![Nelson muestra la imagen de María Emilia Riquelme que le acompañó en su enfermedad](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201911/06/media/cortadas/_DSF1515-kDwE-U90607931520oaC-624x385@Ideal.jpg)
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Amanda Martínez
Miércoles, 6 de noviembre 2019
Nelson se levanta cada mañana muy temprano para trabajar en su pequeña plantación de café que cultiva en Altamira, un pueblecito de Colombia. Tiene tres hijos y una tienda de comestibles a los que atender. Es un hombre fuerte pero un día la enfermedad ... le venció. Su abdomen se inflamó y tuvo que acudir en busca de cura a la clínica del Rosario en Medellín. No estaba solo. A su lado siempre estuvieron su mujer, Aldanary Molina, y varios de sus 12 hermanos, entre ellos Emilia, una religiosa misionera del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, una congregación que fundó una granadina, María Emilia Riquelme y Zayas en Granada en 1912.
Nelson ingresó con un cuadro de pancreatitis aguda necro hemorrágica, una enfermedad muy grave en la que el páncreas se inflama. «La tasa de mortalidad en un caso como este es muy alta, de más del 90%», explica Samuel Blanco, el médico que atendió al paciente en el hospital. Tras la intervención quirúrgica, su evolución fue mala, «tenía ventilación artificial y medicación para que su corazón y sistema vascular lo mantuvieran vivo. Yo le decía a la familia que había que tener mucha fe y no perder la esperanza».
Nelson volvió al quirófano. Fue una más de las trece intervenciones a las que se sometió. Emilia Yepes, hermana de Nelson, perseguía por la clínica al doctor Blanco. «El nos dijo que no había solución. Me tocaba el hombro y me decía: «solo un milagro» y yo le respondía: «va a suceder». Entonces llamó a la Casa Madre pidiéndoles estampas con la novena de la Madre Fundadora que repartió entre los familiares y amigos a los que pidió que rezaran con mucha fe. También puso bajo la almohada de la cama de su hermano en el hospital una foto de María Emilia, una imagen que había tocado su tumba en el convento de Granada, y la pasaba con frecuencia por el vientre lleno de cicatrices del enfermo durante los treinta y dos días que permaneció en un coma inducido. «La Madre Fundadora siempre decía que hay que tener fe en Dios, confianza en María, humildad y no temer». Y así, tras cincuenta y dos días ingresado, Nelson salió del hospital sin apenas secuelas. «Su recuperación es excelente. Tiene diabetes que trata con insulina, pero se alimenta bien y, después de una enfermedad tan grave no han quedado secuelas y su vida es prácticamente normal», concluye el doctor Blanco, especialista en cirugía gastrointestinal y endoscopia digestiva, tras contar «su pequeña contribución a este caso».
«El milagro procede de Colombia porque Emilia siempre quiso ser esa misionera que abarca el mundo entero», explica la hermana Emilia, orgullosa de la familia a la que pertenece y a su congregación que nació con vocación de misión y que hoy está extendida por países como Brasil, Bolivia, Filipinas o Angola.
«Yo estoy hoy aquí para dar gracias a Dios y a María Emilia Riquelme por su intercesión», ha dicho esta mañana Nelson en Granada donde va asistir a la ceremonia de beatificación de María Emilia Riquelme. Junto con su hermana, el doctor Samuel Blanco y Marián Macías, la superiora de la congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento, han contado a los medios de comunicación cómo vivieron este milagro que va a permitir a la religiosa granadina ser beata. Para la congregación «es un momento de gozo y una llamada a toda la iglesia a que seamos santos, mejores, y a que pongamos una gota de bondad en nuestro mundo», explica Marian Macías.
Hoy Emilia estaría feliz, y no tener un pie en la santidad, sino porque peregrinos de todo el mundo se van a reunir en Granada para gloria de Dios con el corazón lleno de gratitud y alabanza. La ceremonia de beatificación se va celebrar en la catedral el próximo 9 de noviembre. Una beata granadina que une su nombre al de fray Leopoldo o Juan Nepomuceno Zegrí, los dos últimos granadinos en ser beatificados.
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