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Inés Gallastegui
Granada
Domingo, 13 de octubre 2024
Investigadores de la Universidad de Granada, la Universidad Miguel Hernández de Elche y Fisabio han descubierto la unión de dos moléculas, las proteínas RYBP y PKP1, que podría reducir la diseminación de las células cancerígenas en el organismo. El descubrimiento de ese vínculo permitirá desarrollar ... nuevas terapias para dificultar la metástasis.
En un artículo publicado en la revista 'Biomolecules', la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada Esther Fárez, el catedrático de Química Física en la Universidad Miguel Hernández de Elche José Luis Neira y la investigadora Camino de Juan Romero, del Hospital Universitario de Elche, perteneciente a la fundación Fisabio, entre otros autores, han analizado mediante el estudio en laboratorio con líneas celulares y en modelos computacionales la relación entre dos proteínas, RYBP y PKP1, que juegan un papel importante en el desarrollo de tumores y la movilidad de las células cancerosas.
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Hasta ahora se conocía que la proteína RYBP tiene un papel protector frente al cáncer, ya que «actúa como un regulador de los genes, controlando la expresión de ciertas instrucciones dentro de las células», mientras PKP1 «ayuda a mantener las células unidas entre sí; funciona como un pegamento en los tejidos», señala la investigadora Esther Fárez.
Según este trabajo, la unión entre ambas moléculas podría frenar la llamada transición epitelio-mesenquemial, por la que las células epiteliales, que normalmente se mantienen fijas y ordenadas formando los tejidos, se transforman en células mesenquemiales, que tienen capacidad de migrar hacia otras partes del organismo. Es decir, el estudio sugiere que esa 'pareja' de proteínas dificulta la metástasis –la aparición de células cancerosas en lugares distintos al tumor original–, que actualmente constituye uno de los mayores desafíos científicos en la lucha contra esta enfermedad.
Así, la unión entre RYBP y PKP1 contribuye a mantener las células unidas y evitar ese cambio de comportamiento, por lo que «podría llevar al desarrollo de nuevos medicamentos que bloqueen la progresión del cáncer», señala Camino de Juan Romero.
Camino de Juan
Investigadora
Los investigadores utilizaron células sanas de pulmón y células de cáncer de mama para estudiar la interacción de ambas proteínas y, mediante programas de simulación, replicaron diferentes situaciones en el desarrollo de distintos tipos de cáncer para observar su comportamiento.
Los científicos que han participado en este hallazgo reconocen que se trata de un trabajo «muy inicial», que precisa de otras investigaciones que lo confirmen y desarrollen, pero creen que es «esperanzador» porque abre la puerta al desarrollo de posibles fármacos no solo contra el cáncer de mama utilizado en el estudio, sino también frente a otros tumores, ya que los resultados podrían ser extrapolables a otros tipos de cáncer.
Neira y De Juan recuerdan que desde que se produce un descubrimiento en un laboratorio hasta que se fabrica un medicamento que aplica ese conocimiento a los pacientes «pueden pasar 20 años»: las terapias deben probar su eficacia y seguridad a través de ensayos de laboratorio y pruebas con animales antes de llegar a los ensayos clínicos en seres humanos previos a salir al mercado.
Además, todavía hay muchos aspectos que se ignoran sobre los aparentes efectos de la unión de esas dos moléculas en las células cancerosas; por ejemplo, si hay otras proteínas que también intervienen en el proceso, o la importancia de la parte de la molécula en la que se produce la unión.
La investigación ha sido financiada con fondos del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y por un proyecto sobre biomarcadores y dianas moleculares del grupo de investigación de Genética Molecular de la Universidad de Granada, informa la Fundación Descubre. También ha contado con financiación de la Comunidad Valenciana, Aragón, el Instituto de Salud Carlos II y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
En este trabajo han participado además científicos de la Universidad de Zaragoza, la Universidad de las Américas de Ecuador y los consejos superiores de Investigaciones Científicas de España e Italia.
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