Motín en Neurotraumatología

Un preso finge una dolencia para ir al hospital en Granada y 70 familiares intentan que se fugue

Según fuentes consultadas por este periódico, todo comenzó con el arresto del individuo, al que le constaban numerosos antecedentes policiales y diversas órdenes de busca y captura por robos violentos o lesiones, entre otros. La Policía Nacional, que le seguía la pista desde hace tiempo, logró capturarlo y lo trasladó a sus calabozos. Una vez allí, el detenido se quejó de que sufría unas supuestas lesiones y reclamó ser atendido en un centro hospitalario, tal y como han confirmado fuentes del propio Cuerpo.

Los agentes lo escoltaron en el vehículo policial y, al llegar, comprobaron que unos 70 familiares estaban esperándolo. Para impedir que accedieran al interior y le ayudaran a escapar, los policías accedieron al centro por una puerta trasera y establecieron un cordón de seguridad. El peligro de fuga era evidente, así que solicitaron refuerzos y varios agentes acudieron a prestar apoyo, según ha podido saber este periódico. Testigos de los hechos indican que algunos «llevaban espráis pimienta» e incluso llegaron a usarlos. «Fue un espectáculo, una locura», añaden.

El arrestado fue atendido por profesionales sanitarios de un hematoma, un esguince en la rodilla y un hombro dislocado. Se lo colocaron en su sitio y la atención se dio por finalizada. Sin embargo, a los pocos segundos comprobaron como él mismo se volvió a dislocar el hombro a propósito. Lo hizo hasta tres veces. Asimismo, exigía dormir esa noche en el hospital y ser anestesiado. Según comprobaron los agentes después, su plan era fugarse con la ayuda de su familia.

Ante la insólita situación que estaban viviendo, el personal sanitario comprobó exhaustivamente su historial médico. Curiosamente, ya había sido atendido en numerosas ocasiones por un hombro que no se le salía solo; él mismo lo hacía con una facilidad pasmosa. Al percatarse de lo que estaba ocurriendo, el detenido comenzó a increpar a los profesionales sanitarios, sin importarle la presencia de los agentes que en todo momento le estuvieron vigilando.

Presuntamente virtió contra ellos graves amenazas. Según fuentes a las que ha tenido acceso este periódico, les dijo, por ejemplo, que para él trabajaban «más de 500 personas, muchos de ellos con Kalashnikov», que irían a por ellos. La violencia verbal estuvo también dirigida a uno de los policías nacionales, a los que, tal y como señalan las mismas fuentes, les dijo que les tenía que «reventar» y que pagaría a gente para «joderles la vida»..

Finalmente, la Policía Nacional logró llevárselo de vuelta a sus dependencias. Está a la espera de pasar a disposición judicial. Fuentes consultadas confirman a IDEAL que las medidas de control para futuros traslados de este preso serán «extremas», ya que temen que la familia vuelva a intentar un motín.