pepe marín

La policía verde en busca de la huella del fuego

Los agentes de medio ambiente se encargan de investigar los delitos contra el medio natural. Solo en este año han trabajado ya en 87 incendios forestales para saber su causa

Lunes, 3 de octubre 2022, 00:07

La inspección ocular cuando hay un homicidio o se ha cometido un robo es determinante. La obtención de huellas, restos de sangre o el ADN suelen ser las pesquisas iniciales a partir de las cuales los investigadores policiales arrancan su trabajo para determinar quién está ... detrás de un homicidio o un robo. La montaña, la masa forestal y cualquier espacio natural de esta provincia son el campo de trabajo de los cien efectivos de medio ambiente operativos en Granada, todos tienen rango de agentes de la autoridad como cualquier policía, y su trabajo es fundamental para encontrar los indicios de cualquier acto delictivo contra el medio ambiente. Solo el 10% de esta plantilla está compuesto por mujeres.

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Investigan todo tipo de delitos medioambientales, concretamente la parte material de estas infracciones, ellos no detienen a nadie pero su trabajo suele ser determinante para arrestar al autor de un hecho delictivo contra la naturaleza. «Una vez elaborado el informe pertinente se le da traslado al juez y al Seprona de la Guardia Civil o a la Policía Adscrita de la Comunidad Autónoma», según Antonio S., coordinador adjunto provincial de los agentes de medio ambiente. Su trabajo es como el de cualquier guardia civil o policía nacional en busca de un delito, pero acotado al medio natural y buscando las causas materiales. Son los 'Sherlock Holmes' de la montaña.

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Esta policía de los espacios naturales dispone de una brigada de investigación de incendios forestales, BIIF, encargada de buscar las causas originarias de un incendio. Este año han ardido ya más de 5.800 hectáreas de masa forestal en Granada. «Somos los primeros en llegar al lugar para encontrar donde se ha iniciado el fuego, es muy importante. De esta forma disponemos del máximo de pruebas posibles antes de que esos indicios puedan ser contaminados o borrados de la zona», señala Juan Pablo, agente de la BIIF de Granada. El reciente incendio de Los Guájares, el del Cerro de San Miguel –también este año– el de Lújar en 2015, detrás de cada uno de ellos ha habido una pareja de agentes de medio ambiente en busca del origen del fuego. Y todos los casos resueltos.

La dilatada experiencia de este cuerpo les permite encontrar la colilla que ha provocado un incendio, saber si un trozo diminuto de cable de un tendido eléctrico está detrás del fuego, e incluso si un rayo incrustado en el subsuelo puede comenzar a quemar las raíces de un árbol y propagar las llamas al resto de masa forestal, como ha ocurrido en alguna ocasión. «Hay mucha experiencia detrás para ver cómo un fuego se ha comportado y sacar conclusiones», comenta Javier, otro de estos agentes. El pasado 29 de agosto dos incendios forestales y un conato (no quema ni una hectárea) «fueron provocados por rayos», pero con el riesgo de que incendiaron casi hectáreas de dos parques naturales.

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En busca de pruebas

Estos policías del medio natural no llevan armas de fuego. Disponen de herramientas importantes para determinar las características meteorológicas, la incidencia de los rayos caídos, la tipología forestal de la zona, imágenes por satélite y después el trabajo de campo desplegado en la zona. «Primero tratamos de encontrar el lugar de origen del fuego y después incidimos en las evidencias físicas, buscamos pruebas materiales, recogemos testimonios personales y por último trabajamos en nuestro informe pericial», advierte Javier. Ninguno de estos policías del monte quiere dar su identidad completa para evitar problemas con quienes cometen delitos medioambientales, simplemente, por seguridad.

Incidir en cuál ha sido la causa de un incendio «nos aporta muchísima información útil de cara a trabajar en la prevención de fuegos forestales». Estos agentes de medio ambiente disponen de una nutrida base de datos interconectada con la Consejería de Medio Ambiente y con el Ministerio homólogo. «Todos los años investigamos una media de 100 a 150 incendios forestales», advierte JuanJosé, otro de los agentes consultados. Esos trabajos de campo acumulan muchos datos y después sirven, principalmente, para conocer comportamientos negligentes y trabajar mejor en campañas de sensibilización.

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«Hace más de una década que vimos cómo en la zona de los Montes Orientales se generaban demasiados incendios forestales por prácticas negligentes de la gente. Hoy es de las zonas menos afectadas porque se ha trabajado mucho en las localidades en materia de prevención», explica el coordinador adjunto de estos agentes en la provincia.

Repartida

Esta policía de la naturaleza está repartida por toda la provincia. Sus agentes conocen el medio natural de la provincia como la palma de su mano, cada uno en su demarcación. No solo se ocupan del apartado de incendios, sino del furtivismo, venenos utilizados para cazar animales, vertidos ilegales en acuíferos y un amplio elenco de competencias en el medio natural que los convierten en demasiados pocos para cubrir tanto trabajo.

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Hace cinco años eran 1.300 agentes en Andalucía y hoy apenas suman 700, pese al notable aumento de competencias asumidas. «Somos los ojos humanos en el medio natural de Granada», subraya JuanPablo. Muchas veces sus funciones se solapan con las propias del Seprona de la Guardia Civil o de la Policía Adscrita a la Junta de Andalucía. Son los grandes desconocidos cuyo trabajo es fundamental para otros cuerpos policiales. Si no existieran habría que inventarlos.

Esta policía verde, por el color de su uniforme y por el medio en el que trabaja, busca las huellas del fuego y de cualquier otro delito medioambiental y cuenta sus informes por centenares cada año. «Atendemos muchos delitos medioambientales, aunque es cierto que cada vez hay más concienciación social». El último gran trabajo de estos agentes ha sido elaborar el informe del incendio de Los Guájares, el mayor siniestro forestal de este siglo XXI en Granada.

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