Apu se jubila de la Unidad Canina de la Policía Local de Granada tras ocho años de servicio en los que ha demostrado su valía como perro policía. Este pastor belga 'malinoise' tiene diez años y a los dos empezó a trabajar como policía especializado en seguridad. De hecho, finaliza su servicio con todos los honores al recibir una mención del pleno por su intervención en la búsqueda de una persona perdida.
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A lo largo de todos estos años, Apu se ha recorrido la ciudad, barrio a barrio, junto a sus compañeros humanos y ha participado activamente en las labores de seguridad y vigilancia de espacios importantes como el Ayuntamiento y de la Alhambra. Además, durante sus sesiones de patrulla a pie de calle obedecía fielmente todas las órdenes que su agente guía le daba.
Apu ha compartido sus años de servicio con dos guías y ahora el primero de ellos se hará cargo de él, tal y como acordó la Junta de Gobierno Local. De esta forma, seguirán juntos en esta nueva etapa en la que el animal podrá dedicarse 100 % a jugar en su tiempo libre y disfrutar de su jubilación.
El vínculo que se establece entre el guía y el perro es primordial para que el animal siga todas las instrucciones al pie de la letra. Para ello, pasan muchas horas juntos en las sesiones de adiestramiento, en las que establecen un lenguaje mediante claves y gestos que sólo ellos dos entienden.
El vacío que deja Apu entre los agentes de la Jefatura de Policía Local de Granada es grande, como siempre que se jubila cualquier otro compañero de la Unidad Canina. Pero el relevo generacional ya ha llegado.
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Diésel, un pastor holandés de dos años y medio lleno de energía será su relevo. Se entrena a diario en las instalaciones específicas para los agentes perrunos. Saltar, correr y buscar objetos son de sus actividades favoritas y no pierde nunca de vista a su policía guía. Con estos profesionales caninos, Granada está segura. Su entramiento es estricto, pero lo cumple a rajatabla. «Para él es un juego y le encanta», dice su agente guía. Diésel se levanta todas las mañanas, hace sus necesidades y empieza su sesión de entrenamiento o de patrulla siempre con su responsable. Una o dos veces por semana lo acicalan y revisan su estado de salud para asegurarse de que puede ejercer sin ningún problema. Y Diésel siempre está listo para la acción y todo lo que surja.
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