El anterior equipo de gobierno fijó una serie de premisas para la elaboración del plan general. Debía tener visión metropolitana, no era necesario incluir planes ... residenciales para miles de viviendas sino rehabilitar algunas de las actuales y debería reequilibrar las diferencias entre el norte y el sur de la ciudad. Apartir de ahí, los técnicos empezaron a dibujar algunas líneas. Entre ellas, las de las vías y la estación de tren. Las consultas con distintos colectivos –vecinos, empresarios e ingenieros, entre otros– terminaron por dejar de lado todas las ideas que no contemplaban mantener la estación en Andaluces.
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Una presentación de la Oficina del Plan General firmada por el ingeniero Indalecio de la Lastra muestra algunas de esas alternativas, sus cronogramas, presupuestos, y evaluaciones. El soterramiento de la estación y las vías duraría 13 años y costaría unos 618 millones de euros. Requeriría dos años para la construcción de una estación provisional. Pero es la mejor opción –recibe un diez– en cuanto a factores territoriales como accesibilidad desde el Cinturón, superficie ocupada, impacto sobre edificaciones y permeabilidad. .
Una de las opciones mejor valoradas, según este documento, es la construcción de una estación en el barrio de Bobadilla. Rondaría los 238 millones de euros. Acabaría con la cicatriz ferroviaria de la Chana, pero necesitaría una línea dos de metro que atravesaría el Centro, saldría por la Carretera de Málaga, pararía en la estación de trenes y alcanzaría el aeropuerto. Podría estar lista en cinco años. Empata con el actual emplazamiento, con una puntuación de 7,75, en lo relativo a factores ambientales. Es la mejor idea en cuanto a funcionalidad ferroviaria –por longitud del trazado, radios, pendiente y continuidad para un futuro tren con Motril–, con un 8,13. Y también recibe buena nota, 8,49, en cuanto a factores territoriales.
En 2022 trascendió la idea de trasladar la estación a Méndez Núñez, en Huerta del Rasillo, y desviar las vías en paralelo a la Circunvalación. Pero no aprobaba ni en funcionalidad ferroviaria, factores ambientales ni territoriales. Quedó desechada tras la ronda de consultas con los colectivos. Como sucede con la opción de Bobadilla, junto a la Azucarera, implicaba 'tocar' la Vega y saltar la línea roja que supone la Circunvalación para el desarrollo urbanístico. Además, acababa con la gran ventaja de la actual terminal: tiene una parada de metro en la puerta y está a menos de cinco minutos del corazón de la capital.
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Los ingenieros piden valorar bien todos los factores que pueden influir en la obra: la duración, el posible aislamiento ferroviario, el coste, la funcionalidad, molestias para los vecinos, necesidad de construir una estación provisional... «Esta propuesta debe establecerse desde el consenso y el compromiso de todas las administraciones», señala un estudio de 2012 del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
El ingeniero y exvicedecano de la Demarcación de Andalucía y profesor de Urbanística de la UGR Alejandro Grindlay, coincide. «Hace falta un acuerdo entre administraciones. Probablemente la solución más dura no es la más óptima, hay que buscar un consenso para, tratando de mantener el servicio ferroviario, resolver la cicatriz».
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