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Pedro Sánchez reclamó esta tarde en Granada el voto útil contra el «bloqueo» político del país, en unos comicios a los que la izquierda concurre más dividida que nunca tras la irrupción del partido de Errejón, Más País. El presidente del Gobierno en funciones y ... candidato del PSOE a las elecciones generales escogió Granada –previo paso por Córdoba y Jaén– para el primer mitin de la precampaña. No fue casual que se dirigiera a los suyos justo desde el mismo escenario, una sala del hotel Abades que reunió a alrededor de 1.500 simpatizantes. En abril, los socialistas cosecharon el 34% de los sufragios de la provincia, una cifra «espectacular» que el propio Sánchez, así lo dijo, firmaría de nuevo. Quiere que Granada vuelva a ser su 'amuleto' en los comicios.
Acompañado de la secretaria de los socialistas andaluces, Susana Díaz, del exalcalde de la capital, Francisco Cuenca, y del presidente de la Diputación, José Entrena, Sánchez desplegó un discurso en contra de una derecha «que no quiere que haya campaña» y en el que pidió el apoyo a su candidatura para acabar con el bloqueo político. «O España avanza o se queda bloqueada, y no merece quedar bloqueada por los intereses partidistas de unos y otros», reiteró. La única «garantía» progresista contra la parálisis, defendió, es el PSOE.
Se preguntó «de qué vale tener mil partidos políticos y después de las elecciones se impone el bloqueo y no hay un gobierno que empiece a funcionar». Ha sucedido en cuatro ocasiones, había insistido antes Susana Díaz. Hubo referencia directa a Ciudadanos, que ha «levantado el castigo» al PSOE; «si nos portamos bien». Lo «bueno de la repetición electoral», dijo, es que ya conocen «los argumentos de todos».
La secretaria de los socialistas andaluces, Susana Díaz, pidió el voto para Sánchez a modo de «contrapeso» a la poítica de una derecha que gobierna en Andalucía con«insensibilidad, insolidaridad y pensando en lo de siempre». La expresidenta de la Junta habló de la «pelea» por la llegada del AVE a Granada mano a mano con Francisco Cuenca y José Entrena. Además criticó la falta de apoyo al corredor mediterráneo. En referencia a las políticas de la 'nueva' Junta, lamentó el cierre de escuelas rurales. Francisco Cuenca reivindicó a un PSOE que ganó «claramente las elecciones» municipales en la capital, en la que gobierna el «esperpento» del «trifachito» que «desprecia» a Granada en cuestiones como el soterramiento del AVE. Entrena centró su intervención en la necesidad de luchar contra la despoblación rural.
Con el PSOE en el gobierno pretenden una España «bien distinta a la de la foto de Colón». Hubo abucheos a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y gritos en contra del retraso de la edad de jubilación. La derecha quiere, dijo Sánchez, que los españoles trabajen «hasta que el cuerpo aguante y contaminar hasta que el planeta explote». Entre las mayores ovaciones de la sala, la dedicada al logro del traslado de los restos de Franco: «La democracia por fin acabará con un mausoleo dedicado al dictador».
En el discurso de Sánchez no hubo referencias directas a proyectos de la provincia, pero sí una promesa –anunciada antes en Jaén– llamada a combatir los efectos de los aranceles de Estados Unidos impuestos por Donald Trump, que afectan especialmente a Andalucía y Extremadura. El presidente en funciones tiene la intención de poner en marcha «un plan de acción para proteger el sector agroalimentario y ganadero», que en estas dos comunidades autónomas conllevará una reducción del número de peonadas necesarias para lograr el subsidio agrario.
También lanzó promesas contra al precariedad laboral, refuerzo del estado del bienestar, la sanidad pública o la reducción de las listas de la dependencia. Dedicó especial atención a los jóvenes, con quienes se comprometió a proporcionar un parque de vivienda pública que les ayude a adelantar la edad de emancipación. Asimismo, anunció que de ser elegido presidente aprobará la ley de derecho al tránsito digno a la muerte.
Otra mención especial tuvo el «empoderamiento de la mujer». El presidente en funciones se definió como un político «feminista» con el honor de «presidir el Gobierno con más mujeres del mundo». En este punto volvió a referirse a Ciudadanos: «¿Dónde vamos nosotros con un partido que pacta con la ultraderecha, calla ante la banalización de la violencia de género o la desigualdad que sufren las mujeres?»
Con respecto al «problema de la convivencia» en Cataluña habló de «medidas extraordinarias», pero siempre basadas en principios de «firmeza democrática» y «proporcionalidad».
Como es habitual en los mítines, Sánchez irrumpió en la sala del Abades entre gritos de «presidente, presidente». Un «¡guapo!» desde las butacas llevó al presidente a bromear con el exalcalde: «Pensaba que decías ¡Paco!» Los militantes interrumpieron al candidato en varias ocasiones, en uno de esos mítines «interactivos» que, volvió a bromear, se celebran en Andalucía. Ofreció una puesta en escena distendida y quiso desmarcarse, lo subrayó, de las campañas de «insultos» y «descalificaciones», iniciando una cuenta atrás electoral que pretende construir «en positivo».
Comienza en el mismo lugar en el que lo hizo para los comicios del 28 de abril, de los que salió ganador y en los que de la provincia obtuvo un apoyo significativo. Firmaría el 34%, que le otorgó tres escaños. Pero aspira a más: se ve cerca de lograr un cuarto representante por Granada.
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