Nadie quiere pisar la cárcel, pero en el caso de hacerlo, hay muchas formas de pasar el tiempo dentro. Actividades deportivas, manualidades, lectura… El Centro penitenciario de Albolote, el que más presos tiene de Andalucía, se esfuerza por lograr la reinserción completa de los internos ... en la sociedad. Una de las grandes bazas con las que juega es la educación. A través de los libros muchos de ellos consiguen cambiar de rumbo y, al salir, empiezan de nuevo. De los aproximadamente 1.300 internos que actualmente hay en la cárcel granadina, un tercio estudia formación básica, mientras que un 0,01% cursa estudios universitarios, según informan desde el centro.
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La educación se divide en varios niveles. Cuentan con una clase de alfabetización para aquellas personas que no saben leer y escribir, así como formación equivalente a Primaria y Secundaria. 428 presos están matriculados en alguno de ellos. El centro también ofrece un aula de informática y otra de español para extranjeros, con nivel principiante y avanzado. En cuanto al inglés, se imparte un nivel básico, pero en caso de que haya suficiente demanda y cualificación se realiza la preparación para el B1 y personal de la Escuela de Idiomas acude a examinarlos. El año pasado dos presos se prepararon para este examen, pero este año no hay ninguno.
Iluminada Madrid es una de las profesoras de Secundaria. Lleva siete cursos en la institución y explica que «continuamente» reciben solicitudes para matricularse. «Rellenan una instancia en la que indican los estudios que tienen y lo que quieren cursar, también hay Bachillerato y títulos universitarios. Les hacemos una prueba de nivel y el profesorado les asigna el nivel que les corresponde», detalla.
Las clases se imparten en aulas de lunes a viernes, en dos turnos. El primero, masculino, agrupa del módulo 1 al 6, y el segundo, mixto, del 7 al 14. Queda excluido el módulo terapéutico y el de aislamiento, ya que los docentes se trasladan para dar allí las clases. «Trabajamos en coordinación con el aula de formación, porque hay cursos en los que exigen tener la ESO. Si alguien supera el nivel básico puede pasar a estudiar otra cosa. La última convocatoria ha sido un éxito, de 58 personas que se presentaron, 23 han aprobado todos los ámbitos. Es un dato muy bueno», asegura la profesora.
Inmaculada afronta cada curso en Albolote como «un reto personal». Señala que se trata de un sistema de enseñanza «muy particular» en el que en ocasiones se deja de lado lo académico para trabajar el aspecto personal. «Es muy gratificante, aunque yo soy la que enseña lo que me estoy llevando de esta experiencia para mí se queda. No todo es positivo, pero me gusta trabajar aquí, me pone en acción. Tengo que buscar recursos diferentes, ya que no es lo mismo dar clase a adultos en la calle que aquí. El trabajo afectivo es muy importante, mejorar las relaciones sociales e interesarte por ellos. A veces eso les lleva a sacarse el graduado», concluye la docente.
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Los que cuentan con graduado en Secundaria pueden seguir formándose a través del Bachillerato, el acceso a la Universidad para mayores de 25 o 45 años o distintos cursos. Hay 18 presos matriculados para el acceso a la Universidad, cuyas pruebas se acaban de realizar. «Había más, pero cuando llegan los exámenes algunos van desistiendo», resalta Juan Antonio Puerta, gestor de formación en la Cárcel de Albolote. Para prepararse cuentan con tutorías de Lengua, Inglés y Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales. Pueden elegir otros idiomas para examinarse, como francés o alemán, pero no es común.
También acaban de finalizar los exámenes de los que estudian grados a través de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) -profesionales se trasladan hasta la cárcel para realizar las pruebas-. En total, son 13 los presos matriculados en carreras como Sociología, Filosofía, Trabajo Social, Psicología, Derecho o Administración y Dirección de Empresas (ADE), entre otras. Todos ellos están becados, siempre que su rendimiento académico sea el adecuado. «Instituciones Penitenciarias tiene un convenio con la UNED. Para la beca deben aprobar el 80% de las asignaturas en las que están matriculados. Si no, se les quita al año siguiente. Siempre les digo que deben aprovecharlo, es un privilegio», apostilla Juan Antonio Puerta.
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El gestor de formación indica que los presos no pueden escoger carreras prácticas, ya que eso implicaría salir del centro. Utilizan para sus estudios la plataforma aLF en los ordenadores cedidos por la UNED bajo la supervisión de asesores. «Algunos cogen muchas asignaturas y luego no llegan. El consejo es que elijan con perspectiva lo que pueden estudiar y preparar, porque si no rinden pierden la beca», añade el trabajador.
La Prisión de Albolote ofrece igualmente cursos de distinta tipología, que incluyen carpintería, tapicería, cocina, panadería o peluquería. Algunos pueden ponerlos en práctica en la misma cárcel, según indica Juan Antonio Puerta. «Si por ejemplo hacen un curso de cocina y hay un puesto disponible en la cocina de aquí pueden trabajar y ser remunerados», afirma. Una amplia variedad de titulaciones y cursos con un solo fin: reconducir a los presos a través de la educación.
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Los que cuentan con graduado en Secundaria pueden seguir formándose a través del Bachillerato, el acceso a la Universidad para mayores de 25 o 45 años o distintos cursos. Hay 18 presos matriculados para el acceso a la Universidad, cuyas pruebas se realizaron recientemente. «Había más, pero cuando llegan los exámenes algunos van desistiendo», resalta Juan Antonio Puerta, gestor de formación en la Cárcel de Albolote. Para prepararse cuentan con tutorías de Lengua, Inglés y Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales. Pueden elegir otros idiomas para examinarse, como francés o alemán, pero no es común.
También acaban de finalizar los exámenes de los que estudian grados a través de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) –profesionales se trasladan hasta la cárcel para realizar las pruebas-. En total, son 13 los presos matriculados en carreras como Sociología, Filosofía, Trabajo Social, Psicología, Derecho o Administración y Dirección de Empresas (ADE), entre otras. Todos ellos están becados, siempre que su rendimiento académico sea el adecuado. «Instituciones Penitenciarias tiene un convenio con la UNED. Para la beca deben aprobar el 80% de las asignaturas en las que están matriculados. Si no, se les quita al año siguiente. Siempre les digo que deben aprovecharlo, es un privilegio», apostilla Juan Antonio Puerta.
El gestor de formación indica que los presos no pueden escoger carreras prácticas, ya que eso implicaría salir del centro. Utilizan para sus estudios la plataforma aLF en los ordenadores cedidos por la UNED bajo la supervisión de asesores. «Algunos cogen muchas asignaturas y luego no llegan. El consejo es que elijan con perspectiva lo que pueden estudiar y preparar, porque si no rinden pierden la beca», añade el trabajador.
Cursos
La Prisión de Albolote ofrece igualmente cursos de distinta tipología, que incluyen carpintería, tapicería, cocina, panadería o peluquería. Algunos pueden ponerlos en práctica en la misma cárcel, según indica Juan Antonio Puerta. «Si por ejemplo hacen un curso de cocina y hay un puesto disponible en la cocina de aquí pueden trabajar y ser remunerados», afirma. Una amplia variedad de titulaciones y cursos con un solo fin: reconducir a los presos a través de la educación.
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