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Mes y medio de confinamiento casero han hecho estragos en el pelo de los granadinos que ayer salieron –como miura al que le abren las ... puertas del toril– en busca de los profesionales. Las colas en las puertas de las peluquerías, los teléfonos ardiendo para pedir cita y las clientas protegidas con mascarilla mientras esperaban con el papel de aluminio que le subiera el tono de las mechas se convirtieron en la imagen más significativa del primer día de la fase cero de la desescalada en el centro de Granada.
La última hora de granada
El furor con el que los clientes acogieron la vuelta al trabajo de los peluqueros –en una nueva normalidad llena de medidas de seguridad– contrastó sin embargo con las persianas bajadas de las tiendas no esenciales, ya que los comerciantes optaron de forma masiva por retrasar la apertura de sus negocios. En el recorrido por las principales calles comerciales de la capital (Recogidas, Alhóndiga, Mesones, San Antón...) IDEAL no encontró ni un comercio tradicional de ropa o zapatos donde estuvieran ayer ya atendiendo clientes con cita previa, como estaba permitido.
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Tan solo las tiendas de tecnología, teléfonos móviles y electrónica funcionaron con colas por las limitaciones de aforo, además de con cita previa. Las ferreterías y ópticas también levantaron ayer la persiana. Para el resto seguía siendo el día de la marmota, con la novedad de que había bastante gente en las calles y que algunos comerciantes trabajaban a puerta cerrada preparando escaparates de primavera y las medidas de seguridad para la vuelta. Según la Federación de Comercio, se aplazará mayoritariamente al próximo 11 de mayo.
«Pueden funcionar las peluquerías que siempre han tenido el sistema de citas pero para nosotros es muy difícil. El comercio tradicional va a estar cerrado esta semana y veremos a ver la que viene», aseguraba María Castillo, presidenta de la Federación.
La concreción de las medidas de seguridad para los establecimientos de menos de 400 metros llegaba en el BOE del domingo a media tarde y ha cogido con el pie cambiado al sector, que según Castillo, no ha tenido tiempo de prepararse.
Una opinión con la que coincide Nicolás Sánchez, propietario de las famosas zapaterías infantiles Nico, que trabajaba ayer a puerta cerrada en su establecimiento de la calle Mesones para preparar la vuelta y organizar las citas. En su caso, confía en que su clientela que es muy fiel responda, ya que el crecimiento de los pies de los niños no entiende de estados de alarma. «Me preocupa que la limitación de aforo pueda crear colas porque la atención es personalizada y puede retrasarse. Si el cliente tiene dos niños le daré mínimo citas de media hora», señalaba.
Su vecina Eva, de EVBisutería, mantuvo ayer cerrado el negocio pero quiso salir a dar una vuelta para comprobar que prácticamente el 100% de las tiendas habían hecho lo que ella. «Esperaré a la semana que viene, no obstante he dejado el teléfono en la tienda pero no me ha llamado nadie. Así no tiene sentido, no hay nada abierto. Incluso hay peluquerías cerradas», esgrimía.
Y efectivamente, establecimientos muy populares en Recogidas o Ganivet aún estaban cerrados ayer y anunciaban su vuelta para el próximo día 11.
«Hay muchísima demanda y tenemos muchas ganas de ver a nuestros clientes pero a nosotros no nos ha dado tiempo de prepararlo todo, abriremos mañana (por hoy). El material de seguridad estaba agotado y ha sido complicado», explicaba Dani Ortega, de Urban Barber Shop, en la calle Hilera. Eso sí, las que abrieron ayer, triunfaron. Los clientes las acogieron ansiosos, a pesar de que los nuevos protocolos de seguridad –entre ellos la desinfección de todas las herramientas del pelo después de cada uso– retrasaron los trabajos y complicaron la vida a los peluqueros.
«Todos los nuevos hábitos son incómodos, las pantallas se empañan con la mascarilla y la desinfección también ralentiza, pero todo sea por la salud de todos», esgrimía Lisardo Vicente. Su peluquería de la plaza Menorca, Tendencias + Salón, tiene más de 180 metros cuadrados y donde habitualmente trabajan siete profesionales ayer había solo dos, los socios propietarios. La norma establece un peluquero por cliente, lo que limita la rentabilidad en el caso de trabajos como los tintes, por ejemplo, que necesitan un tiempo de espera.
Los hermanos Vicente han hecho un despliegue de medidas de seguridad en su salón, «nos hemos asesorado entre los propios peluqueros por videoconferencia utilizando los protocolos del Ministerio de Sanidad».
«Yo he utilizado los protocolos de las clínicas dentales para adelantarme, no podíamos esperar al BOE», aseguraba por su parte José Molina, de la peluquería Ángel Molina de Mesones. «Nosotros teníamos hechos los deberes, llevábamos un mes preparando la seguridad. Ahora está todo el material agotado y es muy caro, el que no ha podido abrir es por eso», señalaba Molina.
A su clienta Mari Carmen Navarro le convencieron las medidas. «Yo vengo tranquila, lo estaba deseando. Se ve una horrorosa con el pelo mal y las raíces», comentaba esta vecina de la plaza de Los Lobos. Ayer hubo tinte, mechas y corte. «Lo necesitaba», afirmaba aliviada.
Los peluqueros se han adentrado en la nueva normalidad trabajando a destajo pero son muy conscientes de que la crisis, por desgracia, va a seguir ahí. Así lo resumía ayer Lisardo Vicente: «Tenemos una avalancha de llamadas y la agenda cubierta para los próximos 15 días, el problema vendrá después».
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