Fallecido en Málaga
Óliver, el experimentado piloto granadino que aprendió a volar en las rodillas de su padreFallecido en Málaga
Óliver, el experimentado piloto granadino que aprendió a volar en las rodillas de su padreEl mundo de los aviones lo era todo para él. Surcaba el cielo a diario. Era su hobby, su pasión y su forma de ganarse la vida. Una vida que ha perdido desgraciadamente mientras hacía lo que más le gustaba: pilotar una avioneta. Este hombre ... de 49 años y de origen granadino murió este sábado tras un accidente en el aeródromo Leoni Benabú de Vélez-Málaga, en El Trapiche. Todavía no se conocen las causas, pero Óliver Frutos chocó con su aeronave mientras participaba en las exhibiciones con motivo de la festividad de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la aviación.
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Los que lo conocían destacan su predisposición y actitud en la vida. También su amor por su familia y su casi obsesión por los aviones. Una fijación por ver el mundo desde arriba que le inculcó su padre, que vivió toda la vida frente a la Base Aérea de Armilla. Empezó a surcar el cielo en las rodillas de su maestro de vida cuando apenas tenía 8 años. Con 14 ya realizó su primer vuelo en solitario. En los mandos de su avioneta era donde demostraba sus sentimientos.
Como hizo su padre con él, Óliver también inculcaba la sensación de libertad que da volar a su hija Noa. Se les podía ver juntos en la avioneta equipados con sus gafas de sol y sus cascos de vuelo para pilotos. También le gustaba compartir cabina con su mujer Rocío. Su fiel escudera, la que lo acompañaba en todas las batallas aéreas. A los tres se les podía ver compartiendo aventuras en redes sociales, siempre con una sonrisa cegadora.
«No conozco a nadie con una pasión tan grande como él», comentaba su esposa en un reportaje que Canal Sur realizó este verano mientras lo ayudaba a preparar un vuelo.
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Por eso, ella siempre estaba a su lado. Se dieron el ''sí, quiero'' en 2018 y en las fotos de recién casados se les podía ver entre avionetas, pistas de aterrizaje y paracaídas de fondo.
La aviación también era su sustento. Óliver tenía una empresa de climatización con la que se ganaba la vida, pero hace poco más de dos años decidió cerrarla. La dejó para dedicarse por completo a dar clases de vuelo. Así cumplía dos sueños como convertir tu trabajo en lo que te gusta y poder pasar más tiempo con su mujer y su hija. Estaba orgulloso de sí mismo.
«Hoy es un día tristísimo. El gran piloto acrobático Óliver Frutos, que nos regaló la exhibición aérea de nuestro reciente Crossroad Motor Festival, ha fallecido en el Aeródromo de La Axarquía, mientras realizaba lo que fue su mayor pasión: volar. Nuestro corazón está con sus allegados y familiares. Mucha fuerza a todos. Oliver ahora vuela mas alto, más rápido, más lejos. Demasiado para poder verlo ni sentirlo, pero todos le daremos alcance algún día, eso es seguro. Entretanto, levantemos una copa al cielo», comentaba en redes sociales su compañero de aficiones Pedro Rastrero.
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Es un tópico y para los suyos no servirá de consuelo. Pero, Óliver se fue mientras hacía lo que más le gustaba, con lo que se sentía libre. Ahora vuela más alto que nunca y domina el cielo.
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