
Pedro Duque: «Europa apuesta por hacer el acelerador de partículas en Granada»
ENTREVISTA AL MINISTRO DE CIENCIA ·
Los primeros laboratorios, que funcionarán aunque no se construya el Ifmif-Dones, se empezarán a levantar este año en EscúzarSecciones
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ENTREVISTA AL MINISTRO DE CIENCIA ·
Los primeros laboratorios, que funcionarán aunque no se construya el Ifmif-Dones, se empezarán a levantar este año en EscúzarDejó huella en Granada a finales de los 90. El astronauta puso sus manos y firma en un molde que sirvió para inmortalizar su visita ... al Parque de las Ciencias, junto al resto de la tripulación de la misión STS-95 del Discovery. Por entonces no se manejaba en el discurso político y era conocido como el primer español que pudo contemplar la tierra desde 550 kilómetros de altura. Pedro Duque (Madrid, 1963) volvió ayer a plasmar su huella en Granada, en esta ocasión como ministro de Ciencia e Innovación, al firmar el consorcio que impulsará el acelerador de partículas.
–¿Se va a construir en Granada?
–Hemos firmado el convenio y el dinero está puesto sobre la mesa para los primeros trabajos y contrataciones. Esto ya tira para adelante, seguro. Al menos vamos a tener una serie de laboratorios importantes que van a enriquecer el tejido científico de la ciudad y la formación de técnicos, en cualquier caso, pase lo que pase. Y si todo sale como creemos que va a salir, a partir del momento en que empiece la construcción del acelerador propiamente dicho vendrán mil o mil quinientas personas a trabajar aquí. Será un sitio de intercambio, al que venga gente de muchos países a probar sus materiales, científicos de todo el mundo. No estamos cambiando de arriba a abajo Granada porque ya es una ciudad cosmopolita, pero siempre es una aportación de savia nueva, relaciones, posibilidad que las empresas vean que se pueden instalar aquí. Eso siempre es fructífero.
–Se habla del acelerador desde hace un lustro, ¿cuándo se verá la primera piedra?
–Empezamos a construir los primeros laboratorios, espero, este mismo año. Esto ya está firmado y va para adelante, los documentos administrativos tardan, pero todo esta hecho y ha pasado todas las abogacías del Estado y la Junta. Ya podemos darlo como algo hecho.
–Levantar el acelerador en sí tiene un coste que rondará los 600 millones, ¿quién pondrá ese dinero?
–Una vez que el consorcio mundial ITER adjudique la instalación para que se construya en Escúzar, eso vendrá del dinero de todo el mundo: Francia, Japón, Estados Unidos, China...
–Por ahora la inversión está siendo escasa: los 1,5 millones comprometidos cada año y 32 de fondos europeos. ¿Tiene previsto el Gobierno invertir más en esta primera fase?
–No es poco ese dinero. Es muchísimo. Servirá para crear laboratorios y hacer todo el trabajo preparatorio, que será útil para el futuro en cualquier caso. Es una cantidad de dinero muy importante para una sola instalación científico-técnica.
–¿Se habla del acelerador en Europa? ¿Se está consolidando frente a Japón?
–Cuando yo llegué estaba avanzado, pero decidimos que esto tenía que ser una prioridad. Se consiguió incluir en una lista específica de instalaciones europeas, ya con nuestros representantes en Europa, y ahora está completamente asumido por la comunidad de países europeos. Europa apuesta por hacer en Escúzar, Granada, el acelerador de partículas Ifmif-Dones. La oferta que hacemos, con estos primeros laboratorios, la calidad del capital humano que hay aquí, está asumida como la oferta de Europa.
–Al menos en inversión, el acelerador sería la infraestructura científica más grande de España por encima del Sincrotrón ALBA. ¿Qué puede suponer eso para Granada?
–Muchísimo. Sobre todo la atracción de talento y relaciones, las posibilidades que se abren. En Canarias también hay telescopios construidos por gran cantidad de dinero y eso ha impulsado las islas como referente de la astrofísica mundial y allí viaja mucha gente, interactúa con quienes salen de la universidad... Es un enriquecimiento muy grande. En Granada será lo mismo.
–En Granada se habla de inteligencia artificial, supercomputación, tenemos algunos de los investigadores más citados. Sin embargo, grandes empresas e infraestructuras acaban en otras provincias como Málaga o Sevilla. ¿Qué le falta a Granada?
–No le falta nada. Está perfectamente preparada para recibir una inversión como la del Ifmif-Dones y absorberla perfectamente. Pero de ese tipo de oportunidades salen pocas. Se va invirtiendo en unos sitios y en otros, pero no le falta nada a Granada para ser capaz de albergar una gran infraestructura científica o la sede de I+D de una gran empresa. Sobre todo, en cuestiones de computadores, en poco tiempo tendremos aquí ofertas.
–Hay una excepción. Rovi producirá en Granada el principio activo de Moderna. ¿Cuándo podrán los laboratorios fabricar la vacuna española?
–Están ya fabricando en Porriño, en Galicia, la vacuna del CSIC, para tenerla lista para hacer los ensayos clínicos. Ya están hechos los primeros lotes para pasarlos por las agencias del medicamento para que certifiquen que la calidad es equivalente a la de cualquier otra vacuna. Esa es la primera vacuna que parece ser que saldría adelante. Al mismo tiempo, en Gerona, otros científicos están haciendo lo mismo con la suya y van a iniciar los ensayos clínicos dentro de poco. La situación es distinta a cuando no había vacunas, pero tenemos mucha esperanza en que estas vacunas nuevas, con tecnologías que ahora mismo no tienen ninguna de las actualmente aceptadas, puedan tener salida en el futuro. Apostamos por ello.
–Pero van a llegar cuando la población esté inmunizada...
–Quedan algunos miles de millones de personas sin vacunar en el mundo. Existen muchísimas incertidumbres, quizá necesitemos vacunar a la gente varias veces hasta que desaparezca completamente la pandemia. Es necesario tener vacunas de otras tecnologías para poder soslayar algún tipo de efecto secundario que aparezca, que ahora mismo no sabemos porque esto ha ido muy rápido, pero la posibilidad existe y es razonable que las nuevas vacunas, tanto otras como las que proponemos desde España, tengan su posibilidad de ser usadas.
–Hablando de vacunas, ¿cree que debe ser prioritario inmunizar, por ejemplo, a los investigadores que han trabajado en estas vacunas, o a los futbolistas de la Selección?
–Cada cosa tiene su importancia. A los investigadores que trabajaban con virus, en su momento se les puso la vacuna como personal esencial, y se vacunaron antes que otros. Luego, todo depende de cuáles sean las prioridades de la gente, esto es una democracia. A los soldados españoles que iban a misiones en el exterior también les pusimos la vacuna antes, porque iban en representación de España, con peligro extremo en algunos casos, y estaban más expuestos que otra gente. Eso es normal hacerlo. Depende mucho de lo que la población crea que es importante. ¿Qué es más importante? ¿Utilizar 50 de las millones de vacunas que tenemos para los jugadores de la Selección para que no haya, digamos, una decepción del país, o es más importante seguir a rajatabla las reglas de vacunación por edad? Eso la gente lo tiene que decidir, pero es una cantidad tan pequeña que no creo que tengamos que estar discutiendo tanto por esto. Todo el mundo se va a vacunar exactamente en el momento en el que le tocaba, vacunes o no a esta gente.
–¿Cuándo hablaremos de la pandemia en pasado?
–Dentro de poco habrá gente que hable de la pandemia en pasado, porque ya tendremos el 70 o el 80% de las personas vacunadas, todos los susceptibles, los que podían desarrollar una enfermedad grave. No estará en pasado porque aún quedarán muchos lugares del mundo a los que no habrá llegado la vacunación, pero habrá gente en España que sí hable en pasado. Hay que reconocer que esto va muy deprisa. Hace un año estábamos prácticamente seguros de que no iba a haber vacunas en un futuro tan inmediato. En octubre había dudas sobre si las vacunas iban a ser eficaces. Pero una cosa es que la gente hable de la pandemia en pasado, y otra que la pandemia haya pasado. Es importante seguir manteniendo todas las precauciones que tenemos. Ventilar, lo primero, intercambiar el aire de los espacios cerrados para no tenerlo estancado y llevar la mascarilla, no aglomerarse... Esas precauciones deberemos seguir teniéndolas, reducidas un poco, pero sin bajar la guardia del todo con este virus.
–¿Es cierto que lleva un medidor de calidad del aire?
–(Le acercan una mochila y saca un pequeño dispositivo con una pantalla). El hecho de tener a los científicos en el Ministerio hace que tengamos siempre lo último. Esto es el medidor de concentración de dióxido de carbono. (Explica los límites y certifica que, gracias a que la ventana está abierta, la sala tiene buena calidad del aire). Esto es lo mejor que hemos encontrado para evitar contagios a grupos. Lo más importante es ventilar.
–¿Es suficiente la inversión en ciencia?
–En el presupuesto de 2021 se ha incrementado un 60% con respecto al año anterior. La cantidad de financiación que va a haber para ciencia este año y los siguientes va a ser mayor, y veremos un cambio importante. El punto crítico es conseguir que ese incremento sea sostenible a futuro, por eso hemos propuesto un pacto al Parlamento, para llegar a los límites adecuados poco a poco.
–¿Viajar al espacio dejará de ser algo reservado para pocos?
–Empieza a privatizarse, en el sentido en que se puede hacer por dinero. Empezará a ser generalizado con aviones o cápsulas que estén un rato en el espacio y luego vuelvan. Está fuera del alcance de la mayoría de la población, pero empieza a ser un negocio que da dinero. Lo que hace es ponernos en el punto de la aviación de los años 40: solo los muy ricos podían ir en avión, pero se recaudó dinero suficiente para desarrollar suficientes aviones que cada vez eran más baratos, y al final todos hemos podido ir en avión.
–¿Se atrevería a subirse en una de estas cápsulas, de Jeff Bezos o de Elon Musk?
–Por profesión sí que miraría muy bien, exactamente, cuáles han sido las revisiones que han pasado y las condiciones en las que se vuela, los sistemas de seguridad... Pero todas van a pasar la revisión de una autoridad reguladora, la misma que permite volar a los aviones de línea, que va a certificarlo todo.
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