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En la empresa granadina Tostaderos Sol de Alba, uno de los fabricante de aperitivos y frutos secos más importantes de Andalucía, tenían firmados contratos con su proveedor de aceite de girasol hasta finales de año y ahora no le garantizan el suministro más allá de ... este mes de marzo. En la atarfeña Nicopan, una de las grandes de la panadería industrial, esta semana firmaron con su proveedor en Italia el contrato de la mantequilla al doble del precio habitual. La harina que usan las panaderías también ha disparado su costes, por el desabastecimiento por la guerra y los proveedores no garantizan el suministro. Los contratos que se cerraban a meses vista, ahora duran días porque los precios «se han vuelto locos». Los problemas crecen. Es el día a día de las empresas granadinas que se están viendo golpeadas de lleno por la onda expansiva desatada por la invasión rusa de Ucrania.
Al drama humano de la guerra le acompaña una dura factura económica tanto a nivel industrial como doméstico por el fuerte encarecimiento de la luz y el gas, el combustible y la mayoría de las materias primas.
Por el momento en Granada, según fuentes empresariales y sindicales, las industrias no han llegado al límite que se está viendo ya en otras partes de España, de tener que plantear ERTE o paralizar fábricas por ésto, sin embargo los costes de producción disparados están forzando ya a las empresas a repercutir las subidas en el precio final que pagan los consumidores por los productos. Y todo ello con una inflación que alcanzó en febrero el 7,6% en la provincia, los niveles más altos en treinta años.
El último factor que faltaba para desatar «la tormenta perfecta» ha llegado esta semana de la mano de la protesta de transportistas, que sí está parando empresas. Las consecuencias económicas y de organización están siendo devastadoras hasta el punto de cerrar sectores enteros como el hortofrutícola y provocar fuertes problemas generalizados de desabastecimiento, con pérdidas millonarias.
La situación es tan grave que la Confederación Granadina de Empresarios (CGE) se sumaba esta semana a la petición de CEPYME y CEOE para reclamar al Gobierno central que actúe cuanto antes para paliar el enorme impacto que está teniendo el aumento de los precios de la energía y el combustible en la actividad empresarial, así como soluciones ante el paro de los transportistas. La secretaria general de la CGE, María Vera, demandó un plan de ayudas «de forma urgente» y medidas de choque ante la situación «inasumible».
También los sindicatos admitieron que la tormenta perfecta de esta semana está estrangulando a la industria y que, hasta que no se resuelva el paro del transporte habrá gente sin poder trabajar en las fábricas. «No sabemos donde está la línea de la afectación bélica y dónde la del paro del transporte pero el efecto en la industria está siendo importante, según nos dicen las empresas», resume el secretario general de Industria de CC OO Granada, Raúl Caro. Por el momento no se han planteado ERTE pero, según Caro, la patronal empieza a utilizar la difícil coyuntura como «arma» para proponer la contención salarial en la negociación de los convenios colectivos de empresa y sectoriales. «Habrá que estudiar cuánto tienen de realidad y cuánto de estrategia», subraya.
Industrias agroalimentarias
El panorama de la industria agroalimentaria granadina, que arrastra un año de subida de precios, ya era difícil pero tras 25 días de guerra, con los costes energéticos, los de la harina, los cereales, los embalajes o el aceite de girasol disparados, ya es «inasumible». El paro de transporte, además, ha provocado que les falte mercancía y no puedan sacar sus productos. «La gente ha estado aguantando los precios finales por si las subidas eran coyunturales pero ya no podemos más, el margen de beneficios te lo comes. La harina ha subido ya hasta tres veces», resume Raimundo López, presidente de la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Granada. Lo peor es la incertidumbre «porque el mercado español no es autosuficiente en cereales o harina». «Salvo medidas fiscales espectaculares el Gobierno tendremos que subir todos los precios», señala. Por lo pronto, este lunes comprar una pieza de bollería de unos 70 gramos –un suizo o un cruasán– costará diez céntimos más. «No es una subida de sector sino de empresas que ya no pueden más, no la harán todas a la vez pero se irán sumando», apunta.
Tostaderos Sol de Alba
El aceite de girasol alto oleico que utilizan en Tostaderos Sol de Alba para freír el maíz tenía un precio de 1,16 euros por kilo en el contrato firmado por la empresa granadina. Ahora, su proveedor habitual, una empresa de Sevilla que se abastece de aceite de Ucrania, no puede garantizarle el suministro y tendrán que salir a comprarlo al mercado, donde cotiza a 3,4 euros el kilo. Un mazazo para la empresa granadina que fríe mil toneladas de maíz al año y se ve golpeada de lleno también por la escalada del precio del gas
El grupo empresarial tiene además en Cádiz otra firma, Franjuba Pan, que se ve afectada además por los altos costes de la harina. Por suerte, ellos son previsores y esta crisis les ha cogido en una «posición privilegiada» porque tenían suministros pero otras empresas del sector ya se ven contra las cuerdas.
Como quiera que sea, los costes de producción se han duplicado y se ven forzados a repercutirlos en el precio final de los productos que salen del tostadero y que han subido entre un 10 y un 30%. «Los clientes están esperando a ver cómo evoluciona la situación y a que se doble la curva de los precios. Se han parado los pedidos. En cuanto la situación lo permita revertiremos la subida. En nuestro caso concreto no son productos de precios altos, espero que no se dejen de comprar pipas o maíz tostado», suspira el director general adjunto de Tostaderos Sol de Alba, José Antonio Barragán Espinar. La puntilla esta semana está siendo el paro de transportes que ha dejado la fábrica de Cádiz parada «con los trabajadores, haciendo tareas de limpieza». «Yo prefiero ser optimista, pero si llegamos al punto de no tener pedidos o suministros, tendremos que parar líneas de producción en Granada», esgrime.
Interbread
En la empresa fabricante y distribuidora de productos de panadería y bollería Interbread, con sedes en Santa Fe y el polígono de Escúzar, se han duplicado los costes energéticos y la harina acumula una subida del 40%. «Nosotros se la compramos a una empresa de Cádiz que la importa de Rusia y Ucrania. Los precios están disparados, se están buscando harinas por otras partes pero no son las mismas, tienen calidades diferentes», resume Sergio Bleda, el gerente de Interbread. El próximo mes de abril subirán lo precios entre un 9 y un 10%. No queda otra. «Hemos estado compensando las subidas directamente con el margen de beneficios pero ya no se puede vender por debajo de costes. Unos clientes lo entienden y otros no y cambian de proveedor», esgrime el gerente de esta empresa con 75 trabajadores.
El aumento de precios también repercutirá, cree Bleda en el consumo. «En pan no, pero la pastelería y bollería sí bajará. La cesta de la compra va a cambiar y hay una parte de la población que no se podrá permitir un cruasán o una napolitana», sentencia.
Nicopan
«Están los precios locos, todo loco. Las empresas vamos resolviendo los problemas al día, por horas». Así resume la situación Nicolás Espigares, propietario de la empresa Nicopan, que fabrica pan y productos frescos de panadería y pastelería en Atarfe.
El empresario es previsor «porque ya estaba viendo venir las subidas desde hace un año» e hizo acopio de materias primas, pero aún así se está viendo afectado de lleno tanto por los costes energéticos desbocados, en una empresa de alta demanda por los procesos de ultracongelación, como por la subida de la harina y otros productos básicos. La mantequilla, esta semana la ha comprado a 2,40 euros el kilo, cuando hasta ahora tenía un precio de 1,25 euros por kilo en sus contratos. «La situación es muy complicada, no puedes revisar contratos a los clientes todas las semanas, hay que mirar con perspectiva», lamenta.
Pero si algo tiene indignado al empresario esta semana es el golpe añadido que ha supuesto para su empresa el bloqueo del transporte. «No se puede boicotear a las empresas de esta manera. La mercancía no entra ni sale y tengo parados diez mil kilos de levadura seca que voy a donar a Ucrania para que allí puedan hacer pan. Puse a trabajar la fábrica en fin de semana para sacarlo el lunes y ahí sigue parado, no lo podemos enviar, no hay derecho», resume enfadado. «Nosotros estamos pagando diez veces más por la luz, el gas o la harina y no nos tiramos a la calle a boicotear a otras empresas», protesta.
Thielmann Portinox
La crisis de suministros energéticos golpea también a la planta granadina del líder mundial de fabricación de contenedores de acero inoxidable, Thielmann Portinox. Además se está viendo directamente afectada por el paro de producción en la planta de Acerinox en Cádiz, que ha realizado un ERTE ante el aumento «desproporcionado e inasumible» de los costes de producción.
El coste del acero, principal materia prima de los barriles se ha doblado. «Ha pasado de dos euros a más de cuatro pero puede llegar a seis». La energía se ha triplicado. «Estamos reaccionando, adaptándonos y optimizando procesos que no llegan a compensar las subidas. Entiendo que la energía se está viendo afectada por la especulación y tendrá que volver a niveles más sostenibles», opina el jefe de planta de Thielmann Portinox en Granada, José Jiménez.
En su caso cuentan con una plantilla muy especializada –200 trabajadores en cuatro turnos– y tienen medidas de flexibilidad en función de la producción. «Ahora estamos esperando a ver dónde llega el tema del bloqueo del transporte, no descarto que afecte hasta el punto de tener que parar», asume preocupado.
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