Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Yenalia Huertas y M. Victoria Cobo
Granada
Domingo, 15 de enero 2023, 23:35
José Miguel Castillo Higueras salió temprano de su casa aquel 23 de enero de 2022. Iba ataviado con una gorra, característica en él, y una bandolera. Caminaba por San Antón en dirección a Recogidas a primera hora de la mañana, cuando un joven se fijó ... en él. En la media hora siguiente, entre las 07.30 de la mañana y las 08.02 horas, el que fuera concejal de Cultura de la capital sufrió dos brutales agresiones que le costaron la vida.
Noticias Relacionadas
Yenalia Huertas M. Victoria Cobo
Así se detalla en el auto de apertura de juicio por el procedimiento del tribunal del jurado, dictado por el Juzgado de Instrucción 4, al que ha tenido acceso este periódico. Entre las pruebas se constata que el acusado dejó hasta 16 muestras de su ADN en la ropa del fallecido, huellas de un registro exhaustivo para robarle.
En el escrito se reconstruyen los hechos por los que se acusa al único detenido, Y. B., de un delito de homicidio agravado y un robo con violencia.
En el auto judicial se recopilan las pruebas en las que se sustenta la acusación y que incluyen grabaciones de cámaras de seguridad de varios establecimientos, así como de los dispositivos de tráfico del Ayuntamiento. Además, constan en la investigación las declaraciones de al menos tres testigos que en algún momento de esos treinta minutos se cruzaron con víctima o agresor.
En esa reconstrucción de los hechos ocurridos en esa mañana de enero se desvela que el presunto homicida de Castillo Higueras se cruzó con él en calle San Antón, poco después de que el exedil hubiera salido de su casa. Al parecer, el agresor circulaba por la otra acera y se fijó en el hombre, de 74 años. Desde ese momento, no pierde de vista a su víctima. El primer encontronazo se produce tras cruzarse con él. Según recoge el auto judicial, el detenido «con ánimo de enriquecerse económicamente y de forma injusta y sorpresiva le agredió (...) provocando así la caída de éste al suelo, lugar donde quedó aturdido por el golpe que presumiblemente le propinó en la cara». Según la grabación de una de las cámaras de seguridad aportada a la investigación, el presunto homicida aprovecha un ángulo muerto, un recodo en el que no se le ve para propinar el primer golpe a su víctima, al que se acercó de forma apresurada.
.
Tras esa primera agresión, el acusado del crimen le arrebata la bandolera y la gorra que portaba el exconcejal. Se toma unos minutos, como pueden deducir los investigadores por las grabaciones de que disponen.El golpe había dejado aturdido y desorientado en el suelo a Castillo Higueras. Hasta el punto de que no es capaz de comunicar lo que le ha pasado.
El golpe había dejado aturdido y desorientado en el suelo a Castillo Higueras. Hasta el punto de que no es capaz de comunicar lo que le ha pasado.
Estando tendido en el suelo, pasa por la zona en coche una pareja unos minutos después. Ellos no presencian la agresión. Él, guardia civil fuera de servicio, se acerca a socorrer al hombre. Lo ve tumbado y junto a él se encuentran dos personas, uno es el acusado. Describe al sujeto, que «vestía anorak color rojo con capucha, pantalón azul vaquero, zapatillas deportivas blancas y gorro de lana negro portando mascarilla». Cuando este testigo lo ve, se está alejando del lugar al ver que se acerca un coche. El agente se percata de que José Miguel tiene una «herida superficial que no sangraba en su mejilla izquierda compatible con un puñetazo», según recoge el auto judicial.
El guardia civil se acerca al hombre que está tendido en el suelo y los dos sujetos que están allí, entre ellos el acusado, le ayudan a incorporarlo. Y. B. le agarra por el brazo y Castillo Higueras se pone en pie. El agente se percata de que no lleva en ese momento ni la gorra ni la bandolera con la que le captan las cámaras apenas unos minutos antes. El exconcejal, aturdido, no es capaz de comunicar lo que le ha pasado y se aleja andando «con paso titubeante por la calle San Antón hacia arriba en dirección a calle Recogidas. Este testigo, que aporta datos cruciales, observa cómo el joven Y. B. se queda en la acera de la izquierda de calle San Antón «recogiendo una chaqueta de color oscuro» que había allí cerca y que aseguró que era suya. Posteriormente sigue el mismo camino que el exedil. En ese momento se cruzan con otra testigo, una mujer que está corriendo a esa hora de la mañana. Ella ve también el abrigo negro y la bandolera en el suelo.
El acusado recoge esos dos objetos antes de reanudar la marcha. Pero el botín no le resulta suficiente y sigue a su víctima durante más de media hora, como acreditan las distintas grabaciones con las que contaron los investigadores.
En esa reconstrucción de los hechos, se cuenta también con el testimonio del dueño de un establecimiento del que era cliente habitual Castillo Higueras, que se sorprende de que no lo salude al pasar, lo que le hace dudar incluso de que fuera él.
Tras la primera agresión, el único detenido por la muerte de Castillo Higueras se coloca encima el abrigo negro para camuflar un poco su apariencia mientras acecha al hombre durante muchos minutos. En ese recorrido le captan las cámaras de varios establecimientos comerciales, horas de imágenes que los investigadores de la Policía Nacional revisaron al detalle para incorporarlos a las diligencias.
Gracias a esas imágenes se puede reconstruir incluso el camino que siguieron víctima y agresor durante esos fatídicos 30 minutos. El auto recoge el momento de la agresión mortal, que quedó registrado en una de esas grabaciones. «En torno a las 7.58 horas (unas imágenes de un establecimiento) reflejan a Y. B. justo detrás de él y cómo aprovechando que en esas calles estrechas no discurrían viandantes a esa hora se colocó al lado de D. José Miguel C. a la altura de la intersección con la calle Padre Alcover indicándole tras preguntarle sobre algo que pasase al callejón estrecho y oscuro sin apenas tráfico ni viandantes dada la ausencia de comercios y la hora, callejón en el que durante unos segundos caminó junto a la víctima». Tras acompañarlo en paralelo durante unos minutos, como atestiguan varias grabaciones, se quitó la chaqueta negra que se había colocado encima, «se colocó en el ángulo que eligió delante de éste y preparó su puño y su brazo derecho, retrotrayéndolos hacia atrás para coger impulso o inercia y de forma completamente sorpresiva, con una fuerza desmesurada golpeó en el rostro a D. José Miguel». El hombre no hizo ademán de oponer defensa, por tener ya sus facultades mermadas debido a la primera agresión que sufrió a manos del mismo joven y «dada la vulnerabilidad al ser una persona de 74 años de edad».
Todo esto hizo que cayera de espaldas y a plomo, golpeándose la parte posterior de la cabeza contra el suelo en un traumatismo de gravedad. Después de esta segunda agresión el acusado de homicidio agravado se tomó su tiempo en registrar a conciencia al hombre, indefenso. Le registró los bolsillos de la chaqueta, pantalones y camisa para robarle todas sus pertenencias, incluido un teléfono móvil.
En esta fría maniobra y sin perjuicio de lo que se acredite posteriormente en el juicio, es cuando Y. B. dejó hasta 16 rastros de ADN en la ropa del exconcejal, muestras genéticas que pudo acreditar la Policía Nacional y que llevaron hasta la detención de este sujeto dos meses después. Esas marcas de ADN fueron cruciales, junto a los testigos y las cámaras, para el arresto de este joven que fue apresado el 23 de marzo.
.
Se encontraba en una casa okupada en el Realejo, en la que se había escondido. Castillo Higueras fue trasladado al hospital, pero moriría horas después de la brutal agresión que sufrió en la calle.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.