Un momento de la entrevista, un día después de conocerse la sentencia. Pepe Marín

Mar Villafranca | Exdirectora de la Alhambra

«La orden la dieron desde arriba; había un interés político»

Reflexiona sobre los últimos ocho años tras quedar absuelta del caso de las audioguías: «Fui víctima de un tiempo muy cruel donde se otorgaron a la UDEF y la UCO atribuciones impropias para amedrentar y generar alarma social»

Quico Chirino

Granada

Sábado, 11 de marzo 2023, 23:51

El lunes 6 de marzo a las 14.05 horas María del Mar Villafranca estaba frente al ordenador, dando forma a un libro sobre Torres Balbás. Sin previo aviso de su abogado, vio entrar en el correo electrónico la sentencia del caso de las audioguías. ... Se fue directa al fallo: todos absueltos. Habían pasado 2.799 días desde que dimitiera el 7 de julio de 2015 por esta causa. A la primera que llamó fue a su madre: «Se puso a llorar y yo me preocupé, porque tiene un marcapasos». Ha estado siete años y medio bajo sospecha y dos veces detenida. Estaba en la cúspide: formaba parte de la ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba, salía en las quinielas para consejera de Cultura cada vez que había una crisis de gobierno y en Granada la llamaban la sultana; el referente socialista en la capital. No piensa volver a la política. Se ha jubilado como profesora en la Escuela de Arte pero colabora en proyectos como el futuro PGOU de Granada o la transformación de la Azucarera. Llega el momento de ajustar las cuentas. Se intuye el nombre de muchos a los que alude, aunque solo menciona con nombre y apellidos a una persona.

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–¿Cómo está María del Mar Villafranca?

–[Sonríe] Dimití como directora de la Alhambra hace siete años y medio y, en esa comparecencia, dije exactamente lo mismo que ha dicho la sentencia. La gestión siempre puede ser mejorable pero no hay nada reprochable desde el punto penal y no hubo perjuicio económico. Eso es fundamental, porque ese fue el interés de toda esta operación.

–¿Cómo se vive casi ocho años bajo sospecha?

–Es una experiencia dura, no lo voy a negar, y que no todo el mundo es capaz de soportar. Además está el sufrimiento de la familia, que es lo más doloroso. No me he olvidado, es un hecho que está presente todos los días desde que te levantas. No te sientes ni víctima ni mártir, pero sí un poco acosada. Cuando hay algo que dura tanto no es casual. Se podía haber cortado [la instrucción] en otro momento y no se hizo. Es humano pensar que existen otras razones, más allá de las puramentes...

Macrocausa

«Cuando hay una investigación que dura tanto no es casual; se podía haber cortado en otro momento y no se hizo»

–¿Se refiere a la propia investigación?

–Efectivamente, ha sido una investigación prolongada en el tiempo para buscar una causa general. El caso en sí de las audioguías partía de la empresa, no de un partido político, era algo de tipo tributario del empresario que tenía la concesión.

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–¿Piensa que había alguien que tenía un interés especial en que le fuera mal a María del Mar Villafranca, al PSOE…?

–Ha sido bastante irresponsable quien estuvo detrás. No me atrevo a señalar con nombres y apellidos a nadie, porque creo que hay varios frentes. Cuando se me atacaba a mí y al trabajo de mi equipo, la Alhambra también ha sufrido, no ha salido indemne de todo esto. Demuestra que daba exactamente igual, se trataba de atacar para quitar a alguien del medio hicieran el daño que hicieran

–¿Había un interés político?

–Sí, había un interés político, para qué vamos a negarlo. Al principio se utilizaron unas herramientas administrativas y colaterales.

–La sentencia descarta todos los delitos pero sí hace referencia a que el control, la gestión, podían haber sido mejorables. ¿Por qué no se actuó de la manera adecuada y se llegó a esa situación?

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–Ninguna administración actúa robóticamente. Reto a cualquier gestor a que le pongan un expediente sobre el foco judicial y a ver lo que sacan. Cada funcionario es responsable de su parcela de gestión. Yo no tenía un inspector de servicio colgado del cogote para ver lo que me ponían a la firma. Se trata de una cadena y yo no participaba en los procesos operativos. Tengo unas funciones estratégicas y de planificación. Se puede asumir que la gestión administrativa puede ser mejorable. Hay otras instancias en las que se pueden dilucidar esas discrepancias. No soy experta en derecho administrativo pero si algo tiene error se subsana con una diligencia. Si hay alguna duda de legalidad, se puede llevar a convalidación.

La dimisión

«Pedí a la consejera Rosa Aguilar que me dejara despedirme del pleno del Patronato y no me dejó. Eso no se lo perdono»

–Dijo en el juicio que firmaba 5.000 papeles diarios. El ciudadano puede preguntarse si sus gestores no saben lo que firman. ¿El sistema falla por algún lado? ¿Faltan controles?

–Ahora se tiene mayor control. Hay funcionarios que no quieren firmar nada. Quizás debiera haber dentro de todos los niveles administrativos mejores mecanismos. No teníamos interventor propio, acudía dos veces a la semana y se acumulaba el trabajo. Ahora hay una interventora específica. Tenía tres jefes de servicio, ahora hay siete. No quiero decir que no hubiera control, todos los años teníamos una auditoría de la Cámara de Cuentas y nunca nos pusieron una pega, jamás.

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–El caso de las audioguías surge en el entorno de una campaña electoral en 2015. Su dimisión también se produce en un momento político interpretable, con la nueva política. El PSOE necesitaba a Ciudadanos para gobernar en la Junta. ¿Su dimisión fue voluntaria? ¿Se lo insinuaron?

–No le tengo ningún apego al cargo. Los hechos no sucedieron de golpe, primero hubo unas detenciones, una petición de información… Se lo dije a la viceconsejera, porque no estaba aún nombrada la nueva consejera. No me lo pidieron [que dimitiera], decidí que las circunstancias que se iban a producir iban a hacer daño a la Alhambra. Sí tengo que decir, y lo voy a decir por primera vez, que pedí a la consejera Rosa Aguilar que me dejara, por lo menos, hacer el pleno del Patronato, que ya estaba convocado. Me quería ir rindiendo cuentas de mi gestión. La única tristeza que me quedó es que no me pude despedir del pleno. No me dejó. Le pedí que lo consultara, que era cuestión de unos días... Eso no se lo perdono, no se lo perdono.

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Julio de 2015

«Fuimos a comisaría engañados. No nos enseñaron ningún papel, esa detención fue ilegal»

–¿A qué atribuye esas prisas?

–Ah, no sé. Supongo… [piensa]. No quiero hablar mal de las personas pero, cuando tienes tiempo para reflexionar, sinceramente, no creo que fuera por arriba, creo que fue ella [Rosa Aguilar]. Se emperró en que me fuera. Se lo facilité cuando fui a Sevilla con la carta escrita de renuncia.

–¿Esa consejera se quitó un peso de encima?

–Efectivamente.

–¿Cómo recuerda aquel momento? Una persona que era tan influyente en la escena pública y se ve detenida. ¿Cómo fue ese golpe?

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–Fue sorpresivo y de una manera engañosa. Porque a nosotros no nos dijeron que nos iban a detener. Nos llamaron para que fuéramos a la Policía. Habíamos entregado tres cajas de documentación y, sinceramente, creímos que íbamos a tener una sesión de trabajo para aclarar algunas cuestiones. Son como intuiciones. Llamé al letrado adscrito a la Alhambra, César Girón, y le dije que nos había llamado la Policía y prefería que viniera. Entramos al despacho con los dos inspectores y nos dicen: «Le vamos a detener». César se puso nervioso: «Esto es una detención ilegal y voy a proponer un habeas corpus». No sé si cuento cosas que no debería. Tuvo unas palabras con el inspector y dijo que ellos estaban autorizados a hacer esa detención. «Pero es que no hay juez ni fiscal que lo haya ordenado, ¡Que es la directora de la Alhambra». Nos salimos un momento y me dijo César que, si hacíamos el habeas corpus, me tenía que quedar en el calabozo. Me dio un poco de yuyu. Me hicieron unas preguntas y, al final, cuando no pude contestar más, decidieron que habían cumplido su misión. Fuimos engañados, esa es la realidad. No nos enseñaron ningún papel, esa detención fue ilegal. Podríamos haber ido contra la Policía y haberle puesto una denuncia porque esas cosas no se les hacen a un ciudadano libre.

Colina roja

«La Policía investigó suelta de manos sin que nadie se lo mandara. Miraron hasta la cartilla infantil de mi hijo de once años»

–¿Se ha preguntado quién dio la orden?

–Hay órdenes que vienen desde arriba, está claro. Lo cuadras con otras circunstancias que se vivieron en ese momento. Fuimos víctimas de un tiempo muy cruel, donde se otorgaron a la UDEF y la UCO unas atribuciones impropias para amedrentar y generar alarma social. Me han dicho que hasta se había preparado un operativo poco menos que de antiterrorismo para detenernos en la Alhambra. Desconozco quién, no puedo decir si fue fulanito, pero que fue alguien, desde luego.

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¿Desde el Ministerio del Interior?

–Sí. La orden es así. Y Subdelegación del Gobierno, quien estuviera en ese momento, que era quien mandaba.

–Luego hubo una segunda ronda de detenciones, una veintena. Pero la pieza separada, que se bautizó Colina Roja, se archivó sin que ni siquiera prestaran declaración en sede judicial.

–Ese día fue kafkiano. Cuando lees la documentación de la Policía es una novela de humor negro. Como el caso de las audioguías parece que era poco, pues vamos a intentar crear una macrocausa, una causa general que está prohibida; ningún policía legitimado por nadie puede hacer esto. Hicieron una investigación ilegal. Y eso está dicho en un recurso que ganamos. Por eso se archivó. Los plazos fueron los plazos [se agotaron]. Pero, ¿por qué se estuvieron peloteando un juez y otro el caso durante ese tiempo?

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–¿Por qué ninguno quería darle tramitación algo que venía viciado de origen?

–Eso lo dice usted [sonríe].

Fuego amigo

«No voy a negar que los míos también dieron munición. Rosa Aguilar se sacó que había que hacer una auditoría»

–Se llegan a hacer informes policiales y, en esa historia, archivada, se habla de cosas que a los ciudadanos les llegan más. Salen los patrimonios, por ejemplo. ¿Llegó a preguntarle algo su propio entorno? ¿Sospechó de quienes la rodeaban?

–Estoy convencida de que si esa investigación no fue hacia adelante fue porque todo lo que allí había era una especie de nube que no tenía ningún tipo de lógica ni razón. Hay que crear algo y empiezan a buscar cosas, a veces, muy tangenciales. Se llegó a buscar una trama para financiar al PSOE, eso se decía. Oí tantas tonterías que prefiero, como está archivado, dejarlo. ¿Por qué hay un peloteo de dos jueces que no quieren hacerse cargo de una causa que era muy golosa? Lo dejo ahí. Tengo como afectada el derecho de pensar que si eso no fue a más no fue solo por el recurso que ganáramos por los plazos, hay que analizar qué pasó en ese tiempo. La Policía siguió investigando. ¿Por qué, si nadie le mandó investigar? ¿Porque les da la gana y sueltos de manos cuando ya estaba todo judicializado? Es doloroso porque en esta investigación fue cuando se autorizó la investigación de los patrimonios. En mi caso, tengo un patrimonio normal con arreglo a mis recursos. Mi hijo tenía once años y hasta su cartilla infantil la fueron a investigar. No hay derecho.

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–Tenía influencia orgánica en aquel momento, llegó a estar en la ejecutiva federal del PSOE con Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Se sintió arropada?

–Bueno [piensa], en los partidos políticos, en términos generales, cuando suceden estos casos no hay nadie que se te eche encima, pero también se ponen de perfil. Como en todo en la vida, hubo personas que sí me apoyaron y otras que quisieron quitarse del medio. Por ejemplo, la señora Rosa Aguilar. ¿Qué es lo que hizo con su actitud? No me haga hablar de quién me sucedió [en la Alhambra].

–¿Qué hizo?

–Desde no dejarme que me pudiera despedir y defender mi gestión, hasta [se para] sacarse que había que hacer una auditoría y ordenarla al director, que era un pelele en el fondo, puesto allí, sin hacer ruido, y que se prestó además a ello. Imagine que, de pronto, la Alhambra se llena de gente sin experiencia. Por eso digo que en todo esto también ha sufrido el monumento. Orgánicamente, tengo que agradecer que Elvira Ramón, representante a nivel nacional del PSOE, salió en rueda de prensa en el Congreso denunciando la actuación de la Policía. Una persona que se destacó en la defensa fue Sandra García, la delegada del Gobierno de la Junta. Tampoco esperaba mucho más. Puedo no haber perdido la inocencia en muchas cosas pero la política sé que es un espacio frío.

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–¿Hubo fuego amigo? Algunos contribuyen desde dentro a alimentar con sus procedimientos de transparencia el caso Alhambra. ¿Los suyos dieron munición?

–No se lo voy a negar. No voy a señalar con el dedo, pero digo lo que he visto. La actitud de Rosa Aguilar me pareció poco comprensiva. Alguien que debió actuar de otra manera. Hasta con el monumento tampoco lo hizo demasiado bien. Yo he estado metida en una lista de corruptos, como si fuera lo mismo un caso y otro. He pagado un precio muy duro.

–Estaba Susana Díaz y había de fondo muchos procedimientos que tenían a gente señalada. ¿Le llamó?

–No quería decirlo, pero usted lo ha dicho. En esas circunstancias políticas, donde se dependía para gobernar de Ciudadanos, todo lo que tenía que ver con supuesta corrupción había que erradicarlo de raíz. Otra cosa es que yo opine que ese atenazamiento en el que había caído el PSOE me parece una barbaridad. No quiero señalar nombres y apellidos, el de Rosa Aguilar sí lo señalo. Porque es alguien que debió ser más solidaria.

–¿Cómo ve la Alhambra?

–No puedo dejar de pensar en la Alhambra. Me siguen llamando para que cuente cosas. El trabajo que realicé sigue siendo estudiado en la facultad. El plan director está en muchos manuales. Con Rocío Díaz tengo muy buena relación. Hablamos en los primeros momentos.

–Con el anterior no tiene mucha relación.

–Reynaldo [Fernández] es un compañero que conozco desde hace muchísimos años, no me descubre nada, sé quién es, no estoy peleada ni enfadada con él, pero quizás no me sentía cómoda en ese momento. No tanto por él, quiero aclararlo, sino por plegarse a determinadas directrices que le vinieron de arriba. A lo mejor estaba obligado pero no le hacía bien ni a mí, que me da igual, ni a la Alhambra.

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–Queda la sentencia del Tribunal de Cuentas que la obliga a pagar 404.000 euros. Una parte, por este contrato que ahora esta sentencia penal valida. ¿Espera que también esto se resuelva favorable?

–Hay una parte del Tribunal de Cuentas que concurre con el mismo hecho de las audioguías y otra no. En la que concurre, porque la sentencia dice que no hay perjuicio, no puede haber por otro tribunal que haga una petición de alcance contable. La otra parte [el contrato de las tiendas] está recurrida. El Patronato se ha negado a mandar una serie de contestaciones y hay obstrucción y me reservo mis derechos para que la persona que tiene que contestar, no hablo de la dirección, sino del secretario general, se atenga a las consecuencias porque las puedo ejercer. Hay una cuestión evidente y es que las tiendas de la Alhambra están ahí. El auditor dice que cuando hizo la investigación no le dieron la documentación y la cantidad que se deduce de eso representa un alcalde contable. Estoy confiada porque he visto la documentación. Tampoco han tenido en cuenta el juicio en sí en el Tribunal de Cuentas, donde mi abogado confronta con el interventor que hizo la auditoría y que ahora tiene un alto cargo en la Junta. Fue un golpe porque no esperaba que estuviera la sentencia en mitad del otro juicio. No sé qué pensar.

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