Kim Pérez posa con su medalla en el Ayuntamiento de Granada. Ramón L. Pérez

Kim Pérez, siempre con la cabeza alta

La granadina, activista en la defensa de los derechos del colectivo transexual, recibe la medalla a la promoción de los Valores de Igualdad del Ministerio que lidera Irene Montero

Encarna Ximénez de Cisneros

Sábado, 10 de septiembre 2022, 00:43

Por qué existimos las personas transexuales?», se preguntaba, y añadía rápidamente la respuesta: «Gracias a que todos los humanos somos iguales». Se llama Kim Pérez y es un icono en la defensa de los derechos de este colectivo.

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Siempre recuerda que «nació como un niño ... feliz» hasta que a los 12 años sufrió «el caos» de no ajustarse a la masculinidad y comenzó un camino en soledad donde nadie podía señalarle el camino». Hasta que cumplió medio siglo, y decidió salir del armario, «donde no se puede respirar», como dijo la directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García, que ayer, en el salón de Plenos del Ayuntamiento entregaba a la activista granadina la medalla de los Valores de Igualdad, otorgado por el ministerio que preside Irene Montero.

Joaquina Pérez Fernández-Fígares es licenciada en Historia, fue profesora en la Universidad de Granada entre 1968 y 1970 y, hasta su jubilación, profesora de Ética y Filosofía en Secundaria. Cofundadora y presidenta de la Asociación de Identidad de Género de Andalucía, participó en la ley que convirtió a esta comunidad en la primera incluir en su catálogo de prestaciones sanitarias el proceso completo de tratamiento y cirugía genital de reasignación de sexo. Marcó también un hito al integrarse en una candidatura electoral. Fue en 2007 en las listas de Izquierda Unidas-Podemos al Ayuntamiento de Granada.

Muchos reconocimientos y el respeto y los logros conseguidos no le han hecho olvidar la difícil situación que se vive en otros países: «La edad media de supervivencia de las transexuales en América Latina es de 35 a 40 años». Por ello, se considera afortunada de haber alcanzado ya «casi tres vidas», hablando alto y claro.

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Sabe que se ha avanzado mucho, pero confiesa cierta inquietud por temas aún no resueltos como la forma de enfrentar la transexualidad desde temprana edad. Kim defiende que cada caso es único y recomienda aprender «a interpretar las diferencias. Hay que tomarlo en serio».

«Vivir como mujer»

En ese camino es importante la actitud de los padres y madres, así como la resolución de los problemas legales y sociales del colectivo transexual, por lo que quiere conseguir una realidad distinta en la cada cual exprese sus sentimientos sin miedos.

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«Me siento mujer, pero no necesito vivir como mujer», expresó al recibir la medalla. Una más que se une a las que le fueron conocidas por el propio ayuntamiento de la capital granadina y la Diputación y que lucía orgullosa en un acto en el que se vio respaldada por asociaciones, familiares y amigos que le dedicaron un largo aplauso.

Sus ganas de seguir luchando son inagotables –«Contad conmigo siempre»–, porque tiene aún mucho que ofrecer, máxime cuando algunos acontecimientos le provocan inquietud, la misma que le llevó a hacer una huelga de hambre por la entrada de Vox en el Parlamento andaluz.

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«¿Por qué a mí?», preguntó al conocer la concesión de la Medalla de Promoción de los Valores de Igualdad. Su trayectoria «siempre con la cabeza alta» es la mejor tarjeta de presentación de «esta mujer querida, valorada y respetada».

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