a 64
De 65 y más
38,8%
29,1%
16,9%
La mayor parte de quienes viven en riesgo
de pobreza en Granada, seis de cada diez
del conjunto, son de origen extranjero
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
JUANJO CERERO
El 28,5% de los granadinos vive por debajo del umbral de la pobreza, según el
Instituto Nacional de Estadística
Esta es una problemática que afecta sobre todo a los niños. Cerca de cuatro de cada
diez menores de edad se encuentran en esta situación en la provincia granadina
Por el lado contrario, quienes más esquivan el umbral de la pobreza son los mayores
Menores de 18
De 18 a 64
De 65 y más
38,8%
29,1%
16,9%
La mayor parte de quienes viven en riesgo de pobreza en Granada, seis de cada diez
del conjunto, son de origen extranjero
JUANJO CERERO
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
¿Cuáles son las razones de esta nueva pobreza? «Hay de todo –explica Martín–. Personas que a pesar de mantener el trabajo sufren bajadas de sueldo o directamente no cobran suficiente... En esos casos, además, tener hijos y vivir de alquiler son factores que acercan a la precariedad». También está la edad, «gente de 52 años que no encuentra trabajo y ven cómo no pueden mantener la vida que tenían sus hijos»;o padecer una discapacidad, «que provoca un alto riesgo de pobreza». Ahí las tienen: Condiciones laborales, vivienda, edad y discapacidad. «Como salimos a la calle y vemos lo bares llenos –reflexiona el defensor–, no somos conscientes de que hay gente muy cerca pasándolo mal. Gente que siente vergüenza y les cuesta decirlo. Gente que no tiene suficiente para vivir con dignidad y satisfacer las necesidades básicas».
A la oficina de Martín llegan decenas de casos. Hace unos días, un hombre le contaba que no sabía cómo decirle a sus hijos que no podían tener vacaciones. «¿Por qué no vamos a la playa este año?, le preguntaban sus niños al padre, que había vendido el coche para subsistir». También recuerda a un alto directivo que venía de cobrar un sueldo «bastante bueno». «Hicieron reajustes en la empresa y le bajaron el sueldo muchísimo. Se tuvieron que ir del piso de alquiler en el que estaban. Dejaron el coche. Cambiaron a los hijos de colegio. Están pasando faltas. Lo que puede cambiar la situación en un momento... Insisto, vivir hoy día de alquiler aumenta el riesgo de pobreza: por la escasez de alquileres asequibles y la dificultad de acceso a la vivienda en propiedad. Son pobres con empleo».
Manolo Martín
Defensor del Ciudadano
Muchas de estas familias, cuenta Martín, tienen que recurrir a los comedores sociales. «Las colas del hambre son una imagen desgarradora. Un drama humanitario y social. Es inadmisible que existan las colas del hambre en pleno siglo XXI». Por otro lado, el defensor de la ciudadanía advierte que «la pobreza, al igual que la riqueza, se hereda». «Quien nace en pobreza, muy probablemente sea pobre de adulto. Es muy difícil salir de ahí». ¿Y qué se puede hacer? «La pobreza que lleva a la exclusión social es un reto urgente de toda la sociedad, especialmente de los que nos gobiernan. No quiero ser alarmista, pero hay que ser realista: esto nos puede pasar a cualquiera. O a nuestros hijos. O nietos. O hermanos... La gente se tiene que sensibilizar porque hoy ser pobre no es solo estar parado o vivir en un barrio difícil».
Mientras tanto, en la Zona de Norte de Granada, Juan Carlos Carrión, párroco de Jesús Obrero y presidente de la asociación Almanjáyar en Familia (Alfa), prepara la comida para el centenar de niños del barrio que participan en la escuela de verano. «Hablar de vacaciones es difícil aquí. Las familias hacen todo lo posible por dar lo mejor a sus hijos, pero es durillo no poder salir». El miércoles, Carrión y una veintena de educadores se llevaron a 105 menores y 37 padres y madres al parque acuático de Almuñécar. «Fue una alegría. Los críos no podrían permitirse ese lujo, pero también tienen derecho. Aunque sea una vez en verano».
La pobreza en Almanjáyar es aun más angustiosa. «Hay familias –dice Carrión– que viven con ayudas de 400 euros al mes y que para buscar trabajo van a sitios públicos con Internet, porque, si no, no pueden mandar currículums o recibir respuestas». El párroco necesita solo unos segundos para que se le vengan a la cabeza una ristra de familias que viven en la pobreza. «Son personas invisibles –el cura aguanta unos segundos en silencio y aprieta los puños–. En el barrio hay una realidad invisible, la de los que de verdad lo pasan mal. Y hay otra realidad más visible, la de los que viven a costa de este mundo que hemos consentido entre todos: la droga».
Entre ambas realidades, los jóvenes buscan su lugar. «No tienen estudios por la situación social que han vivido. Y, como todos los jóvenes, quieren tener móvil, lujos... lo que se ve por ahí. Así que muchos se ven abocados al mundo del trapicheo. Esa es otra parte de la que no se habla. Gente completamente invisibilizada».
Juan Carlos Carrión
Párroco Almanjáyar
La escuela de verano de Alfa está «abierta a todas las edades y a todas las realidades». «Es una gozada cómo se puede educar a través de un plato de comida», afirma Carrión, que asegura que quienes lo están pasando peor son los inmigrantes. Por otro lado, el economato de la parroquia funciona todos los días. «Hay productos con un 80% de descuento a familias que han hecho distintos compromisos vitales con nosotros: búsqueda de trabajo, formación, adaptación digital...». «El otro día –recuerda–, una persona mayor que vive sola se privó del economato para que pudieran comer otras familias. Me dijo: hoy me quito yo y se lo das al que tenga menos. Eso son las cosas bonitas de este barrio que no se cuentan».
¿Qué se puede hacer? «Me hago muchas veces esa pregunta. Lo único que se me ocurre es estar al lado de ellos. Escuchar, acompañar y potenciar las capacidades de cada persona... Y cuando quiera, que se pase por aquí el presidente del Parlamento, que vemos lo de llegar a fin de mes». Los sueldos de los diputados, por cierto, rondan los 5.000 euros.
El pasado miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró durante el balance del curso político que «España es el país de la eurozona que más ha recortado la brecha que existe entre los más ricos y los más pobres desde el año 2017». Según precisó, «la desigualdad y la proporción de gente que vive por debajo del umbral de la pobreza se han reducido». En España, el umbral de la pobreza se sitúa en 11.476,2 euros al año. Sánchez consideró así que «el Estado del Bienestar ha vuelto a florecer, a robustecerse».
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