«No estoy picando piedra; mi trabajo es bonito y lo disfruto»
No estamos tan mal | Mariola Cantarero, soprano ·
La soprano granadina, Mariola Canterero, tampoco tiene vacaciones este verano, pero no le importa. Está en un momento dulce, de madurez, en el que valora mucho que haya trabajo y algo de normalidad
Laura Ubago
Granada
Sábado, 7 de agosto 2021, 00:48
Mariola Cantarero disfruta de su madurez artística y personal. Lo de no tener vacaciones se ha convertido en anécdota y ahora, ha dejado atrás ciertos momentos de timidez y se ha lanzado, en todos los sentidos. También en la fusión de estilos, que lucirá en un escenario junto a Marina Heredia en el espectáculo 'Belcante'. Mariola, ahora, sale en la tele, la reconocen por la calle y ha dejado a un lado la seriedad que nunca tuvo para mostrar su lado personal, la soprano tras los focos.
–¿Cómo son los bolos veraniegos de una belcantista? ¿Es de vacaciones o de veranos con lío?
–Bolos... yo no tengo. No sé lo que es, la verdad, yo hago conciertos, recitales... No hay ni más ni menos por ser verano. Mi circuito es muy distinto al flamenco o al del famoseo. De vacaciones no me puedo ir porque a lo mejor están diseminados en el tiempo y te coges tres días y vuelves, o son producciones largas como las de Péssaro (Italia), donde me he pasado dos meses y bueno, allí hay playa y compaginas, el trabajar con el tiempo libre.
–¿Cómo se le presenta este verano?
–Este verano, por ejemplo, tengo mucho trabajo y no sé si en agosto me podré coger algunos días sueltos, porque ahora estoy liada... la semana que viene empieza mi curso que hago ya todos los años en Granada, me voy a San Sebastián que tengo una Boheme y luego en agosto, tengo ensayos con Marina Heredia del espectáculo que estrenaremos en septiembre y conciertos. La normalidad va volviendo de forma relativa porque los aforos no están todavía completos.
–¿Cómo lleva lo de no tener vacaciones al uso?
–Lo llevo bien y ahora mejor que cuando era más joven que decía: no quiero irme... era horroroso (ríe). Ahora con los años valoras que haya trabajo. Date cuenta que yo no estoy picando piedra, es una cosa bonita, lúdica, disfrutas... ahora lo veo con los ojos de madurez.
–¿Cómo se le dice a una persona que desafina que no canta bien?
–El que canta su mal espanta. Cantar es sano y bueno para todo el mundo, canten bien o canten mal. La única cosa es que, si cantan regular, canta en tu ducha que no vas a molestar. Pero cantar tiene que cantar todo el mundo porque eso es terapéutico.
–¿Ha cantado alguna vez en un karaoke?
–Sí, pero de chica, en mi adolescencia. Me gusta, no te digo yo que no, me lo paso bien.
–¿En qué punto de su carrera está? ¿Cuál es el techo?
–Estoy en un momento de madurez, de plenitud, de consciencia completa de lo que es este trabajo. Después de lo que hemos pasado con la pandemia, todo se relativiza y se valora mucho todo, más todavía. Llevo más de 20 años y cuento a partir de esa fecha porque debuté en Italia en el 2000, pero canto desde antes. Ahora mismo estoy recogiendo muchos frutos que yo no sabía que habían madurado. Estoy muy orgullosa de eso. No sabía que yo tenía el peso que tenía, que mi nombre era importante porque una nunca lo piensa. Y no hay techo. Porque el trabajo, el estudio y el esfuerzo nunca terminan en esta profesión: porque lo que hiciste ayer, no vale hoy.
–Parece una disciplina menos tirana con la edad...
–En todas las facetas artísticas siempre la edad es importante, hay gente joven que va empujando y quiere hacerse su sitio. En la ópera hemos visto grandes artistas con edad pero tienes que currártelo mucho. Porque también en la lírica se está imponiendo la moda de la inmediatez, ese consumismo, como la ropa, me dura tres días y cuando me canso, la he tirado. Este trabajo envejece con nosotros porque el instrumento son las cuerdas vocales, también influyen los cambios hormonales, y por eso hay que estar siempre al pie del cañón.
-Ahora que sale en la tele, en el programa Tierra de Talento de Canal Sur... ¿la reconocen?
–Cambia porque te da popularidad pero a mí no me va a salir un contrato porque salga en la tele. Lo que notas más es el calor del público. Gente que a lo mejor no se había acercado nunca a la ópera ni sabía que la gustaba, gracias a programas como Tierra de Talento han descubierto que la lírica y la clásica les atrae. Eso para mí es la recompensa más grande. Es mucho el cariño que recibo de gente que nunca se hubiese acercado a mi mundo.
–¿Le ha costado mucho la parte personal?
–No, quizá la única duda que he tenido es si debo mostrarme tanto. Yo no soy seria y a lo mejor es lo que se espera de una soprano. Soy una profesional y muy alegre, muy jovial. Quizá no soy el estereotipo de una soprano y estoy siendo como soy.
–¿Y la fusión con el flamenco?
–Va a salir una cosa de aquí que... cuidado... (se refiere el espectáculo Belcante que prepara junto a Marina Heredia). Nos metemos en nuestras cosas con respeto máximo... es una miscelánea total. Si te das cuenta el flamenco y el clásico son los dos extremos, las dos caras de una misma moneda y la gente no se va a quedar indiferente. Yo voy a cantar guajiras, ella canciones napolitanas... va a ser sorprendente.
–¿Qué suele hacer cuando le piden que cante algo a capella?
–Pues... ahora bien. Antes lo llevaba mal, es que estoy en un momento maravilloso. Creo que es la edad. Quién pillara los 20 años, dicen... pues yo no quiero volver... antes me daba mucha vergüenza y ahora en cualquier lado me pongo yo a cantar.
–Pues no estamos tan mal... ¿verdad?
–No, no... salvo pérdidas personales, tenemos que pensar que todo se supera, que pasa y que hay que seguir y disfrutar de lo poco o de lo mucho que nos queda. Y sobre todo disfrutar de la cultura, que sin ella, el ser humano no es nada porque es lo que nos alimenta el alma.
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