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Los hospitales de la provincia no han podido retomar con normalidad su actividad quirúrgica tras las fiestas navideñas. El problema tiene nombre de letra griega: ómicron. La variante del SARS-CoV-2 procedente de Sudáfrica es tan contagiosa que ha provocado la peor ola de ... la pandemia en cuanto al número de infecciones.
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Y aunque se dice de ella que es menos grave que las cepas anteriores, lo cierto es que un mes después de que se notificara su primer caso la ocupación en los hospitales se ha multiplicado por seis. Se ha pasado de los 46 pacientes que había el pasado 15 de diciembre, a los 290 de ayer, según la última actualización efectuada por la Junta de Andalucía.
Una vez pasado el periodo vacacional y ante un panorama que no pinta nada bien, los principales hospitales de la provincia no han reactivado con normalidad parte de sus operaciones menos urgentes. «Estamos muy lejos de los peores momentos de la pandemia, pero lógicamente algunos servicios se están viendo afectados por la presión de esta ola», explicaron fuentes sanitarias consultadas por este periódico.
Los principales problemas se localizan en los centros de la capital. Son los más grandes y los que hacen frente, por tanto, a una mayor carga asistencial. Actualmente, el hospital Virgen de las Nieves tiene seis salas de hospitalización dedicadas a la atención de los pacientes con coronavirus. Son 184 personas, según informes de ocupación a los que ha tenido acceso este periódico. Es el hospital de Granada en el que hay más personas infectadas. Al otro lado de la ciudad, el Clínico San Cecilio mantiene a otras 89 camas ocupadas por gente con covid. También en salas completamente aisladas y cuya atención supone un quebranto lógico para la organización de los servicios.
En los comarcales hay menos pacientes, pero la afectación es parecida. Al menos en lo que respecta al hospital de Motril, que está posponiendo ya operaciones que no son de cariz urgente, según fuentes consultadas por este periódico. En Baza, por su parte, se roza el récord de pacientes de la pandemia. Hay una decena, aunque no está causando mucho perjuicio, pues su cartera de servicios es más limitada.
Esta es la situación actual y la que ha abocado a estos hospitales a acompasar la actividad quirúrgica con el ritmo que marca el virus. Así llevan haciéndolo toda la pandemia. Los datos facilitados por la Delegación territorial de Salud hablan de que actualmente las operaciones están recortadas un 30%. Se realizan siete intervenciones, de las diez que podrían hacerse si las condiciones no fueran las actuales. Lo que no afecta a la cirugía urgente, cardiaca, oncológica y a los trasplantes, que nunca, ni en los peores momentos de esta crisis sanitaria, se han dejado de realizar.
El virus está dañando sobre todo a la programada, que se está agendando, como se ha dicho, por debajo de la capacidad máxima que tienen los centros. Según Salud, las operaciones no se cancelan, pero sí se aplaza su fecha hasta nueva orden. Los planes de contingencia de cada centro son los que protocolizan una respuesta que está pautada semanalmente. A más ocupación, menos operaciones. Las primeras que se reducen son las que requieren ingreso hospitalario y las que se encuentran dentro del decreto de garantías con plazos de 180 y 120 días como, por ejemplo, la intervención para quitar las amígdalas y las vegetaciones.
Precisamente es la que está esperando la hija de cuatro años de Antonia. «Mi pequeña tiene amigdalitis crónica y le tienen que quitar las amígdalas. Lo que me dijeron la semana pasada en el Clínico San Cecilio es que por el tipo de intervención que requería, la obligación era operarla en un plazo de cuatro meses, pero me advirtió que, tal y como está la cosa, era posible que tuviéramos que esperar más», relata esta mujer, consciente de la situación en la que está el sistema sanitario a consecuencia del SARS-CoV-2.
La buena noticia es que las vacunas funcionan. No están siendo capaces de frenar la cadena de contagios, pero sí reducen la seriedad del cuadro infectivo. Esto mejora el pronóstico de un tipo de paciente hospitalizado que en la actualidad no ingresa tanto como antes en las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Aunque la ocupación en estas áreas se ha triplicado en el último mes, pasando de diez a 30 pacientes, la situación es más favorable que en otras olas en las que llegó a haber más de un centenar.La importancia de estas áreas es clave para que en los hospitales se pueda operar con relativa normalidad. No obstante, en lo peor de la pandemia los centros llegaron a echar mano de las unidades de reanimación postanestésica para doblar las camas para críticos. Hoy por suerte no está haciendo falta hacerlo, lo que favorece a la actividad quirúrgica.
El problema es que nadie sabe qué le espera a estos centros sanitarios a la vuelta de la esquina. Los planes de contingencia hospitalarios están preparados para cualquier situación. Sea mejor o peor. Tras dos años, lo único bueno es que ya hay experiencia y se han superado cinco olas.
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