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El barrio del Realejo debe tener cierto atractivo para los okupas. «No ha pasado ni un mes desde el último desalojo ocurrido en marzo en una vivienda de la calle Molinos de este barrio y ya han vuelto a okupar otro edificio», explica Antonio Sánchez, vecino y afectado directamente por las acciones del movimiento okupa.
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Esta vez, el objetivo de los okupas ha sido un edificio que hay en el Carril de San Cecilio, justo al final del Campo del Príncipe, frente a la iglesia donde habita la Virgen de la Misericordia, la Greñúa. Se trata, según Alejandro Corral, presidente de la asociación de vecinos del Realejo, de una vivienda que en su día adquirió el párroco de la iglesia de San Cecilio para vivir junto a su hermano, también sacerdote. «Ambos fueron atendidos por una señora que atendía por el nombre de Candela», recuerda. «Los sacerdotes acordaron con las Hermanas del Buen Samaritano, con sede en Loja, que cuidaran asimismo de Candela cuando se hiciera mayor. A cambio, las religiosas se quedarían con el inmueble».
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El trato se cumplió a la perfección. Pero tras el fallecimiento de los protagonistas, el edificio quedó vacío. Sin embargo, informa una integrante del colectivo Por un Realejo Habitable, «las monjas indicaron que cada tres semanas acudían periódicamente a limpiar y acondicionar el edificio». Fue en este periodo de tiempo, por tanto, entre visita y visita de las Hermanas del Buen Samaritano, cuando los okupas aprovecharon para entrar. De hecho, una de las vecinas del Campo del Príncipe afirma que aprovecharon el barullo de la Semana Santa. «Les llevamos viendo desde hace unos diez días», manifiesta.
La Policía Nacional, por su parte, acudió este fin de semana pasado a identificar a las personas que se encontraban en el interior de esta vivienda, lo que hicieron por la ventana. Este periódico habló ayer con las religiosas para conocer si se había presentado denuncia, pero aunque confirmaron que el edificio estaba okupado, declinaron hacer más declaraciones.
Mientras, los vecinos están completamente indignados. En las redes sociales muestran su enfado por la situación que se vive en el Realejo y por los destrozos que causan en los edificios. «Nos gustaría saber qué van a hacer los okupas con la capilla del edificio», manifiestan.
Pero los okupas siguen a lo suyo. Si en marzo la asociación Por un Realejo Habitable denunció ante el colectivo Stop Desahucios a los okupas de la calle Molinos por sus fiestas que se prolongaban durante la madrugada e impedían el descanso;ahora en abril la fiesta continúa.
Los okupas han vuelto con sus fiestas y han 'estrenado' este nuevo local. Son los 'discokupas' del Realejo.
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