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MANUEL VILLAR RASO
Miércoles, 1 de febrero 2006, 01:00
ESTA semana he recibido un regalo inesperado que me ha sacado de la pesadilla de publicar artículos que no pertenecen al ámbito de la creación, que sería lo mío, y que sin duda he escrito con la tensión alta, «apolíptica», la define mi amigo Jesús Lens. Imaginen una situación normal, la consulta de un abogada, un sobre blanco que ustedes encuentran en el suelo al abrir su puerta y que les cita en un despacho, frente a una mujer deslumbrante que les mete en un mundo de pesadilla. Esto ni más ni menos es lo que le sucede a Julio Brito, protagonista de 'Rompecabezas', novela sobre un desempleado que no sabe qué hacer con su vida y sobre un inquietante ángel femenino que le propone buscar a su padre, desaparecido de su vida hace cinco años, los mismos que han pasado desde la muerte de su madre. Con estos ingredientes, Julio Brito emprenderá una búsqueda real y personal que a él como al lector le lleva de cabeza desde una Granada anodina a una Praga mágica y tan aterradora como la Viena del 'Tercer hombre'.
'Rompecabezas' es novela luminosa y sorprendente porque en ella he visto madurar a un autor, Pérez Zúñiga, con un texto en el que lo extraordinario es la feliz conjunción de lenguaje y argumento, que he seguido con especial fascinación en cada detalle, en sus descripciones cuidadas hasta la minucia y en una trama que raya en el rompecabezas, de ahí el título acertado de la obra, título que va tomando sentido cuando el protagonista descubre a otro Julio Brito mayor, su padre, de vida enfangada y misteriosa, y a una mujer no menos inquietante que con engaños lleva al joven Brito a descubrirnos una Praga irreal y fantástica. Entre estas dos ciudades, Granada y Praga, que discurren en la narración al mismo tiempo, el protagonista llegará a conocer la parte más oscura de sí mismo, «y también de nosotros», como dice el propio autor (IDEAL, 8 de enero), así como también su infancia, su pasado y la vida y muerte de su padre en el presente, todo ello en acciones que marchan en tiempos paralelos y que son su gran novedad.
Pues por encima de la trama de estas dos ciudades y de estos dos personajes, padre e hijo, sobresale la sabiduría narrativa de su autor y su talento. La novela no pertenece ni al género negro ni al policiaco, a pesar de su complejo argumento y de los policías que aparecen al final. Tampoco al género realista y de denuncia social, aunque en ella haya mafia, muertos y especulaciones inmobiliarias. Pertenece más bien a un género, que yo llamaría mestizo, con sorprendentes hallazgos literarios que le abren a su autor un huevo entre los renovadores de estos géneros. Es la maestría de su técnica, sus resortes y genio, propios de los grandes autores, lo que a su autor le hace no caer en el esperpento, en la parodia y el sinsentido en el que tantos autores lamentablemente acaban escaldados. En fin, toda una sorpresa en un género que necesita de novelas como ésta.
Rompecabezas, de José María Pérez Zúñiga, ha sido editado por Seix Barral
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