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Detrás de los fuegos artificiales que se han disparado en España en los últimos treinta años hay una trágica historia de alrededor de 85 muertes en las empresas que los fabricaron. Once de ellas sucedieron en Granada. A falta de estadística oficial, los ... recuentos recabados por otros organismos y las hemerotecas constatan que las pirotécnicas han sido históricamente un sector ligado a la tragedia en Valencia (19 muertos desde 1992), Galicia con 32 fallecidos en 30 años o Andalucía con al menos 21 víctimas en ese mismo periodo entre los accidentes de Granada, Sevilla y Huelva. El impacto que tienen estas explosiones es brutal en tanto que un solo accidente llega a provocar muertes múltiples, como las siete del accidente del año 2000 en Valencia o más recientemente las cuatro víctimas que en 2018 causó el estallido de un taller ilegal en Pontevedra (Galicia), que además destrozó un pueblo entero. Pero en esta negra historia de las pirotecnias, Granada acaba de marcar un hito atroz por la coincidencia, en menos de un año, de dos accidentes en centros de trabajo distintos de Guadix, con cinco profesionales fallecidos en su puesto de trabajo. El 13 de noviembre de 2018 morían tres trabajadores al estallar un búnker en la pirotecnia María Angustias y la pólvora volvía a matar antes de que se cumpliera un año, el pasado 27 de septiembre, a dos empleados de la pirotecnia López Franco.
Una doble tragedia que ha hecho que los sindicatos enciendan todas las alarmas y lleguen a pedir a la Subdelegación del Gobierno que cese la actividad de las pirotecnias de la provincia hasta que se garantice que estas empresas cumplen las normativas de prevención de riesgos laborales y se tomen medidas específicas, como la regulación del sector o la puesta en marcha de un nuevo convenio colectivo, ante una situación que consideran de emergencia. «La vida está por encima de los fuegos artificiales», dice el secretario general de CC OO en Granada, Ricardo Flores.
El sindicato denuncia la falta de seguridad, carencia de formación de los trabajadores y «dejadez» de la administración a la hora de controlar la actividad de estas empresas. Los datos que para ellos son la señal inequívoca de que se están haciendo las cosas mal es que en Valencia -el sector más potente de España- con alrededor de 500 trabajadores, se han registrado dos muertes en la última década mientras que en Granada, con apenas 40 trabajadores, siete profesionales han fallecido en explosiones, dos en 2012 en la pirotecnia de Vélez y las cinco de Guadix entre 2018 y 2019.
Los sindicatos presentan las pirotecnias granadinas como una especie de 'territorio comanche' donde no hay representantes sindicales, falta prevención e inversión en seguridad. Flores ha llegado a apuntar directamente a los «empresarios desalmados que no cumplen la legalidad» y a la administración como responsables por la «dejadez» en el sistema de control.
«Trabajan con prácticas rudimentarias», lamentó en la misma línea el responsable de Salud Laboral de CC OO Granada, Pedro Fernández Cano.
Durísimas acusaciones que han puesto en la picota a un sector, el de las pirotecnias granadinas que no levanta cabeza desde que el estallido de la crisis económica hizo que los ayuntamientos, sus principales clientes, recortaran la partida que destinaban a los fuegos artificiales de las fiestas. Según AFAPE, la Asociación española de Fabricantes de Fuegos Artificiales, los consistorios invierten en los castillos de fuegos un 60% menos que antes de la crisis. Y esto asfixia al sector -quedan 130 pirotecnias en España- que con menor presupuesto tiene cada vez más dificultades para competir con la potente importación de material desde China.
El progresivo endurecimiento de las normativas de seguridad, que les obligan a reforzar las inversiones en los centros de trabajo y la falta de relevo generacional en unas empresas pequeñas y de fuerte tradición familiar comprometen el futuro de la pirotecnia.
«Mi hijo tiene 30 años, con 15 lo tuvo clarísimo y ya me advirtió que no podía contar con él para seguir en esto. Las empresas más pequeñas no podrán adaptarse a las normativas que exigen fuertes inversiones. A la vuelta de veinte años en Granada no vamos a quedar ninguna», asevera Esteban Martín, que ha estado 28 años al frente de la Pirotecnia Martín de Vélez.
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En Granada, en los años 90 llegó a haber siete históricas pirotecnias. Hoy, tras el cierre en noviembre de 2018 de la pirotecnia María Angustias por el accidente mortal, sólo quedan cuatro en Órgiva, Ugíjar, Vélez y Guadix. Pero además esta última, la accitana López Franco, con cien años de antigüedad, está precintada mientras se investigan las causas del accidente mortal y, según informan desde la Dependencia de Industria, se han iniciado los trámites para dictar la resolución del cese de actividad.
En activo, por tanto, a día de hoy solo quedan tres. El retrato de las pirotecnias granadinas es el de unas empresas familiares, fuertemente arraigadas en la provincia y que tradicionalmente han fabricado material para otras empresas, sobre todo, del Levante. Funcionan por picos de producción y tienen una media de diez trabajadores, que llegan a ser veinte en verano y pueden bajar hasta cinco en invierno. En los 90, por ejemplo, pirotecnia Martín llegó a tener más de medio centenar de trabajadores. En los años más duros de la crisis se quedaron tres. Ahora se han estabilizado en diez. No existen las academias de formación para los trabajadores que aprenden el oficio en el propio centro de trabajo, de otros profesionales más experimentados. Los conocimientos se trasladan de generación en generación entre familias como la de Esteban Martín, que llevan la pólvora en vena.
«En Granada hay cero empleo sumergido en las pirotecnias, cuando una empresa tiene trabajadores formados hace cualquier cosa para que no se le vayan», explica Martín.
La seguridad del sector se regula por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y un exigente reglamento de Artículos pirotécnicos que además se completa con instrucciones técnicas complementarias (ITC) que van al detalle. Pero además, según fuentes de Industria, el sector está en plena adaptación a nueva ITC que plantea nuevas medidas de seguridad y que las empresas tienen hasta mayo de 2020 para implantar.
La normativa dura existe, por tanto, y la administración asegura que se cumple. «La Dependencia de Industria sigue con rigor la normativa y está en continuo contacto con estas empresas y ellas responden a esas mejoras; están en continua supervisión», asegura la subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro. Las pirotecnias granadinas han tenido 15 inspecciones en los últimos dos años.
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Las empresas insisten en que la seguridad es su prioridad y lamentan «las barbaridades que dicen los sindicatos desde el desconocimiento». «La cinco muertes en Granada han sido una ruleta. Ni mucho menos hay menos seguridad que en Valencia. En este sector las investigaciones son muy difíciles. Lo que pasó sólo lo saben los fallecidos», comenta el secretario de la AFAPE, Antonio Fernández. «Este es el único sector en el que el que está en primera línea de fuego es el dueño y, si no, es su hijo. En seguridad jamás se recorta, es nuestra obsesión», concluye.
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