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Daniel Olivares
Granada
Sábado, 15 de junio 2019, 14:01
Acostumbrado durante años a trabajar entre bastidores, Onofre Miralles Martín (Granada, 1974), decidió hace unos meses intentar convertirse en protagonista de la escena política granadina, esa que siempre le había visto como un hombre de segunda línea, de trincheras, de esos que ejercen sus funciones ... en la trastienda. Hasta que se anunció a mediados de abril de este año que sería el candidato de Vox, muy pocas personas ajenas al Partido Popular de Granada o a la antesala política sabían quién era este abogado dentro de la arena pública. Pero lo cierto es que Miralles Martín, hijo del doctor Ángel Miralles y de María del Carmen Martín (fallecida cuando era niño), lleva pisándola desde su tierna juventud. Su afiliación al PP llegó casi en la adolescencia. Su primogénito le inoculó el gusto por la política desde muy temprana edad, aunque sería el fallecido presidente del PP Juan de Dios Martínez Soriano quien lo reclutaría para el PP cuando era aún un estudiante de Derecho. Arrancó en Nuevas Generaciones, donde fraguó amistad de algunos dirigentes actuales de peso en la provincia, como Pablo García, delegado del Gobierno andaluz en Granada, entre otros.
En 2001, con 27 años le llegó su primera 'misión' de relevancia en los avatares políticos. Se trasladó a Almuñécar, de donde es originaria su familia materna. El partido le encomendó ejercer de jefe de gabinete de alcaldía de Juan Luis González Montoro. Se trataba de una plaza complicada. El PP sexitano acababa de sellar uno de los pactos más rocambolescos e inesperados de la historia democrática granadina. Nada más y nada menos que con el PSOE liderado por Antonio Rebollo. Aquel gobierno fue tripartito, pues necesitó también el apoyo del extinto Partido por la Independencia de La Herradura, formación que durante años, de la mano de Juan Mora, trató de segregar el anejo herradureño del municipio. Aquel polémico pacto a tres bandas, concebido para desbancar al sempiterno andalucista Juan Carlos Benavides de la alcaldía almuñequera, fue el banco de pruebas que descubrió las dotes de 'señor Lobo' (personaje de la película Pulp Fiction que siempre resolvía los asuntos más espinosos y enrevesados de la banda dirigida por Marsellus Wallace) de Onofre Miralles, hombre para todo en aquel 'gazpacho', que diría Benavides. El pacto estableció una especie de turnismo político en función del número de concejales de las dos formaciones principales: Rebollo arrancó el mandato durante el primer año y medio y Gonález Montoro lo continuó durante los dos y medio restantes.
En esa etapa aprendió Miralles Martín a lidiar con compañeros y rivales políticos al mismo tiempo, un aprendizaje que bien podría aplicar en Granada si se confirma el tripartito. Supo ganarse la confianza y el respeto de los dirigentes socialistas sexitanos, a pesar de la diferencias políticas. Y se convirtió en un engranaje imprescindible dentro de aquel Ayuntamiento, donde entabló amistad con la actual alcaldesa en funciones, Trinidad Herrera, entonces concejala de Urbanismo. Esa escuela le valió para que el PP le encomendase otra 'misión' de mayor responsabilidad: ser asesor de Alfonso Marín Sicilia en la Subdelegación del Gobierno entre 2003 y 2004, otra vez entre bambalinas pero cerca de las grandes decisiones políticas.
La victoria de Zapatero en 2004 le devolvió al tartán municipal, esta vez en Ogíjares, donde ejerció de coordinador municipal durante dos años y donde arraigaron sus diferencias con el presidente provincial del PP, Sebastián Pérez, y su alejamiento de las filas populares. Su esposa era interventora en el Ayuntamiento de la localidad metropolitana y un informe de ella terminó destapando un asunto judicial por corrupción que se cerró con una condena a siete años de inhabilitación para cargo público por prevaricación de José Luis del Ojo, entonces concejal de Urbanismo de Ogíjares y antes opositor a la presidencia del PP granadino con una extensa carrera política a sus espaldas. El PP contratacó denunciando a su esposa y Onofre Miralles decidió alejarse del partido, aunque no dejó de estar afiliado hasta que se conoció su candidatura por Vox este mismo año.
En esos trece años retomó su formación letrada y en esta década ha estado ejerciendo su profesión de abogado. Su vinculación a Vox se fraguó a finales del pasado año. Su amistad con Manuel Martín, otro ex del PP y hoy presidente provincial de la formación verde, le abrió la posibilidad de ser candidato a la alcaldía de la capital. La cercanía del empresario hotelero con Santiago Abascal fue la llave. El aval, su amistad con el propio Manuel Martín y con Daniel Portero (hijo de Luis Portero, fiscal jefe del TSJA asesinado por ETA en Granada en el año 2000), también amigo de Abascal y nombre que se barajó en Vox como aspirante a la alcaldía. Las propias dotes de mediador y persona dialogante de Miralles hicieron el resto. El 'señor Lobo' salió de entre la niebla sin que nadie lo hubiera atisbado, ni siquiera los militantes de Vox, y ha terminado por convertirse en el guardián de las puertas del Ayuntamiento de Granada. Ya se ha cobrado su primera pieza: Sebastián Pérez no será alcalde de Granada,de momento.
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