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Una vecina fotografía el lamentable aspecto que presentan las chumberas afectadas por la plaga. RAMÓN L. PÉREZ
La plaga de cochinillas desespera a los vecinos de la Carretera de la Sierra

La plaga de cochinillas desespera a los vecinos de la Carretera de la Sierra

La nube de insectos y el rastro que dejan incordia e irrita a residentes y negocios del distrito Genil de Granada | Buscan una solución para acabar con una «pesadilla» de una noche de verano

PILAR GARCÍA-TREVIJANO

Granada

Domingo, 19 de agosto 2018, 02:53

Es como una peli de miedo en un cine de verano. La plaga de las cochinillas es un manto blanco que se mueve y cubre cada noche la Carretera de la Sierra y causa la desesperación de los vecinos y comerciantes de la zona. Puede parecer nieve, pero en agosto es muy poco probable. Se trata de una plaga de cochinillas del carmín que asola las chumberas características del acceso a la Alhambra. Son unas desagradables moscas blancas que cuando las pisas explotan y dejan un rostro de color carmín, escarlata, malva incluso.

La primera escena empieza al caer el sol. La nube de insectos, atraídos por la luz, invade casas, se cuela por las rendijas, tiñe de rojo la ropa de los transeúntes y adereza la comida de los comensales en las terrazas de los bares. Un horror. La plaga dificulta que la vida de los vecinos se desarrolle con normalidad: «Con el calor que hace no podemos abrir las ventanas, ni tampoco encender la luz de noche. Se pegan a los cristales y lo ocupan todo» explica Inmaculada, vecina de la calle Rauda.

Flash Back. Agosto de 2017. El pasado verano empezó a evidenciarse la enfermedad que afecta a las chumberas. «Fue algo novedoso para nosotros. De la noche a la mañana comenzaron a aparecer una especie de mosquitos que soltaban manchas rojas. Más tarde descubrimos que se trataba de la cochinilla del carmín», afirma María del Pilar.

«La solución que me dieron fue que pusiera mosquiteras»

Inmaculada | Vecina

Las cochinillas se propagan cuando suben las temperaturas. En mayo, con la llegada de la feria, la especie conocida científicamente como 'dactylopius opuntiae' hizo su aparición de nuevo para vestir con lunares malva a los residentes, y no solo en Carretera de la Sierra. La plaga, que utiliza el calor y el viento para extenderse, ha llegado a otras zonas del distrito del Genil, en concreto al Barranco del Abogado y a la vecina localidad de Cenes de la Vega.

La siguiente escena refleja el trabajo de los vecinos por pedir ayuda a las administraciones. «Lo dejamos pasar, pero este año la incidencia de estos bichos es mayor. Llamé al Ayuntamiento en representación de la comunidad y me dijeron que habían recibido bastantes denuncias. Resolvieron mi instancia y me indicaron que me tenía que dirigir a la Junta. Así hice. Llamé, la solución que me dieron fue que pusiera mosquiteras», frunce el entrecejo molesta. «Tengo y no sirven para nada porque las traspasan», sentencia Inmaculada.

Las chumberas

Además de la cochinilla, hay otros protagonistas en este película: las chumberas y los negocios afectados. Desde hace décadas las chumberas han actuado como vallado natural que delimita el patrimonio de la Alhambra. Estos lindes, que brotan con facilidad, resisten la sequía y las condiciones meteorológicas más adversas, están a punto de desaparecer por culpa de estos parásitos que succionan la savia de las pencas de su huésped.

La chumbera, que en su origen fue una planta invasora llegada de América, es una especie amenazada en toda España por este insecto alado, especialmente en las provincias Murcia, Málaga, Almería y Cádiz. «No se trata solo de lo insalubre y molesto que es para los vecinos. Sales por la noche y es una masa. Tienes que sortearlas con la mano para respirar. La plaga está acabando con una insignia de la zona. Este año no han dado ni un solo higo chumbo», aclara Blanca, vecina de Carretera de la Sierra.

«No podemos encender las luces de la terraza porque la gente opta por levantarse e irse»

Curro | Gerente

Los negocios y restaurantes de la zona son otros de los principales perjudicados por el rápido avance de la cochinilla. Curro, propietario del asador que lleva el mismo nombre, teme la repercusión que estos indeseados insectos puedan tener a la larga para su restaurante: «Tenemos muchísimos problemas, sobre todo por la noche. No podemos encender las luces de la terraza y la gente opta por levantarse de las mesas e irse». «Ahora no encendemos todos los focos, pero los clientes no ven para comer. Es un problema gordo».

El restaurante Albanta también ve amenazado uno de sus principales reclamos, el jardín: «Los mosquitos son muy pequeños. Apenas se notan. Cuando tocas se queda todo de un color morado y deja manchas difíciles de quitar. Hemos comprado velas antimosquitos, esperemos que funcionen», cruza los dedos el camarero.

Y, como en toda cinta que se precie, se busca un héroe o heroína, que en este caso no existe. El tratamiento para acabar con la cochinilla es complejo, actualmente no existe ningún producto fitosanitario autorizado en España para su uso En las fases iniciales de la infestación se debe lavar la planta con agua a presión y jabón potásico para eliminar la masa algodonosa que forman los insectos. Sin embargo, si está extendida en chumberas de la vía pública se debe cortar toda la zona afectada y enterrarla para que las ninfas no revivan.

La Junta de Andalucía asesora a los particulares y ayuntamientos que solicitan medidas para solventar los daños ocasionados por la plaga. Las chumberas son una especie exótica por lo que las administraciones no pueden tomar ninguna medida para su protección o fomento. Además, la delegación territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural no tiene suficiencia en la materia porque la plaga se encuentra en tramos urbanos que son competencia del Ayuntamiento. Todos sueñan con una pronta solución. Y nadie quiere una segunda parte de esta película de miedo.

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