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-¿Le molestan las esposas?
-Sí.
-Se las van a aflojar un poco.
Con esta breve conversación entre la magistrada de la Audiencia de Granada Aurora González Niño y Abel M., el presunto autor material del asesinato de Miguel Giménez el 6 de ... abril de 2016 en una nave de Atarfe donde tenía un plantación 'indoor' de marihuana, ha arrancado esta mañana su interrogatorio. A continuación, uno de los agentes de Policía Nacional que lo custodiaban en el banquillo, que comparte con sus dos presuntos encubridores, se levantó y aflojó sus grilletes para que tuviera un poco más de movilidad en las manos.
A partir de ahí, Abel, con cierto gesto de alivio, inició ante el jurado popular que decidirá su futuro una declaración en la que se mostró contundente a la hora de negar ser quien dio los nueve golpes que recibió en la cabeza la víctima con la culata de una pistola y, por supuesto, quien descerrajó los seis disparos que lo remataron. Su cadáver apareció mes y medio después dentro del maletero de su Audi, que había sido estacionado en una calle de Huelva. «Yo no he tenido una pistola en mi vida», garantizó. «Si a él lo mataron en la nave yo no lo sé, yo no lo he visto», añadió.
Abel se desvinculó así completamente del brutal asesinato por el que se enfrenta a 18 años de prisión. «Era como mi hermano», llegó a decir sobre el finado. Con el fiscal y la acusación particular que ejerce la madre de la víctima, mantuvo en todo momento una actitud defensiva. «Usted quiere que me contradiga con las preguntas para que el jurado crea que estoy mintiendo», reprochó al fiscal en un momento dado.
Ante el tono exaltado de las respuestas que estaba dando al abogado de la familia de la víctima, José Ángel Plaza, que eleva su petición de condena para él a 27 años, el presunto asesino fue llamado al orden. «Está levantando la voz. Tenemos que guardar las apariencias, las formas y, sobre todo, la educación», le advirtió su señoría.
Abel, cuya defensa solicita la libre absolución por considerar que no hay ninguna prueba de cargo contra él, se desvinculó también rechazó tener relación con la plantación de marihuana que supuestamente lo motivó.
La víctima, según el acusado, era amigo suyo de toda la vida. «Si le digo la verdad, nuestra amistad no se deterioró sinceramente nunca», expresó el procesado, que tildó de «invención» las supuestas rencillas y desavenencias surgidas entre ambos y que habrían desembocado en crimen. «Nunca hemos llegado a las manos ni nada», zanjó.
Vestido con una chaqueta de estilo universitario bordada en la espalda y el pelo totalmente rapado, el procesado garantizó que el negocio de la 'maría' para el que se había alquilado la nave de Atarfe que luego se convirtió en escenario del crimen era únicamente de la víctima, pues cuando suyo que aquel espacio iba a destinarse a ese tipo de cultivo, no quiso participar.
Abel admitió que el contrato de la nave se hizo a su nombre porque inicialmente Miguel le propuso tener un negocio de pladur. «Cuando montamos el pladur y decidió meter la marihuana yo me quité de enmedio», indicó. Sin embargo, reconoció que en su casa tenía una plantación propia.
El presunto asesino llegó a relatar un supuesto enfrentamiento violento ocurrido en 2015 en Barcelona y protagonizado por la víctima, a quien su defensa relacionó con «asuntos turbios» para tratar de demostrar que tenía enemigos. «A él lo querían matar; hubo un tiroteo con una gente», apuntó, tras insistir en que no sabía cuándo fue la muerte de Miguel. «Ustedes dicen que fue el 6 de abril pero yo no tengo ni idea».
Sobre el día en que las acusaciones fijan el asesinato, el acusado, según dijo, mantuvo un encuentro con el arrendador de la nave por la mañana para pagarle el alquiler. Luego, por la tarde, estuvo en su casa viendo un partido de fútbol. Negó además tener llaves del recinto.
El fiscal cree que los otros dos acusados, José D. y Eric J., fueron quienes picaron con un martillo compresor el suelo de hormigón donde fue el asesinato para borrar los restos de sangre, pero Abel aseguró que ese suelo se había picado «en marzo» porque Miguel quería habilitar aquella zona de la nave como estancia para poner a una persona a vigilar la plantación.
Cuando Miguel bajaba a Granada solía ir a ver a Abel, según señaló, antes de precisar que la última vez que habían coincidido fue en Reyes. «Ya después no lo vi más». Momentos después, el acusado comunicó a la magistrada que ya no iba a responder a ninguna pregunta más de la acusación particular.
Durante el turno de las defensas, hubo un pequeño receso porque un miembro del jurado necesitaba ausentarse. En ese momento, Abel le preguntó a la magistrada si podía fumarse un cigarro. Su señoría le miró extrañada: «¿Cómo va a fumarse un cigarro aquí dentro?« Ni fuera ni dentro; no le dejó.
Hoy también estaban previstas las declaraciones de los otros dos acusados, que siempre han negado haber participado en los hechos. A uno de ellos, José D., la acusación particupar también lo acusa por asesinato, pues cree que tuvo una participación directa. Los tres se encuentran en situación de prisión provisional. El juicio, para que el están señaladas diez sesiones, continuará mañana.
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