Los perros más famosos del Realejo buscan nuevo hogar

Bartolo y Pitufina pasean por el barrio del Realejo como auténticas estrellas de cine. Quienes no les conocen desean hacerlo, por lo que los vecinos del barrio les paran continuamente, o reciben caricias de quienes pasan frente a su balcón, en la Cuesta del Pescado, cuando allí reposan tranquilamente. En el Paseo del Salón son famosos, sobre todo por protagonizar una entrañable estampa habitual junto a su dueño. José Luis Junco, con mucha dificultad, les llevaba allí cada mañana deslizando la suela de sus zapatos centímetro a centímetro, a la poca velocidad que le permitía alcanzar su enfermedad. Ellos, empáticos y consecuentes, le acompañaban a su ritmo hasta llegar a uno de los bancos de la gran plaza, donde se sentaban a dejar pasar el reloj. Él es un labrador de 7 años y ella, una golden de 13. Ambos despidieron a José Luis hace un par de semanas y ahora buscan con urgencia un nuevo hogar.

Tras el fallecimiento de su dueño, fotógrafo madrileño afincado en Granada desde el año 2000, el pasado tres de enero, los dos canes viven solos en el que era su hogar desde que son cachorros. Sin embargo, el casero quiere recuperar la vivienda, por lo que deberán abandonarla antes del día 1 de febrero. «Las hermanas de este señor están muy mayores y no pueden hacerse cargo. Unos perros de esa edad no encuentran una adopción fácil. Siempre han estado juntos, así que separarlos es muy duro», subraya Lourdes Robles, presidenta de la asociación Solidarias con los Animales. Es una de las cinco personas que se están turnando para acudir a darles el cuidado que necesitan, alimentarles y sacarles de paseo desde este martes, cuando supo de la pérdida de su vecino por un ictus.

Decidió aprovechar los contactos que hizo dirigiendo la organización y emprendió una campaña de búsqueda de un nuevo hogar para los perros. «Voy a tirar de todos los hilos que tengo y algo tiene que pasar. Dani Rovira nos lo publicó anoche. Esa familia está en algún sitio, solo tenemos que encontrarla», indica con decisión. Como vecina del Realejo, conocía ya a Bartolo y Pitufina, pero es ahora, al pasearlos, cuando se ha percatado realmente de cuánto se les quiere en el barrio. «Hemos ido a pasearlos porque nos estamos turnando. Son alucinantes. Da igual que te conozcan o no, es pura fiesta», apunta, para seguidamente indicar que, durante su caminata, «se ha parado gente que no conocía lo de su dueño».

«Eran muy conocidos. El señor arrastraba los pies para dar un micropaso, los perros daban un paso y se paraban. Así andaban. Podían tardar 40 minutos desde la puerta de su casa hasta el banco, en el Paseo del Salón, y se sentaban los tres. Todas las mañanas. Todos los que paseamos perros por allí les conocemos», detalla, para agregar que los dos peludos son «muy salados». Hasta son capaces de pasearse ellos solos. «Saludaban a todo el mundo y eran muy simpáticos. El señor, siempre muy discreto. No era un hombre muy hablador, pero siempre era muy educado cuando te acercabas a tocar a los perros», abunda. Por ello, la tesitura actual «conmueve».

Implicada la asociación, vecinos del barrio y las propias hermanas de José Luis, trabajan en encontrar una familia que adopte a Bartolo y Pitufina con el día 31 como fecha límite, lo que Lourdes Robles, teniendo en cuenta el plazo que queda, considera «un milagro». Hasta el momento, solamente ha aparecido una chica dispuesta a acogerlos durante el mes de febrero, lo que ampliaría un mes el margen. Mientras, se turnan para prestarles las atenciones pertinentes. «Quiero llevarles un veterinario a la casa para hacerles unas analíticas, para ver cómo están, porque, además, Bartolo tiene epilepsia», relata la presidenta de Solidarias con los Animales.

Ampliar

Los perros aguardan con pena. «Lo están pasando francamente mal. A veces están muy tristes. Es toda una vida con este señor. Un día se fue y no ha vuelto, porque él murió en el hospital. Es muy triste», incide. La asociación se encargaría de gestionar directamente los trámites de la adopción de Bartolo y Pitufina. «Estamos obligados a esto y, encima, somos sus vecinos», resalta, para avanzar que desde la organización van «a seguir moviendo la campaña» hasta encontrar una familia. «¿Cómo se van a quedar estos perros ahora sin nada?».