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Los portavoces de UP, Antonio Cambril, y Vox, Onofre Miralles, discuten al inicio del pleno. Ramón L. Pérez
El pleno de las tradiciones

El pleno de las tradiciones

Los problemas técnicos y las trifulcas entre los partidos marcan la sesión en una dinámica que se empieza a convertir en habitual este mandato

Pablo Rodríguez

Granada

Sábado, 26 de febrero 2022, 15:17

La capital nazarí es una ciudad de tradiciones y sus políticos, también. De igual forma que los granadinos honran a su patrón de romería, sus representantes públicos hacen lo propio con sus votantes tomando las de Villadiego con la salvedad de que los ciudadanos cumplen año a año y los grupos municipales empiezan a hacerlo con una asiduidad preocupante. Ayer fue el turno del PP y Vox, que se marcharon del pleno en respuesta a unas palabras del portavoz de UP. Antes en el mandato lo hicieron el PSOE o la propia confluencia, lo que revela la extensión de esta práctica.

Poco importa si el mundo está en llamas o si Granada, como quedó probado en el debate, tiene graves problemas para su desarrollo como la falta de conexiones ferroviarias, un Palacio de Congresos con más incumplimientos que eventos o normas urbanísticas desfasadas. Cumplir con las costumbres, también las negativas, es ineludible en la ciudad.

Una agria discusión entre los portavoces de UP y Vox a cuenta de una declaración institucional contra la invasión de Ucrania fue el preámbulo del pleno. La iniciativa decayó antes de nacer a pesar de que no hubo edil que no condenara el ataque al intervenir. Cosas de la política que no la política de las cosas, como diría Luis Salvador.

La sesión cumplió con sus tradiciones buenas, que las hay también, con un minuto de silencio por las víctimas de la violencia machista y la covid. Mucho de lo que vino después fue lo contrario, una oda a las malas costumbres municipales. Por ejemplo, a los fallos técnicos. Estos problemas son consustanciales a la política granadina. Están casi en cada pleno desde mayo de 2020, cuando se estrenó el sistema telemático y los grupos abandonaron el debate por los reiterados errores en lo que fue una exaltación de la tradición.

Los fallos esta vez impidieron seguir los puntos en cuestiones como el modelo de gestión del transporte urbano, que la corporación decidió que se mantuviera en manos privadas como hasta ahora, o la modificación de la ordenanza de plusvalías, que se aprobó sin debate porque Vox no llegó a oír bien al alcalde.

Bronca

Se cumplió también con la tradición de las interrupciones en muchos expedientes, lo que amenazó con hacer descarrilar el debate en varios momentos. Pero el sumun llegó con la moción de UP sobre la creación de una concejalía de Bienestar Animal. La propuesta incluía medidas como que las mascotas puedan viajar en bus o la creación de un número de teléfono para las denuncias ciudadanas de maltrato y abandono animal. El edil popular Carlos Ruiz Cosano rechazó la iniciativa al considerar que hay necesidades más urgentes «en temas como la maternidad o la infancia» e hizo mención a una persona sin hogar que falleció en la calle meses atrás.

A la alusión contestó el portavoz de la confluencia minutos después de que se aprobara la moción, cuando se trataba otro asunto. Antonio Cambril dijo que «en política, como en la vida, la carroñería es una actitud despreciable». Posteriormente añadió que «usar el nombre propio de un señor muerto por cáncer y abandonado en la calle como ha hecho el señor Cosano para negar la mejora de la calidad de vida de los animales es cuanto menos triste». Las palabras provocaron las quejas de los populares, que pidieron su retirada. El edil no lo hizo al considerar que no eran un insulto en ningún caso. Tras mantener un tenso intercambio, los concejales del PP se marcharon e hicieron lo mismo los de Vox.

Fue el epítome de una corporación que se enmendó a sí misma para defender, como no podía ser de otra forma, una de las tradiciones de la ciudad. Fue con la moción de Sebastián Pérez para proteger como BIC al Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, que congrega a miles de granadinos cada Viernes Santo, la primera promovida por un concejal no adscrito en todo el mandato. Una rareza que se resolvió con otra, el apoyo unánime a la propuesta con buenas palabras por parte de todos.

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