![Operación blanquear el Sacromonte contra el polvo sahariano](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202203/18/media/cortadas/S-3-k2q-U16013525315351HI-1968x1216@Ideal.jpg)
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El único edificio de Granada que no ha cambiado de color tras estos días de lluvia de polvo sahariano es precisamente el santo y seña de la ciudad. La Alhambra, la Roja, en su traducción literal, mantiene hoy sus tonos rojizos, espejo de lo que sucede en toda la ciudad.
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De igual forma, un paseo por las calles, plazas y barrios de la ciudad de la Alhambra son suficientes para comprobar que el empedrao del Realejo, la loseta isabelina de la Gran Vía, o incluso la cerámica de Fajalauza blanca y azul con los nombres de las calles, lucen carmesís por efecto de la lluvia de polvo sahariano. El asfalto de muchas calles parecen ríos de sangre que se lleva este polvo rojo tras el paso efectivo de las mangueras. Baldear es el verbo de moda que se conjuga en todas las esquinas de la ciudad.
En el Sacromonte, el mítico y popular barrio de las cuevas, se afanan como pueden para mantener las paredes de sus zambras y viviendas de blanco inmaculado. Cuestión que por ahora es misión harto dificultosa.
Lo explica Justo, dinamizador del Museo Etnológico de la Mujer Gitana, de la Asociación Romí. «Estamos todos muy preocupados porque vamos a tener que blanquear de nuevo. Ycomo están las cosas es un gasto más que hay que sufrir».
Más arriba del cerro, en el Museo de Interpretación del Sacromonte, el efecto de la lluvia roja es patente. Todas las instalaciones se aprecian como si hubieran pasado por un filtro de Instagram que se llamara 'Rojo Sahara'. Yno es broma. «Hay que imaginar el efecto que tiene esta lluvia de polvo rojo en un barrio cuyas viviendas y negocios están completamente encaladas», explica Fran.
Añade, el también presidente de la asociación de vecinos del Sacromonte, que «es una plaga más que hay que sumar a la que ya padece este barrio». Entonces habla de la plaga de la pandemia, que les dejó sin turismo y sin ingresos, «y de la plaga del abandono municipal, que nos tienen olvidados, sin transporte público y muchas más cosas».
Amparo, de la Casa Juanillo, enchufa la manguera para baldear la placeta de empedrao donde coloca su terraza, justo frente a la cueva de Curro Albaicín y la de María la Canastera. «Alas paredes no le damos porque con el agua a presión salta la cal. Hay que esperar al buen tiempo para volver a encalar todo». Y así, como todos en este barrio, de forma que cuando despunte el verano, allá por San Juan, comenzará la operación de blanquear el barrio del Sacromonte.
El concejal de Medio Ambiente, Jacobo Calvo, ha reorganizado los servicios ordinarios de Inagra para tratar de paliar esta situación, «que se encuentra en toda la ciudad». En especial, se han fijado en los vehículos que esparcen agua a presión. Se trata de dos barredoras de calzada con doble pértiga, dos fregadoras, dos baldeadoras y seis hidrolimpiadores provistos de manga de baldeo y cinco operarios con manga de riego.
«El dispositivo se adaptará en función de lo que vaya pasando en los próximos días», apunta el edil. También fía el resultado de la limpieza a la meteorología. La previsión meteorológica es de lluvia 'limpia' sin arrastre de polvo sahariano, «por lo que no sería necesario dispensar ningún tipo de agua por parte de los medios mecánicos». Además, hay treinta operarios en turno de mañana, tarde y noche para dejar limpia la ciudad de polvo sahariano.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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