Varias religiosas trabajan en la elaboración de dulces navideños, una de las principales fuentes de ingresos de las Comendadoras de Santiago. JORGE PASTOR

La pandemia detrás del torno

Crisis sanitaria y económica ·

Conventos granadinos como las Comendadoras de Santiago, en situación límite después de ocho meses sin ingresos por canales como la venta de dulces y la hospedería

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 16 de noviembre 2020, 00:23

Fue en 1501 cuando se inauguró el monasterio de las Comendadoras de Santiago, el más antiguo de Granada.Más de cinco siglos han transcurrido desde que los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, entregaran las llaves de la real casa ... a las Comendadoras en señal de posesión. Más de cinco siglos en que estas religiosas, que rezan seis horas al día y laboran el resto de la jornada, han superado todo tipo de penurias, guerras, hambrunas, desamortizaciones y pandemias. Esta última, la del coronavirus, también está dejando secuelas más allá del torno tanto en las Comendadoras como en el resto de conventos de Granada, instituciones cuyos ingresos dependen en gran medida de que la gente acuda a comprarles dulces, que les hagan encargos de corte y confección o, como sucede con las Comendadoras, que haya comensales en su hospedería. Desde que se decretó el primer estado de alarma, allá por mediados de marzo, nada de nada. No entra ni un céntimo en caja.La situación se ha tornado ya crítica.

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Las religiosas nunca se quitan las mascarillas pese a su 'aislamiento'. JORGE PASTOR

«Hasta ahora –comenta la madre María Auxiliadora, superior de las Comendadoras de Santiago de Granada– hemos tirado con los 1.500 euros de la pensión de las dos monjas jubiladas y de los ahorrillos que teníamos en el banco, pero ya casi no nos queda nada». Las necesidades alimenticias las han cubierto gracias al Banco de Alimentos y los productos que les quedaban en los congeladores. «Con eso no estamos apañando», dice María Auxiliadora, quien explica que el principal gasto que tienen que afrontar todos los meses son los 286 euros que cuesta la Seguridad Social de diecinueve hermanas. Estamos hablando de un total de 5.434 euros mensuales, una losa que antes de la Covid-19 soportaban gracias a que muchos días –especialmente los fines de semana– colgaban el cartel de completo en sus tres comedores y, además, vendían kilos y kilos de su exquisita repostería con recetas con más de tres siglos de antigüedad, como la de la fruta escarchada o los botes de almíbar.

Preparando dulces. JORGE PASTOR

«Nosotras no somos pedigüeñas ni queremos limosna», asegura María Auxiliadora. «Nuestro único anhelo es que no nos falte el trabajo para seguir tirando adelante», comenta. En estos momentos la comunidad está integrada por un total de veintidós profesas –más las que se encuentran en India y Guinea– de las cuales tan sólo dos son pensionistas. El resto son jóvenes.La mayoría no supera los cuarenta y cinco años.

Ahora viene un periodo realmente importante para las Comendadoras y para el resto de monasterios granadinos: la navidad. Tanto es así que el cuarenta por ciento de los recursos económicos de todo el año se genera en estos dos meses. Los fogones funcionan a pleno rendimiento para fabricar los mantecados, los polvorones, los alfajores, las yemas de almendra, las anguilas de mazapán, los pastelillos de gloria... con los que los hogares de Granada celebrarán esta pascua un tanto atípica de 2020.

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La venta de dulces navideños supone el cuarenta por ciento de los ingresos de las Comendadoras

Una oferta de cuarenta y dos exquisiteces con la mejor materia prima que se pueden adquirir desde ya en el propio Monasterio de la calle Santiago y también en el puesto que la cofradía de la Oración en el Huerto instalará este año en Puerta Real, siempre que las autoridades sanitarias permitan este tipo de actividades comerciales en las calles de la capital. «Nuestros principales clientes –comenta la madre Ana Elisa– son fundamentalmente las familias, pero también nos compran establecimientos de como El CorteInglés, que antes comercializaba nuestros dulces por toda España y que ahora sólo lo hace en sus dos centros de Granada».

Midiendo costes

En cualquier caso, las Comendadoras de Santiago han tomado la decisión de poner el freno a su producción. Hay que medir costes. «Tal y como están las cosas –dice María Auxiliadora–, lo prudente es que vayamos sacando el género poco a poco y en función de la demanda que se vaya registrando». «Todos nuestros dulces son frescos, elaborados dos o tres semanas antes de que se consuman, a diferencia de los grandes fabricantes, que empiezan a envasar con varios meses de antelación», apunta sor Ana Elisa.

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Una monja transporta hasta el obrador una bandeja con mazapanes antes de comenzar el proceso de envoltorio. JORGE PASTOR

A pesar de las carencias, las Comendadoras de Santiago siguen desarrollando una intensa actividad social y de auxilio a las personas más necesitadas. Todos los días reparten más de veinticinco bocadillos a quienes llaman a sus puertas. «En Granada hay gente que pasa hambre», advierte María Auxiliadora. Además, se han implicado al ciento por ciento en cadenas solidarias durante los meses del confinamiento domiciliario. Han realizado mascarillas y batas que posteriormente se han distribuido entre el personal de los hospitales de Granada y también entre colectivos profesionales como las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

«No somos pedigüeñas ni solicitamos limosna;tan sólo trabajo para salir adelante»

De forma paralela, han asumido encargos de costura como las albas y las casullas que se ponen los sacerdotes cuando ofician las misas, mantelerías y juegos de cama, y también trabajos mucho más sofisticados y que requieren mucho oficio, como el bordado en oro del palio de la Virgen de la Amargura. Las Comendadoras disponen, además, de un espacio acotado para la meditación y el paseo de los hospedados, para el cultivo de hortícolas a muy pequeña escala y un área para la recepción de escolares donde no faltan ni unas porterías de fútbol ni un pequeño corral con gallinas.

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Cocina de la hospedería y muestrario de productos. JORGE PASTOR

Pero si importantes son para las Comendadoras su obrador y sus talleres de confección, no menos importante es, también, su comedor, prácticamente vacío desde que se llevó a cabo la reapertura el pasado mes de julio –se mantuvo cerrado durante toda la primavera debido a la crisis sanitaria–. De ahí procede otro cuarenta por ciento de sus ingresos. «No viene nadie», lamenta María Auxiliadora mientras abre las persianas de las tres estancias –una de ellas equipadas con wifi– donde reciben a los comensales y donde sirven su famoso arroz caldoso y su no menos famoso pollo al horno. Once euros por un menú que incluye primero, segundo y postre, cerveza o refrescos. «Antes venían con mucha frecuencia los neocatecumenales y los grupos parroquiales, pero ahora no se atreven», lamenta María Auxiliadora. También mantienen su servicio de alojamiento: veinticinco euros por noche en una habitación confortable y silenciosa –ideal para los que buscan el recogimiento– e incluye también el desayuno.

Bandejas de dulces. JORGE PASTOR

Las Comendadoras de Santiago viven totalmente conectadas con la realidad exterior. Son conscientes de la gravedad del momento que estamos viviendo en España y singularmente en Granada, con una de las tasas de contagios más elevadas del país. A pesar de que sólo pisan la calle en contadas ocasiones –para acudir al médico y poco más–, permanecen con la mascarilla calzada desde que se levantan hasta que se acuestan. «Nos lo recomendó el médico porque si una se contagia, vamos todas detrás», dice Ana Elisa, quien reconoce que tienen miedo a la enfermedad y también a todas sus consecuencias. «Las compañeras, que son estupendas, siempre nos tranquilizan y nos dicen que no nos preocupemos y que saldremos adelante», dice María Auxiliadora, quien recuerda que cuando ingresó en el Monasterio, allá por el 1963, «la casa estaba peor y comíamos todos los días cocido porque la familia de una de las monjas nos regalaba los garbanzos durante todo el año».

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A pesar de ello, a pesar de que vienen torcidas para todo el mundo, el mensaje de las Comendadoras siempre es en positivo. «Pedimos al Señor que arregle todo esto, y lo que podemos hacer, además de prestar ayuda en función de nuestras posibilidades, es orar por todos», comenta María Auxiliadora. «La divina providencia nos sacará adelante».

Un monasterio con las de quinientos años de historia. JORGE PASTOR

Un empeño personal de la reina Isabel de Castilla

Fue la reina Isabel de Castilla (1451-1527) quien se empeñó en fundar en Granada un monasterio de la orden femenina de Santiago, una vez que la Católica se convirtió en administradora perpetua delMaestrazgo de Santiago. Los Reyes dotaron a la comunidad de unas casas en el barrio del Realejo y 400.000 maravedíes de juro. El 8 de julio de 1501 se inauguró el Monasterio con asistencia de los Reyes Católicos, patronos de la fundación según bula del papa Alejandro VI. La misa pontifical fue oficiada por fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada y confesor de la reina. El Monasterio superó con enormes esfuerzos y sacrificios las pruebas políticas que supuso las desamortizaciones de 1820 y 1842 y la revolución septembrina de 1868 hasta la restauración borbónica de 1875.

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