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Quico Chirino y Rafael Lamelas
Granada
Viernes, 17 de enero 2020, 01:36
El 11 de febrero de 2016, el empresario italiano dueño del Watford y del Udinese, Gino Pozzo, escribe un correo electrónico a Quique Pina. La etapa de ambos en el Granada –y ellos lo saben– está llegando a su final. En los días previos se ... han intercambiado varios documentos; entre otros, un borrador de contrato entre el club inglés y Pina donde se acuerdan los «honorarios» en libras esterlinas a percibir por el todavía presidente del club nazarí. En total, 2.265.476 euros en tres pagos a efectuar entre marzo de 2016 y febrero de 2017. «Aquí lo tienes, te ruego me devuelvas una copia firmada», pide Gino a Pina en el e-mail enviado a las 13:22. «¡No te lo gastes todo! Saludos», se despide irónicamente. Pina le reenvía ese correo seis minutos más tarde a una de sus personas de confianza: «Ha funcionado, hay que ver quién lo tiene que firmar, si mi hermana o yo».
Los traspasos
Pina, declarado insolvente desde 2010, conseguía de esta forma nuevos ingresos millonarios a través de alguna empresa.
El murciano buscaba liquidez para seguir en la órbita del club nazarí. Intuía que iba a cambiar de manos y en diciembre de 2015 se mueve para intentar incluso su compra. El día de Navidad, a las 13:15, le escribe a Gino Pozzo: «Necesito lo que hemos hablado varias veces y desde hace tiempo: solucionar el contrato mío con Watford y el abono ya (...) y justo con esa sociedad, que es en la que tengo los ingresos. Es la que estoy tratando ante el fondo de inversión para que me puedan dar el préstamo para la posible compra del Granada. (...) Me informan que da más credibilidad una sociedad con patrimonio que una persona física sin saldo ni patrimonio, como es mi caso».
Las cuentas
Esta información aparece en un informe que la brigada central de Investigación de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción entregó el pasado 16 de diciembre al Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, que investiga la operación Líbero. Contiene los datos obtenidos del volcado del correo electrónico de Quique Pina y de los dispositivos intervenidos en los registros efectuados en enero de 2018. De las pesquisas de los agentes se deduce que Pina y Pozzo usaron supuestamente el Granada para un negocio personal. El club es el pretexto para mover cantidades millonarias, pagar comisiones y mover a jugadores en el mercado internacional: «Se infiere la instrumentalización del Granada CF para potenciar jugadores que luego eran vendidos sin que los beneficios reportaran en favor del club, ya que eran remitidos a un fondo en Luxemburgo», sostiene la Policía. El propio Pina aporta cifras en sus correos electrónicos de la magnitud de las operaciones.
En uno de los textos intervenidos, el murciano le recrimina al empresario italiano cuando la relación se rompe que no le compense todos los favores que le ha hecho: «¿Te imaginas que además te sirve el club para, por la legislación española, conseguir que jugadores que inviertes con tu fondo en Luxemburgo puedas primero financiar la compra al club? Lo importante, que no te convenía comprarlos por Udinese porque Italia no permite que actúe un fondo, por lo que tener un equipo español por cero euros. (…) Porque el juez capitalizó (el Granada) 1.689.000 euros en acciones y tengo conocimiento de que los chinos te pagan ese dinero también aparte de los 37 millones. ¿Qué me hubieras ofrecido en ese momento? –se refiere al aterrizaje de Pozzo en Granada–. Esta sociedad que actúa de fondo a través del Granada ha logrado posiblemente más de 50 millones de beneficio en traspasos, además de quedarte con jugadores del activo del Granada como Foulquier, Success, Peñaranda… Con lo que el resultado es de más de cien millones de euros. ¿Cuánto me hubieras ofrecido en porcentaje cuando se inició el proyecto? Se feliz, me has engañado».
El tono de las conversaciones se vuelve tenso. Pina le reclama a Pozzo una deuda antes de romper la relación y el 23 de junio de 2016 recibe un correo del Watford con el asunto: «Ciao Quique, ecco pagamento». Se adjunta un justificante de transferencia desde una sociedad en Luxemburgo por importe de dos millones de euros a la cuenta de Calambur; la empresa que en marzo de 2010 pasó a estar administrada por la hermana de Quique Pina y que asumió gran parte de su patrimonio meses antes de que fuese declarado responsable solidario junto a sus padres de una deuda de 3.200.584 euros como administradores del Ciudad de Murcia. Según el juez José de la Mata el expresidente del Granada empleó supuestamente «mercantiles instrumentales, administradas sobre el papel por terceros de su confianza, que habrían sido utilizadas para el cobro de salarios en los clubes de fútbol y comisiones derivadas de operaciones de traspasos de jugadores».
Insolvente
Los correos intervenidos respaldan esta línea de investigación. Pina escribe a Pozzo el 23 de junio de 2016: «Gino, fíjate antes de firmar este contrato si se podría hacer mejor por Calambur, ya que Hacienda puede intervenir como Enrique Pina. En caso de que prefirieses otra sociedad, tengo dispuesta otra para ello». Calambur es también la sociedad a través de la cual Pina intentó quedarse con el Granada.
Movía dinero, aunque formalmente no estuviera a su nombre. Cuando la Policía entra en su domicilio descubre un documento en el que se desglosa una deuda de cuatro millones a cuatro años, de los que algunos importes ya los habría recibido. Calambur era la sociedad que manejaba el capital. En uno de los correos analizado aparece la facturación de 2017: «Te paso un listado de lo que hemos facturado este año, verás que suma 2.029.022 euros, deducidos los gastos serían 1.628.288 de beneficios». El mismo contable le advierte en un e-mail posterior sobre el riesgo de operar en países extranjeros: «He hablado con Juan y dice que salvo que sea totalmente imprescindible él no abriría una cuenta de Calambur en Uruguay, ya que aunque es perfectamente legal la inspección va a preguntar los motivos y es una luz roja sobre blanqueo de capitales de la que van a estar muy pendientes».
El asesor
En el balance de la cuenta corriente y a plazo había en ese momento 4,6 millones de euros.
En las Navidades de 2015 el máximo accionista del Granada, Gino Pozzo, y su presidente, Quique Pina, ya sabían del interés de un grupo inversor chino por el club. Los correos electrónicos intervenidos en la operación Líbero lo ratifican y también desvelan el intento de Pina por quedarse la sociedad. Pozzo admitió aquellos contactos pero aseguró que no tenía interés por vender y sólo se abrió a «acuerdos comerciales». La junta general de accionistas se celebró en enero de 2016 dentro de un hermetismo total. Pero el negocio ya estaba en marcha.
En aquella época se produjo un giro importante en la política deportiva: la FIFA prohibió los fondos de inversión, que eran el instrumento a través del que operaban los antiguos dueños y gestores del Granada, como delatan las conversaciones analizadas por la Policía.
La Justicia también empezó a seguir los pasos de Pozzo y el italiano preparó su retirada del Granada. Quique Pina apuró al límite y siempre jugó el órdago de contar con un inversor dispuesto a comprar el club. En realidad, un movimiento en el que estaba desde la Navidad de 2015. En vísperas del verano de 2016, la relación entre ambos, aparentemente, se rompe y los correos intercambiados están llenos de reproches.
El abogado Enrique Zarza, personado en la causa, considera que se usó el Granada para «mover a sus futbolistas y hacer negocio», tal y como apunta la instrucción. Tras los últimos informes de la Udef, sopesa la posibilidad de presentar una denuncia por parte de los accionistas minoritarios del club por presunta administración desleal en la etapa anterior. Una gestión que suspuestamente descapitalizó al Granada mientras que circulaban millones de euros y se cerraban operaciones internacionales.
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