«Lo que más piden los colegios es formación en educación emocional»

Otro de los aspectos en los que desean incidir son los trastornos alimentarios, como anorexia o bulimia. En este sentido, se ha demostrado que la forma de comunicarse con ellos importa. «A la hora de decirles que coman bien, hay que dejarles claro que es para que se sientan mejor, no porque vayan a engordar. Tiene más impacto», afirma.

Durante las sesiones, los estudiantes son muy participativos. Transmiten sus pensamientos y hacen preguntas. Si la enfermera escolar detecta alguna complicación, los deriva al médico de cabecera, al pediatra o al psicólogo. La coordinación entre administraciones es fundamental.

Las líneas de actuación de las enfermeras escolares son múltiples. A las ya mencionadas hay que añadir otras tan útiles como los primeros auxilios, para que los chicos aprendan a realizar la Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Y como abarcan desde la guardería hasta segundo de Bachillerato, adaptan la enseñanza según el nivel. «A los más pequeños les enseñamos a llamar al 112 por si les pasa algo a sus abuelos cuando están solos con ellos. Cuando lo consiguen con el móvil de plástico que les damos es una satisfacción», concluye orgullosa.