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Una paloma torcaz en un jardín. Tristan Ferne
Las palomas torcaces se vuelven urbanas en Granada

Las palomas torcaces se vuelven urbanas en Granada

La Alhambra y algunos ayuntamientos combaten los excrementos de estas palomas, que duermen en los árboles de la ciudad ante la abundancia de alimento y la ausencia de depredadores y cazadores

Inés Gallastegui

Granada

Sábado, 12 de octubre 2024, 00:37

La palabra 'plaga' tiene connotaciones negativas en todas sus acepciones: 'calamidad', 'infortunio' o 'aparición masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan graves daños'. Desde hace unos años la paloma torcaz, la más corpulenta de las colúmbidas europeas, está empezando a ser vista con malos ojos y combatida como una molestia por algunas instituciones públicas. ¿El motivo? Estas aves han abandonado en parte su carácter migratorio y se han hecho más urbanas. Además, su dieta es más diversa que la de sus 'primas' las palomas domésticas, y sus excrementos, considerablemente más abundantes y coloridos, obligan a algunos ayuntamientos a realizar campañas especiales de limpieza.

La paloma torcaz es una especie que goza de buena salud. El último censo realizado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) contabilizaba en 2006 unos 11 millones de ejemplares en la Península Ibérica. Diego Ontiveros, doctor en Ciencias Biológicas y asesor técnico de la Federación Andaluza de Caza (FAC)en Granada, asegura que desde entonces el crecimiento ha sido «exponencial», aunque no hay datos oficiales.

Hasta hace poco la 'Columba palumbus' tenía hábitos migratorios: las poblaciones pasaban el otoño y el invierno entre nosotros y en primavera viajaban hacia el Norte de Europa en busca de comida y hábitats más frescos para criar. En los últimos años, sin embargo, una parte importante de ellas ya no migra. Según los conteos realizados en las zonas de paso de los Pirineos por organizaciones de cazadores franceses, el año pasado se registró la cifra más baja de entrada en nuestro territorio de los últimos 20 años: 150.000 ejemplares.

109.900 torcaces fueron abatidas en la provincia de Granada en la temporada de caza 2022-23, según cifras oficiales

El responsable de Conservación de Especies de SEO/BirdLife, Jorge Fernández Orueta, explica que las torcaces se han hecho más urbanas por tres motivos. Por un lado, señala el biólogo, las ciudades tienen cada vez más zonas verdes y los árboles que se plantaron en los nuevos parques hace dos o tres décadas han madurado y se han hecho más frondosos y, por tanto, más atractivos como dormidero para las aves.

Por otro lado, esas islas de vegetación les proporcionan cantidad y variedad de alimento, sin olvidar que ya no son huidizas ni tienen miedo a las personas y que hay gente que les da de comer: «No hay que hacerlo porque se les hace dependientes de un recurso caprichoso y, casi siempre, con alimentos inadecuados».

En las ciudades, además, apenas tienen depredadores naturales que sí las amenazan en el campo –rapaces como águilas, azores, halcones o búhos y mamíferos como las jinetas–, ni son cazadas por el hombre.

Cultivos arrasados

Diego Ontiveros sí cree que la población de torcaces en entornos urbanos «se ha desmadrado» en los últimos años y, de hecho, en algunas zonas se están convirtiendo en un problema porque una bandada es capaz de «arrasar» un cultivo en cuestión de horas. Recuerda que las torcaces tienen un radio de forrajeo de 10 a 15 kilómetros, por lo que, en su búsqueda de seguridad y éxito reproductivo, Granada les ofrece un entorno ideal: árboles en abundancia en la ciudad para dormir y una Vega que les proporciona alimento sin límite durante el día. Uno de sus hábitats favoritos en la provincia son las alamedas de la Vega, pero la reducción del cultivo de chopos en las últimas décadas las ha empujado cada vez más cerca de la capital.

11 millones de palomas torcaces se contabilizaban en 2006 en España, pero la cifra se ha disparado en los últimos años

Uno de esos lugares donde se concentran es el bosque de Gomérez, una superficie forestal de unas 6 hectáreas donde disponen de miles de almeces, plátanos, castaños de Indias y aligustres para posarse. Javier Sánchez, jefe de servicio de Bosques y Huertas de la Alhambra, no tiene cifras exactas, pero asegura que son «miles» los ejemplares que viven en este bosque periurbano y justifica las medidas aplicadas por el Patronato para espantarlas: cetrería, drones, cometas con forma de rapaz, emisión de biosonidos –con cantos de depredadores–, láser y detonaciones periódicas.

Sánchez matiza que los excrementos de las torcaces no causan daños en el monumento –se posan en árboles, no en edificios–, pero sí problemas de «incomodidad e insalubridad» en viales, bancos, fuentes y mobiliario urbano del bosque circundante, y provocan destrozos en las huertas del Generalife. También puntualiza que el objetivo no es acabar con las palomas, sino desplazar al menos a una parte de ellas a zonas forestales próximas. Estas medidas, que se aplican desde hace años, «no son una solución mágica», reconoce.

'Columba palumbus'

Cómo es

De pecho robusto y prominente, la paloma torcaz mide unos 40-42 centímetros de longitud y 75-80 de envergadura, por lo que es bastante más voluminosa que la bravía o doméstica. Son características sus manchas blancas en el cuello y las alas.

Vuelo y canto

Desarrollan un vuelo poderoso y rápido, por lo que no son presa fácil para las rapaces. «Su arrullo es grave y potente, formado generalmente por dos o tres series de cinco sílabas: gu-guu-gu, gu-gu», informa SEO/BirdLife.

Alimentación

Además de todo tipo de granos de cereal, se alimentan de bellotas, almendras, brotes de hortalizas, bayas y otros frutos, insectos, lombrices y hasta caracoles.

El Ayuntamiento de Albolote también trabaja para espantar a las torcaces del municipio: el pasado verano contrató a una empresa de cetrería que realizó vuelos nocturnos con dos águilas. La concejal de Medio Ambiente, Rosario Ramírez, explica que la proliferación de estas aves estaba provocando una acumulación de excrementos en algunas comunidades de vecinos, en un colegio y en una iglesia.

La capital, por su parte, no ha tomado medidas para desplazar a las colonias, pero sí dispone de un plan de refuerzo de la limpieza con agua caliente a presión, en otoño y primavera, para eliminar sus excrementos: aparte de ser más voluminosos que los de la paloma doméstica, suelen presentar un color oscuro a causa de su dieta, que incluye bayas además de granos.

Naturaleza en la ciudad

Los biólogos son escépticos sobre la eficacia de estas medidas. «La cetrería lo único que hace es ahuyentarlas de forma puntual, pero se van a un sitio cercano y después vuelven. A las explosiones se acostumbran», afirma el portavoz de SEO. De las siluetas de rapaces directamente se pitorrean, apostilla Diego Ontiveros. Aseguran que las torcaces urbanas no crean un problema de insalubridad porque no son transmisoras de enfermedades como la gripe aviar ni portadoras de vectores como garrapatas y pulgas.

«Te fastidia cuando te cagan en el coche, pero ya está», asegura Fernández Orueta. Por otro lado, se trata de una especie autóctona que no compite con otras aves: su llegada a las ciudades responde a causas naturales y no tiene los mismos efectos que la introducción artificial de especies exóticas invasoras, como la cotorra argentina. «La naturaleza se nos mete en las ciudades y eso es bueno», concluye.

Dos palomas torcaces en un árbol. Manuela Bacsick

Una especie abundante que se caza y se come

La temporada de caza de la paloma torcaz en Andalucía comenzó el 6 de octubre y termina el 9 de febrero de 2025. En la provincia de Granada, según los datos oficiales que aportan las memorias anuales de caza, fueron abatidas en la temporada 2022/23 casi 110.000 ejemplares y en Andalucía, 578.000. La cifra real podría ser mayor, porque sigue habiendo furtiveo, según Diego Ontiveros, asesor técnico de la Federación Andaluza de Caza. En Granada existen más de 1.100 cotos que abarcan casi todo el territorio, a excepción del Parque Nacional de Sierra Nevada y la parte central de la Vega de Granada.

Aunque la paloma torcaz ha sido tradicionalmente apreciada por su carne, «se come cada vez menos», señala Ontiveros. Los conejos y las perdices son piezas más apreciadas.

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