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En Parque Nueva Granada, una de las zonas más humildes de la capital granadina, los jóvenes se agolpan, sentados sobre el respaldo de los bancos públicos, y dejan pasar una tarde nubosa entre charlas y minutos muertos. Si no fuera por la ubicuidad de las mascarillas, casi parecería una escena de 'The Wire', la serie de David Simon. O, salvando la diferencia de edad, una postal salida de 'Los lunes al sol' de Fernando León de Aranoa. Aquí, como en muchos otros puntos de cualquier barrio de la capital desde que comenzó la pandemia, las horas pasan despacio, hay poco que hacer y apenas queda más que esperar a que la situación cambie. A poder ser, pronto. Aunque casi nadie se lo termina de creer del todo.
La pandemia provocada por la Covid-19 se ha cebado también con los más jóvenes, que ya venían de una situación complicada derivada de la crisis de 2008. La incorporación al mercado laboral ya era un problema antes de que llegara el coronavirus. Una situación que se ha visto agravada por el confinamiento y la mala situación de sectores estratégicos para la economía provincial, como ocurre con el turismo.
La información estadística disponible en fuentes oficiales ya habla a las claras de esta situación. De acuerdo con los microdatos relativos a la última edición de la Encuesta de Población Activa (EPA), relativa al segundo trimestre de 2020, la provincia ha alcanzado el porcentaje más alto de 'ninis' entre los 16 y los 30 años; es decir, aquellas personas que no estudian, ni trabajan, ni tampoco buscan un empleo de manera decidida porque ven complicado que lo vayan a encontrar.
La situación afecta ya a una proporción muy significativa de la juventud granadina. En concreto, prácticamente a un tercio del total. En esta última edición de la EPA, el 28,75% de todos los encuestados de entre 16 y 30 años aseguraron que en este momento no cursan ningún tipo de estudio, ya sea reglado o no, ni tampoco tienen un empleo.
Una cifra de esta magnitud no se había registrado nunca en un segundo trimestre, según la serie histórica de la EPA, que el organismo estadístico nacional pone a disposición pública desde el año 2005. Con respecto a las cifras del año pasado, por ejemplo, el porcentaje de granadinos en este grupo de edad que no estudia ni trabaja ha repuntado un 49%.
28,7% de todos los jóvenes granadinos de entre 16 y 30 años ni estudia ni trabaja
42,7% de los encuestados en esta situación no se plantea buscar ahora nada por la pandemia
El único dato similar al registrado durante la pandemia hay que ir a buscarlo hasta 2012, el considerado año más duro de la crisis económica que llegó a España en 2008. En aquel segundo trimestre, el 27,1% de los encuestados por el INE entre 16 y 30 años aseguraron no estar estudiando ni trabajando. En términos relativos, el dato de 2020 es seis puntos más alto que el de aquel momento.
«Desde que acabó el confinamiento me he gastado más de 100 euros en imprimir currículums. Ynada». Con muy pocas palabras resume su situación Baddredine Badri. Este joven granadino de 27 años acabó el bachillerato y dedicó los años siguientes a trabajar, sobre todo en bares, discotecas «y lo que fuese saliendo, básicamente», explica. Sin embargo, hace alrededor de año y medio que se quedó sin nada, y la situación no ha hecho más que empeorar con la pandemia. «De trabajo hay poco, por no decir nada», resume Badri. «Vas a muchos sitios y directamente te dicen que ni te molestes en dejar el currículum».
Ha perdido también un poco la ilusión por formarse: «hablo cuatro idiomas y estuve meses haciendo curso tras curso, y tampoco de ahí ha salido nada», afirma el joven, que recalca que lo que más le duele es que no le den «la oportunidad de demostrar» sus capacidades. Si la cosa no mejora en los próximos meses empieza a plantearse marcharse de Granada o del país; un discurso que a muchos les sonará muy similar al que se vivió tras la llegada de la crisis de 2008. «Es o eso o empezar a hacer cosas ilegales», resume con evidente claridad.
Incluso entre quienes tienen una situación un poco menos agobiante a la que hacer frente, la pandemia también ha truncado, u obligado a dejar para más tarde, las perspectivas laborales que se habían hecho.Es el caso de la granadina Claudia Gallegos, de 22 años, a quien la Covid-19 le ha impedido acabar su carrera de Turismo porque necesita hacer una estancia de prácticas en un hotel que, como casi todos en la ciudad, se encuentran o cerrados o en un nivel de actividad mínima y con al menos parte del personal todavía en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Una situación que, afirma, le está «afectando mucho» porque la falta de experiencia le cierra también la puerta de otros empleos. Esta joven manifiesta su «esperanza» de que el sector turístico se haya al menos comenzado a recuperar para la primavera del año que viene, aunque no lo tiene nada claro.
De momento, eso sí, ha decidido ponerse a estudiar otras ramas del conocimiento relacionadas con el mercado turístico y mejorar sus idiomas, ya que ve la recuperación «poco probable» y quiere estar «abierta a otras opciones y sectores menos perjudicados».
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