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El 30 de diciembre de 2019, el grupo parlamentario del PP en Andalucía presentó una proposición de ley que mencionaba la «extinción y disolución» de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), con sede en Granada, para su integración en el futuro Instituto Andaluz de ... Salud junto con otras entidades públicas. Investigadores, académicos, profesionales del ámbito sanitario y otras 37.500 firmas anónimas en la plataforma web 'Change.org' pidieron a la Junta paralizar este proceso, que el nuevo gobierno andaluz enmarcaba en el objetivo de adelgazar la 'administración paralela'. Un año más tarde, la sombra del cierre vuelve a generar inquietud entre los trabajadores de la Escuela.
Tras aquella movilización, las alarmas se apagaron en febrero de 2020. El Pleno del Parlamento de Andalucía, por iniciativa del PSOE, instó por unanimidad al Consejo de Gobierno a garantizar que la sede de la EASP seguiría siendo Granada. Además, acordó con el apoyo de PSOE y Adelante Andalucía, las abstenciones de PP y Cs y la negativa de Vox pedir al gobierno autonómico que la EASP siguiera manteniendo su identidad, estructura y funciones.
El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, supeditó el futuro de la Escuela al resultado de una auditoría. Los trabajadores tuvieron un respiro hasta el pasado 23 de diciembre. Ese día, según fuentes del comité de empresa, la Consejería de Salud yFamilias informó a la plantilla de su «intención de retomar la creación del Instituto Andaluz de la Salud». Propusieron para ello crear un grupo de discusión.
Y las alarmas en el seno de la plantilla volvieron a activarse. El martes remitieron un comunicado en el que alertaban de que la iniciativa vuelve a poner en riesgo más de 70 alianzas internacionales, así como las labores de investigación, docencia, consultoría y cooperación que promovía la Escuela. Es una cuestión de pérdida de prestigio –denuncian– y repercusión económica en Granada, pero también de incertidumbre para las 162 familias granadinas de empleados de la EASP, con sede en el campus de Cartuja. Todo ello, tras una época en la que el trabajo se ha intensificado con formaciones sobre el coronavirus en las que han participado miles de profesionales sanitarios. Es una muestra más, subrayan fuentes del centro, de la utilidad de la institución.
Una utilidad que ya cubren otras entidades públicas andaluzas, según un documento filtrado a los trabajadores al que ha tenido acceso IDEAL. El texto finaliza así: «En relación con las conclusiones expuestas recomendamos que se replantee la continuidad de la EASP como sociedad anónima y se proceda al cese de su actividad, extinción de la entidad y traspaso de recursos y actividades a las entidades que proponemos en el punto 1) anterior:FPS, FIBAO e IAAP».
Esta página pertenece, siempre según fuentes del comité de empresa, a un informe provisional de la auditoría que Intervención General de la Junta encargó a la consultora Ernst&Young. Las primeras páginas del documento hacen «muy buena valoración de la labor de la EASP, recogiendo solo cuestiones menores a mejorar». Sin embargo, incluye una página «anexa» en la que se sugiere la «desintegración» de la Escuela para delegar sus funciones de formación y consultoría en la Fundación Progreso y Salud, y las de investigación entre Progreso y Salud y la Fundación para la Investigación Biosanitaria de Andalucía Oriental.
El comité de empresa habla de una «manipulación intencionada» y denuncia «posibles irregularidades muy graves». Argumentan que esas conclusiones no están justificadas en las páginas previas y están recogidas «sin epígrafe y firmadas nominalmente», lo que hace sospechar a la plantilla de que se trata de consideraciones añadidas «a medida para responder a los intereses de la Consejería». El profesor y exdirector de la EASP Joan Carles March va más allá:considera que se trata de sugerencias «dictadas» por la Junta. Creen que en el informe no hay una comparativa con otras instituciones que justifique la disolución y resaltan que es la única que trabaja desde un punto de vista multidisciplinar, con prestigio mundial y utilidad demostrada, en especial, en los últimos meses.
La Escuela ha planteado alegaciones. El documento, en poder de esta redacción y remitido a Intervención General por la directora de la Escuela,Blanca Fernández-Capel, señala en una de sus 42 páginas: «Entendemos que no se aportan razones que justifiquen esas conclusiones, que dichas conclusiones son absolutamente equívocas, que tienen un marcado interés diferente al del estricta finalidad del informe auditor y que trasciende absolutamente del encargo del trabajo».
Sobre las críticas de los trabajadores, fuentes de la Consejería de Salud se remiten al apoyo manifestado en su última visita a Granada por el consejero, Jesús Aguirre. La directora de la EASP, Blanca Fernández-Capel, lanza un mensaje de tranquilidad a los trabajadores:la Escuela no se irá de Granada a Sevilla ni cambiará de nombre. «La Escuela seguirá siendo la Escuela».
Ejemplifica la labor desarrollada durante los últimos meses y la venidera con un anuncio:la EASP asumirá la escuela de Medicina del Trabajo de la Universidad de Granada. Es solo uno de los muchos convenios en marcha.
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