Los caminos del Señor son inescrutables, pero aún así los feligreses de la parroquia del Santo Ángel Custodio del Zaidín jamás se habían imaginado que acabarían en el Arzobispado para denunciar a su sacerdote y a la orden que gestiona el templo –el Instituto de ... Verbo Encarnado– por presuntos abusos de poder, manejo indebido de dinero, exorcismos y ritos esotéricos profanos sin autorización.
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Pilar García-Trevijano
Muñecas vudú cerca del sagrario, plumas por el suelo y 'rescates' en misa. De lo extraordinario a lo mundano, los feligreses también acusan a la orden de «exprimirles» para sacar donaciones. Como un goteo, algunos piadosos que se acercaban más al IVE abrían los ojos. Algo extraño pasaba en esa unión que tenían con Dios a través de la parroquia.
IDEAL mantuvo un encuentro con tres de los afectados y contaron sus vivencias. El vicario parroquial fue trasladado en julio por la orden, que es conocedora de que el Arzobispado los investiga. Los afectados empezaron a ir a la parroquia o bien porque es la de su barrio, la conocieron a través de la capilla de adoración perpetua (lugar que permite a los fieles prolongar la Eucaristía más allá de la misa porque la hostia queda expuesta), los círculos de oración o la procesión Eucarística. Algunos llegaron incluso a ser miembros de la tercera orden, laicos que son colaboradores estrechos del IVE.
«Es una secta. No son católicos y agradecemos al Arzobispado su investigación». «Abusan mucho de la gente, están siempre pidiendo dinero, creando escrúpulos a nivel espiritual, de conciencia. Se aprovechan sobre todo de las personas mayores para esto. Son muy rígidos. Uno está en la Iglesia para ser más para ser más libre. Era todo lo contrario, acechan a la gente, presionan, manipulan y crean discordia. No puedo llamar padre a ninguno de ellos», comentan. Los perjudicados, que animan a más fieles a denunciar, cuentan episodios de los más rocambolescos.
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«Apareció una muñeca vudú junto al sagrario. La parroquia culpó a una indigente. Ella negó haber puesto a la bruja. A mi el sacerdote me había preguntado dónde había tiendas esotéricas con la excusa de exorcizarlas. Además de esto, ha participado en oraciones de liberación y sanación. Los exorcistas deben estar controlados por la archidiócesis y solo había uno en Granada». «Este hombre estaba obsesionado con el demonio, con lo oscuro y las prácticas satánicas», añade un feligrés.
«A final de mes, juntando facturas, sacaban entre 300 y 500 euros solo de mi familia. Eran una losa pesada. Son muchas personas mayores las que hacían donaciones cuantiosas», considera otro de los denunciantes. La orden tenía también «manía persecutoria». En espacios reducidos criticaban supuestamente a la Iglesia, decían que en la jerarquía estaba vinculada a la masonería. El IVE, intervenido actualmente por el Vaticano, se caracteriza por su desobediencia. Los devotos lamentan que el párroco no intervenía, se quedaba al margen y la orden era conocedora de todos estos hechos.
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Un fraude de domingo
«Un día en misa montó un numerito. Justo cuando daban la comunión, una persona entró como en una especie de ataque y el sacerdote dijo que era una posesión demoníaca. Empezamos a hacerle los primeros auxilios, pero no era eso. El hombre estaba desvariando, hablando decía que éramos seres de luz, que le hablaban los demonios. Fue todo muy raro. Creemos que estaba preparado, que era un fraude», comenta. Los fines de semana la tercera orden se reunía. La «mística y la mastica». Después de los círculos de oración o la misa, tenía lugar en la parroquia un ágape, que los sacerdotes aprovechaban para deslizar ideas políticas afines con la extrema derecha.
Los denunciantes se han visto señalados por la orden. «Utilizan el sacramento de la confesión y la espiritual, que eso es gravísimo, para la manipulación de conciencia. Azuzan también a muchas personas contra nosotros». «Solo queremos que los parroquianos se den cuenta por sí mismos y salgan de ahí. Hay muchos otros templos en el Zaidín que hacen una buena labor», concluyen.
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Una vez trasladado, al exvicario se le había prohibido tener contacto con laicos y administrar sacramentos, al menos hasta que se esclarezcan los hechos. De lo contrario, se expone a ser excomulgado y reducido al estado laical. Le cerraron también el canal de YouTube. Pero empezó a crear perfiles falsos en redes sociales para comunicarse con sus fieles. Los afectados cuentan que incluso abrió otro grupo de difusión de WhatsApp con gente «selecta». Sin embargo, en ese grupo el Padre metió a varios centenares de personas. La última vez que los denunciantes tuvieron contacto con el cura, el hombre estaba en el monasterio de Valvanera, en La Rioja.
Este medio visitó la parroquia la semana pasada. A primera hora de la mañana, a las 9.30 horas, una treintena de personas y un perro escuchaban misa. El templo estaba muy concurrido. Nada más llegar al último banco, un hombre que no vestía hábito entró en el confesionario para observar durante varios minutos qué hacía la persona desconocida. De igual forma, en la Eucaristía un salmo solicitaba la transformación de la Iglesia. Por lo demás, IDEAL no observó nada fuera de lo común.
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Durante varios meses, los afectados que se han animado a hablar han prestado declaración, con una mano en la Biblia, en el Arzobispado. La orden tiene tantos detractores como fanáticos. Este medio se ha puesto de nuevo en contacto con la archidiócesis para conocer su versión de los hechos sin haber obtenido respuesta.
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