Okupan el bloque que iba a ser demolido en la próxima fase de Santa Adela

Pero en un instante sintió que el ruido venía del piso de abajo, lo que le llenó el cuerpo de miedo, pues el Bajo de su bloque hace tiempo que está vacío y tapiado; inhabitable. Sus temores se confirmaron pocos instantes después: eran okupas, varios individuos que los vecinos de esta zona del Zaidín vieron este lunes cómo se adueñaban de forma impune de una de las viviendas del edificio que, precisamente, se encuentra a las puertas de demolerse en el marco del plan urbanístico de Santa Adela.

Esta vecina no durmió anoche del susto. Fue la primera que los vio. Y no se le va el momento de la cabeza. Cuenta que estas personas trataron de «forzar» la entrada de su casa cuando ella tenía la puerta entreabierta amarrada por una «cadenita» de seguridad. Y se interpuso y les preguntó fuera de sí que qué narices hacían. «Sorprendidos al verme, me preguntaron que si vivía allí alguien y dijeron que venían en busca de un tal Mariano. Ahí fue cuando yo les llamé de todo, ni me acuerdo lo que les dije», señala esta señora, que consiguió que se fueran. Rápidamente llamó por teléfono a un vecino y este avisó a la Policía de que estaban intentando okupar las viviendas.

Para entonces estos individuos, que en el barrio solo recuerdan de ellos que eran jóvenes y violentos, ya habían quitado la reja de una ventana y accedido al interior de uno de los pisos vacíos. La persona que llamó a las autoridades, que prefiere guardar el anonimato, apunta que los okupas después de entrar fueron «puerta por puerta» comprobando qué casas tenían gente... hasta que se cruzaron con esta vecina.

Entre tanto, se cortó la luz en todo el bloque sospechosamente. «Llamamos a la Policía Local, pero cuando llegaron ya se habían ido. También avisamos al 091 y la patrulla que se personó tampoco vio nada, pero luego por la noche volvieron», señala esta persona. Relata que sobre las once y media de la noche otra pareja de la Policía Local se cruzó con estos individuos e incluso hablaron con ellos, pero no sabe nada más. «Solo que metieron colchones y más cosas y que están ahí dentro», cuenta horas después, ya por la mañana, frente a la casa okupada.

La reja forzada está apoyada hoy en la fachada lateral del 34 de Santa Adela, donde se ve una persiana echada hasta abajo. «Allí están», precisan en un vecindario que no quiere problemas. Algunos hablan incluso de haber recibido amenazas tras la aparición de la Policía; también que incluso esta gente enseñó una supuesta pistola y alguna navaja. La Policía Local no hizo ayer declaraciones al respecto. En el portal hay rastro visible de la presencia de los okupas. Ha aparecido una maleta frente a la puerta tapiada de la casa usurpada y también hay signos de manipulación en el cuartito de la electricidad.

Los vecinos tienen miedo porque la mayoría de casas están vacías. A pesar de que sus accesos están tapiados, no se fían. En el edificio quedan tan solo cuatro inquilinos, que llevan años esperando a que avance el plan de Santa Adela para tener una casa mejor y más moderna. El citado bloque forma parte de la última fase en curso de esta estrategia urbanística que está transformando el barrio.

Les preocupa que si esta gente se instala allí y se hace fuerte no se pueda llevar a cabo la demolición que está prevista una vez que toque hacerla. Además, claro está, de lo que pueda suponer para la convivencia. María del Carmen Ariza, presidenta de la asociación de vecinos de Santa Adela, explica que las obras de edificación del nuevo edificio, donde se realojará a Manoli y otros tantos vecinos, empezarán este verano en el solar de enfrente.

La demolición de las viejas casas, donde se ha producido la okupación, tendría que hacerse a continuación, pues en los terrenos resultantes se proyecta una 'zona verde'. No es la primera vez que okupas tratan de usurpar viviendas o incluso locales de esta zona y los vecinos se muestran hartos: quieren más vigilancia y más celeridad en la ejecución del plan